Un artículo científico que describe dos casos clínicos de enfermedad de Aujeszky en dos perros de caza del País Vasco hace referencia a un repunte de casos desde finales del año 2022 a comienzos del año 2023
Alertan sobre el incremento de casos de enfermedad de Aujeszky en perros del norte de España
Un artículo científico que describe dos casos clínicos de enfermedad de Aujeszky en dos perros de caza del País Vasco hace referencia a un repunte de casos desde finales del año 2022 a comienzos del año 2023
Francisco Ramón López - 02-11-2023 - 11:43 H - min.
La enfermedad de Aujeszky (EA) está causada por el herpesvirus porcino tipo I (familia Herpesviridae, subfamilia Alphaherpesvirinae). Su reservorio y afectación principal es en suidos (cerdo y jabalí) y puede afectar a una gran variedad de vertebrados: bovinos, ovino, perros, gatos, cabras, pollos, mapaches, zarigüeyas, mofetas, roedores, conejos, cobayas y, raramente, caballos.
El periodo de incubación en perros es de 2 a 9 días. El cuadro es similar entre los caninos, sin embargo, difiere ligeramente del de suidos. Así, en perros, el signo clínico principal es el prurito, sobre todo facial.
También suelen presentar disnea, vómitos, diarrea hemorrágica, edema, ataxia y espasmos musculares. La muerte suele tener lugar aproximadamente a las 48 horas del inicio de los signos clínicos por un cuadro neuropatológico fatal, aunque también se ha descrito muerte sin clínica cardinal en caninos.
A pesar de la vigilancia en suidos como enfermedad de declaración obligatoria, en caninos todavía no está normalizada su vigilancia y es difícil encontrar datos sobre la incidencia exacta. En este sentido, el veterinario Humberto Nogueira ha publicado en la revista científica de la Asociación de Veterinarios de Pequeños Animales (Avepa) un artículo que recoge 2 casos clínicos de perros afectados en el País Vasco.
Se trata de dos casos en perros de caza, con sospecha de contagio por contacto con jabalíes. Los dos casos se identificaron en la provincia de Álava en el País Vasco, en municipios diferentes y con 2 meses de diferencia, entre noviembre de 2022 y enero de 2023.
El primer caso fue una perra de raza grifón belga de 3 años de edad que se presentó en noviembre de 2022. La perra mostró un inicio agudo de apatía y sialorrea sin signos clínicos relevantes previos. No constaban otros antecedentes patológicos ni tratamientos de interés.
El segundo caso fue un perro mestizo de galgo y villano de 3 años y medio de edad que se presentó en enero de 2023 con un cuadro de excitación grave, ataxia, gemidos y sialorrea intensa. No presentaba antecedentes ni tratamientos previos.
“Nos gustaría alertar sobre el incremento de casos de EA en perros en el Norte de España y, finalmente, incidir en la importancia de aportar información útil para investigaciones posteriores sobre el desarrollo y la progresión de la EA en perros en la región”, advierte.
La cabeza (cadáver) muestra una extensa área de alopecia por rascado
En los casos clínicos, el veterinario explica que, debido al rápido desenlace y a la sintomatología clínica, ataxia con sialorrea, primero se plantearon como causa etiológica tanto la rabia como el moquillo, que fueron descartados por estar correctamente vacunados.
Posteriormente, dada la presencia de alopecia generada por el prurito en la cabeza y zona peribucal, se barajó un posible contacto con procesionaria del pino que fue finalmente descartado. El origen tóxico también fue descartado por ausencia de ingesta de sustancias nocivas previamente.
“El marcado prurito, la sialorrea, los signos clínicos neurológicos y la rápida evolución de estos hicieron sospechar de EA como el diagnóstico más probable”, remarca. Y es que en este punto señala que la EA ocasiona lesiones de rascado intenso sobre todo en la zona facial, ya que suele ser su principal puerta de entrada.
Por otro lado, apunta que la sialorrea o ptialismo se considera la excesiva salivación y “uno de los signos cardinales de la EA, presente en los dos casos presentados con gran intensidad y cuyo mecanismo patogénico no está del todo claro”.
Ante la rápida progresión hasta la muerte (uno de ellos por eutanasia), se solicitó la realización de PCR para EA y necropsia al Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario (NEIKER). En la PCR resultaron positivos el caso 1 y 2, con hallazgos anatomopatológicos compatibles con dicha enfermedad.
Edema de la mucosa labial (rascado) en el caso 2
Se llegó a investigar un tercer caso relacionado con el caso 2 por haber estado en la misma batida y en otra posterior; sin embargo, la sospecha fue por muerte súbita y erosiones en la piel, siendo la PCR negativa, si bien con hallazgos anatomopatológicos compatibles para EA. “La muerte sin signos previos también ha sido descrita en la bibliografía”, destaca Nogueira.
El veterinario subraya que la fuente de contagio de EA en caninos suele producirse durante la caza, que ya ha sido descrita en la bibliografía. “Concretamente, los casos presentados en este artículo tienen como origen dos batidas en la región norte de Álava, pero en las proximidades de Parques Naturales diferentes. El primero en noviembre de 2022 y el otro en enero de 2023”, indica.
En este sentido, resalta que la caza suele ser una actividad invernal, por lo que veterinarios deberían estar atentos a la llegada de pacientes con posible clínica neurológica, prurito y sialorrea y antecedentes de actividad cinegética.
El diagnóstico de EA puede establecerse por identificación del agente mediante aislamiento del virus, técnicas inmunohistoquímicas, PCR o test serológicos mediante el método ELISA. Para ello, las muestras deben tomarse del cerebro, tonsila o secreciones de la zona nasofaríngea.
“Dada la letalidad de esta enfermedad, tanto el aislamiento del virus como la PCR son más frecuentemente utilizadas en casos letales (como sería el caso de los caninos), mientras que la serología se usa principalmente para estudiar la enfermedad en su forma latente, sobre todo en suidos y, muy puntualmente, en perros. También podrían realizarse genotipados para poder conglomerar los casos”, explica.
Finalmente, el veterinario recuerda que España es un país con afición a la caza y con una gran cantidad de perros con dicha aptitud. “De esta forma, este repunte de casos desde finales del año 2022 a comienzos del año 2023 supone un pico extraordinario en la cornisa norte y pone en alerta tanto a dueños como a profesionales veterinarios y la administración”, afirma.
Esto, defiende “demuestra la necesidad de tener protocolos establecidos para su correcta confirmación y prevención en términos de Salud Animal”. Para ello, considera clave la notificación en la vigilancia epidemiológica.
“Las autoridades deberían valorar la posibilidad de crear una red nacional o autonómica para reportar casos en caninos. Por otro lado, se debería educar a los dueños de perros de caza en los signos clínicos principales de la EA para su correcto diagnóstico precoz”, concluye.