Confiemos en nuestro sistema inmunitario
José-Marín Sánchez Murillo - 04-04-2020 - 12:40 H - min.
Presidente del Ilustre Colegios de Veterinarios de Badajoz
Soy veterinario y desde hace treinta años trabajo en un laboratorio oficial, dedicado al diagnóstico de enfermedades que afectan a los animales, muchas de las cuales se transmiten a las personas.
A lo largo de mi etapa profesional he vivido varias epizootias animales (lo que sería el equivalente a epidemias en medicina humana) con cierre de fronteras, zonas de aislamiento, control férreo del movimiento de ganado y establecimiento de líneas rojas.
Es la primera vez que me veo inmerso en una gran pandemia - humana - y no he podido evitar hacer comparaciones con los métodos de lucha, control y a veces erradicación empleados en ciertas enfermedades animales.
En esa comparación todo me parece tan distinto, cuando debiera ser tan igual. Sinceramente y aunque en las altas esferas no cuenten con nosotros, creo que los veterinarios estamos más acostumbrados a estas situaciones de crisis.
De nuevo, hemos constatado de manera muy evidente, que la medicina humana está cimentada sobre una base puramente asistencial, curar es lo que da éxitos y titulares. La prevención no suena y cuando algo no suena o no se escribe, es como si no existiera.
Piensen por un momento en los trasplantes de órganos, algo tan maravilloso que nos pone los pelos de punta. Seguro que nadie se ha parado a pensar que muchos de esos trasplantes se podían haber evitado con simples políticas preventivas. Por cierto, ¿saben por qué la Organización Nacional de Trasplantes funciona tan bien? La respuesta es fácil, está gestionada por un equipo de personas capaces y actúa a nivel nacional (Centralizado) coordinando a todas las Comunidades Autónomas y Hospitales.
Con esto engancho directamente con el hecho de que, en esta crisis, cada gobierno autonómico ha querido hacer la guerra por su cuenta, demostrando una vez más la debilidad de la Administración Central, desmantelada paulatinamente por la cesión de competencias en favor de las Autonomías. Nunca se debieron haber transferido las competencias en Sanidad o al menos las de Salud Púbica.
En Veterinaria decimos que las enfermedades entran a cuatro patas, en este caso a dos, y en cualquier caso no entienden de fronteras. En esta grave crisis he echado en falta que no se haya hecho uso de los Laboratorios de Sanidad Animal a nivel nacional, acostumbrados a procesar diariamente miles de muestras con profesionales perfectamente cualificados. En otro orden de cosas, también echo de menos el empleo masivo de técnicas serológicas, aquellas que buscan anticuerpos y miden nuestro estado inmunitario, más aún cuando disponemos de los medios diagnósticos y facilidad para la obtención de muestras. Hubiera sido muy interesante saber cuántas personas han estado en contacto con el virus y han generado anticuerpos. Eso nos habría ayudado a saber qué niveles de inmunidad de grupo (colectiva) existe en nuestro país, lo que nosotros llamamos inmunidad de rebaño.
Quiero que sepan que todavía quedan cientos, miles de personas que no se han infectado. Queda por ver las medidas que se tomarán por parte de la Administración para que ese contagio sea lo más escalonado posible y de esta manera los hospitales se sientan más aliviados y puedan atender a los pacientes con “normalidad” y por ende disminuya el número de muertos.
Pensemos que, a falta de vacunas y sin tratamiento específico, solo niveles de protección inmunitaria adecuados pueden frenar la enfermedad y eso significa que paulatinamente nos tendremos que ir infectando, hasta alcanzar una inmunidad protectora suficiente. No sabría decir el tanto por ciento de inmunidad colectiva que haría falta para controlar la enfermedad.
Como ya se ha escrito en los medios de comunicación, España es uno de los países con mayor número de infectados, por lo que los expertos han pronosticado que seremos de los primeros en salir de esta grave situación. Por la misma razón y dentro de España, en Madrid y el resto de comunidades más afectadas, ocurrirá lo mismo. Por todo esto, actuemos con racionalidad, tomemos las medidas lógicas de higiene y prevención (especialmente con nuestros mayores) y confiemos en nuestro sistema inmunitario, que una vez pasada la situación de estallido de la enfermedad, los nuevos infectados serán un goteo fácilmente controlable por el sistema sanitario nacional. Paciencia amigos y tomemos nota de lo que cuenta “el libro rojo” de Carl Gustav Jung: “….aquel año me privaron de la primavera, y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente. Me había llevado la primavera dentro de mí y nadie nunca más habría podido quitármela”.