Una veterinaria que trabaja en un centro de "bajo coste" reflexiona sobre cómo el exceso de veterinarios y la competencia que lleva aparejada ha creado un ambiente de tensión y enfrentamiento entre clínicas
“Una clínica cercana dice a sus clientes que cosemos con hilo de pescar”
Una veterinaria que trabaja en un centro de "bajo coste" reflexiona sobre cómo el exceso de veterinarios y la competencia que lleva aparejada ha creado un ambiente de tensión y enfrentamiento entre clínicas
Francisco Ramón López -
24-10-2019 - 16:01 H - min.
El análisis de mercado de la consultora Veterinary Management Studies correspondiente a 2018 estimaba que en España había el año pasado 5.364 clínicas veterinarias en las que trabajaban 12.800 veterinarios.
Este informe señalaba, además, que el 36% de estas clínicas son regentadas por un solo veterinario, y apuntaba que a cada centro veterinario español le corresponden 1.755 mascotas, por debajo de otros países europeos como Reino Unido, que cuenta con 3.975 animales de compañía por clínica.
Fruto de esta saturación han surgido clínicas que tratan de competir por precio con las clínicas convencionales. Ángeles, una veterinaria de 40 años que trabaja en una de estas clínicas en una ciudad de España de más de 200.000 habitantes, ha explicado su situación a Animal’s Health, y como la competitividad generada por el exceso de veterinarios termina generando presión y creando mal ambiente en el sector.
“Lo he notado en la clínica privada muchísimo, más aún en un centro de bajo coste”, explica, aunque afirma que su caso se puede extrapolar a las clínicas de un perfil concreto: centros pequeños, con veterinarios sin especialización que, además, no cuentan con apenas equipamiento, por lo que tratan de competir por precio en una serie de servicios concretos.
La veterinaria explica que en la clínica en la que trabaja se limitan a esterilizar, vacunar y poner el microchip, sobre todo a animales provenientes de protectoras o con propietarios que no se pueden permitir pagar más.
“Mal ambiente creo que hay en general entre todos los veterinarios, como en otras profesiones”, apunta, pero añade que “una cosa es que lo haya de puertas adentro, pero otra es que llegue a los propietarios de los pacientes”.
Así, apunta que cuando, por alguna razón, alguno de los clientes que han acudido a su clínica tienen que recurrir a otra convencional, los veterinarios “se explayan”. “Una clínica cercana ha llegado a decir que cosemos con hilo de pescar o que contaminamos a los animales con la anestesia”, señala.
Este tipo de actitudes, defiende, deberían de estar penadas por el código deontológico, sobre todo porque estas críticas “de puertas para afuera” hacen daño a la profesión. Aunque admite que esto tampoco serviría para mucho.
Este tipo de actitud, de tensión y enfrentamiento debido a la competencia, apunta la veterinaria, dificulta crear un frente común en el sector veterinario para reclamar medidas, como podría ser la futura manifestación nacional veterinaria del 17 de noviembre.
“AQUÍ UN VETERINARIO NO VALE NADA”
“Los veterinarios no especializados no somos el problema”, señala Ángeles, que apunta al exceso de facultades como causante de la situación. Un panorama insostenible comúnmente criticado por el sector veterinario.
Esto termina generando que haya también una saturación de clínicas para el número de animales de compañía que hay en el país. “Todo el mundo termina la carrera y se pone por su cuenta”, lamenta.
“Aquí un veterinario no vale nada. Como hay 13 facultades de veterinaria si se marcha uno hay tres esperando”, insiste, y señala que esta es también la principal razón de que los veterinarios de pequeños animales estén tan mal pagados y tengan tan malas condiciones laborales.
Y es que Ángeles critica que el sueldo más común de muchos de sus compañeros es de algo más de 900 euros “por 40 horas semanales teóricas, que luego nunca son 40”. “Todo esto con las urgencias aparte”, añade. Todo ello, la veterinaria considera que no va paliarse con el convenio colectivo estatal de clínicas que se está redactando. “No lo veo”, concluye.