MARTES, 5 de noviembre 2024

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MASCOTAS

Volver del veterinario puede afectar a la convivencia entre gatos

Expertos veterinarios advierten que, de no manejarse correctamente, la vuelta del veterinario puede convertirse en una experiencia que marque negativamente a gatos que convivan juntos

Volver del veterinario puede afectar a la convivencia entre gatos

Volver del veterinario puede afectar a la convivencia entre gatos

Expertos veterinarios advierten que, de no manejarse correctamente, la vuelta del veterinario puede convertirse en una experiencia que marque negativamente a gatos que convivan juntos

Redacción - 22-07-2019 - 13:37 H - min.

Llevar a un gato al veterinario puede traducirse en una serie de problemas con el animal, ya que, en ocasiones, no se siguen las prácticas de manejo adecuadas, lo que desemboca en episodios de estrés y agresividad en las clínicas por parte del animal.

Así lo indican algunos expertos en etología veterinaria desde Etolia, quienes señalan que, al llevar al gato al veterinario, se le hace pasar “por muchos acontecimientos desagradables para su personalidad y forma de vida”.

“Lo introducimos en un transportín al que en la mayoría de ocasiones no está habituado, lo sacamos de casa (su territorio), lo ponemos en contacto con estímulos visuales y sonoros desconocidos o amenazantes, y lo que es peor, llegamos al veterinario donde tiene que esperar rodeado de perros y gente desconocida, le pinchan o le hacen manipulaciones dolorosas en un sitio donde se pueden oler las feromonas de alarma que han dejado otros congéneres que han pasado previamente por allí, y en el peor de los casos, lo dejan hospitalizado”, apuntan.

Todas estas experiencias desagradables para el gato no quedan en la clínica veterinaria, sino que, vuelven con el animal a casa. Aunque en los casos en los que el gato viva solo, sin otro compañero felino, la vuelta a casa resultará un evento placentero, en caso de que el animal viva acompañado de otro gato pude constituir una experiencia “muy traumática”, según indican desde Etolia.

Y es que, según señalan los expertos en etología veterinaria, la vuelta del veterinario puede convertirse en una experiencia que marque negativamente para siempre la relación entre gatos que convivan juntos. “El estrés que porta el gato convaleciente y los olores extraños de los que se ha impregnado, así como elementos extraños como collares isabelinos, pueden hacer que el gato residente reaccione con miedo y agresividad, dando paso a un problema de agresividad entre los gatos que habrá que resolver con un especialista”, apuntan.

Además, los gatos no tienen fase de reconciliación después de la lucha, con lo que tendrán que ser los propietarios los que tengan que trabajar para que los animales vuelvan a tolerarse, ya que los felinos no van a hacer nada por sí mismos.

Para sobrellevar estos problemas, los etólogos recomiendan seguir una serie de pasos tales como ubicar al gato recién llegado con su transportín en una habitación cerrada donde tenga todo lo que necesita: comida, agua, bandeja de arena, rascador y juguetes.

Asimismo, recomiendan dejar abierta la puerta del transportín, para que el gato salga de este cuando considere oportuno, puesto que no se debe forzar al gato a salir. Así, durante las primeras 24 horas, los propietarios deben observar la actitud de ambos gatos, para comprobar que todo es normal: comen y beben con normalidad, utilizan la arena, se acicalan, no hay bufidos, ni siseos, ni gruñidos hacia el otro, ni posturas de tensión.

Si las reacciones son adecuadas, al día siguiente de volver del veterinario se podrá coger una toalla o trapo y frotarla por la cara del gato que vino de la clínica, para presentársela al otro gato y comprobar si su reacción es normal.

Por último, los etólogos recomiendan que los gatos establezcan contacto visual mientras comen algo “apetitoso” en la misma habitación, pero separados a una distancia prudencial. Si se identifica algún síntoma de estrés en cualquiera de los pasos citados, se recomienda establecer un protocolo completo de reintroducción, para lo cual desde Etolia aconsejan ponerse en contacto con un especialista veterinario en comportamiento.

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