La plaga de procesionaria, que puede ser mortal para los perros, se está adelantando cada vez más debido a los efectos del cambio climático
Advierten que las altas temperaturas han provocado que la plaga de procesionaria llegue en invierno
La plaga de procesionaria, que puede ser mortal para los perros, se está adelantando cada vez más debido a los efectos del cambio climático
Redacción - 02-02-2024 - 13:17 H - min.
Este arranque de 2024 está siendo anormalmente cálido en España, con temperaturas en algunos casos de más de 30 grados, lo que ha dado el pistoletazo de salida a la aparición de la plaga de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) en pleno mes de enero.
Ante esta situación, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) ha alertado a las Administraciones locales de la importancia de contemplar entre sus actuaciones imprescindibles campañas de prevención anuales que se ejecuten en la temporada de otoño, y que contribuyan a minimizar los perjudiciales efectos de esta plaga.
Así se expresa el director general de esta Asociación, Jorge Galván, quien señala que han comprobado que la plaga de procesionaria se está adelantando cada vez más debido a los efectos del cambio climático.
“Es imprescindible que seamos nosotros quienes nos adelantemos a los peligros que esto puede llegar a ocasionar. Y más teniendo en cuenta el progresivo aumento de las restricciones legales a nivel europeo de los productos biocidas que se venían aplicando para la gestión de esta plaga”.
En este sentido, Galván apuesta firmemente por la prevención por cuanto que, además, afirma, “a día de hoy, si se quiere actuar sobre una plaga de procesionaria del pino ya activa, el único método químico aplicable en ámbito urbano permitido por ley que existe es la endoterapia”.
Desde Anecpla advierten que apenas un mínimo contacto con la oruga procesionaria puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas.
“Ni siquiera es necesario el contacto directo con las orugas”, especifica Galván, que advierte que “tan solo con el roce de uno de sus pelos (que estos insectos lanzan como estrategia de defensa al sentirse amenazadas) es suficiente para provocar irritaciones y alergias, especialmente si éstos alcanzan los ojos”.
Estos pelos se denominan tricomas y se calcula que cada individuo posee alrededor de 500.000, listos para ejercer de dardos envenenados en el momento en sientan que se encuentran en peligro.
“Un mínimo contacto con ellos puede generar desde dermatitis a lesiones oculares, pasando por urticarias y reacciones alérgicas debido a la liberación de histamina. En el caso de los animales de compañía, especialmente de los perros, este contacto puede llegar incluso a provocar su muerte”, alerta el director general de Anecpla.