Investigadores de varios laboratorios nacionales europeos han advertido en un artículo científico que en la Unión Europea no se había vivido una situación así desde hace una década y señalan los efectos de la pandemia y la guerra de Ucrania
Alertan de un incremento de la rabia en animales silvestres de Europa central y del este
Investigadores de varios laboratorios nacionales europeos han advertido en un artículo científico que en la Unión Europea no se había vivido una situación así desde hace una década y señalan los efectos de la pandemia y la guerra de Ucrania
Francisco Ramón López - 10-11-2023 - 14:00 H - min.
La implementación de campañas de vacunación oral contra la rabia (ORV) coordinadas, estandarizadas y sostenidas en grandes áreas llevó a la casi eliminación de la rabia en animales silvestres del territorio de la Unión Europea (UE) a principios de 2020.
De hecho, el número de casos en el territorio de la UE cayó de alrededor de 13.000 casos en 1990 a menos de 10 casos durante el período 2017-2019. Desafortunadamente, desde 2020, el territorio de la UE se ha enfrentado a dos importantes eventos de reaparición de lyssavirus (el género al que pertenece el virus de la rabia) en animales silvestres no voladores, la conocida como rabia selvática.
Un grupo de investigadores de la Agencia Francesa de Seguridad y Salud Alimentaria, Ambiental y Ocupacional (ANSES), laboratorio europeo de referencia de la rabia, junto a investigadores de instituciones de los laboratorios nacionales de Hungría, Polonia, Eslovaquia, Ucrania, Rumania y Moldavia ha analizado en un artículo la situación.
El objetivo es presentar estos dos eventos epidemiológicos y analizar la importancia y los desafíos de mantener los programas ORV y los cinturones inmunológicos a largo plazo, particularmente en un contexto complicado de pandemia que afecta la organización de las sociedades humanas y de conflictos geopolíticos.
Así, explican que el primer brote de rabia en animales silvestres de este periodo se produjo en 2021 y 2022 en Polonia, en la provincia del Voivodato de Mazovia, con la variante de Europa Central, mientras que el segundo, que afectó a Rumanía, Hungría y Eslovaquia, aumentó considerablemente a finales de 2022 y afectó al Norte. En este caso con la variante de Europa del Este.
Los autores apuntan que Hungría y Eslovaquia, que no registraron un solo caso durante 5 a 7 años, respectivamente, enfrentaron nuevos brotes de rabia en 2022. “Europa Central y Oriental experimentó en un período de dos años dos reapariciones distintivas de rabia selvática”, advierten.
“El resurgimiento de 2021 en Polonia y a finales de 2022 en Hungría y Eslovaquia y el empeoramiento de la situación en Rumania pusieron de relieve la importancia crucial de los programas de vacunación sostenibles a largo plazo para llegar y mantener zonas libres de rabia, y la importancia de mantener Programas de cooperación con países fronterizos endémicos”, sostienen.
Las medidas de control de la implementación de vacunación oral de la rabia también son un punto importante para garantizar que no se produzcan problemas en los programas. “En países con programas ORV dentro de la UE, por ejemplo, todos los lotes de vacunas orales utilizados se analizan previamente para verificar el título del cebo. Ninguno de los títulos analizados estos últimos años ha resultado no conforme”, señalan.
En este sentido, remarcan que un año y medio de interrupción de los programas ORV de la UE ha llevado peligrosamente a Rumanía “a una situación sanitaria decreciente en lo que respecta a la rabia”.
“El territorio de la UE no había experimentado una situación así desde hacía una década”, insisten. De hecho, subrayan que la rápida renovación de las poblaciones de animales salvajes (los zorros rojos salvajes tienen una esperanza de vida de 1 a 3 años) no permite interrumpir las campañas de vacunación.
Esta interrupción, explican, trae rápidamente una proporción no despreciable de individuos juveniles a la población del reservorio. “Estos zorros juveniles no están expuestos a ninguna exposición y, por lo tanto, son muy susceptibles a la infección y también son propensos a la dispersión de la rabia debido a su comportamiento de dispersión otoñal”, indican.
Por otro lado, los autores admiten que, como en otras partes del mundo, el sistema europeo de control de la rabia también se ha visto afectado por la pandemia de Covid-19 que ha desestabilizado las sociedades humanas y su organización y probablemente ha provocado perturbaciones en la vigilancia de la rabia animal y su sistema de control.
“Los sucesivos confinamientos de poblaciones humanas probablemente limitaron la vigilancia de las enfermedades de los animales salvajes en el campo. Los conflictos geopolíticos posteriores que afectaron a Ucrania, entre otros, hicieron casi imposible los vuelos de aviones en las fronteras necesarios para distribuir cebos de vacunas orales”, destacan.
En este sentido, apuntan que la guerra, incluidos los bombardeos, los ataques aéreos y los movimientos de personas, puede haber atemorizado a los animales, incluidos aquellos que potencialmente estaban incubando la rabia, que abandonaron sus hábitats en busca de otros más seguros, aumentando el riesgo de propagación del virus de la rabia.
“El resurgimiento de la rabia en Hungría y Eslovaquia recuerda la importancia de mantener un cinturón inmunológico suficientemente amplio a lo largo de los países endémicos fronterizos. Así, los anteriores programas de cooperación ORV han permitido mantener un cinturón inmunológico de al menos 150 km de ancho, ancho que ha demostrado su eficacia en años anteriores”, defienden
Por todo ello, consideran que la cooperación y la asistencia mutua entre los países con rabia endémica y los países limítrofes libres (o casi libres) son de suma importancia para alcanzar y mantener áreas libres de rabia y para apoyar a los países endémicos “en el camino tortuoso pero alcanzable hacia la eliminación de la rabia”.