El perro sufría poliuria/polidipsia y pérdida de peso como resultado de la ingesta de hormonas tiroideas presentes en un alimento para mascotas a base de carne cruda
Veterinarios tratan a un perro con tirotoxicosis por una dieta de carne cruda
El perro sufría poliuria/polidipsia y pérdida de peso como resultado de la ingesta de hormonas tiroideas presentes en un alimento para mascotas a base de carne cruda
Francisco Ramón López -
27-08-2024 - 09:44 H - min.
Un equipo de veterinarios de la Universidad de Utretch ha compartido el caso clínico de un perro con tirotoxicosis como resultado de la administración a largo plazo de un alimento para mascotas a base de carne cruda con tejido tiroideo.
La tirotoxicosis consiste en un estado de concentración circulante excesiva de hormonas tiroideas que causa alteraciones clínicas y bioquímicas. Las causas pueden ser endógenas, como el hipertiroidismo, pero también exógenas, pues el trastorno puede ser inducido por la ingesta crónica de hormonas tiroideas.
Algunos ejemplos de fuentes exógenas de hormonas tiroideas son los medicamentos o suplementos que contienen L-tiroxina junto con alimentos que contienen tejido de la glándula tiroides.
En lo que respecta a la tirotoxicosis exógena canina, hasta ahora se ha documentado en un número limitado de informes. En su mayor parte, se ha descubierto que los casos registrados de tirotoxicosis exógena están relacionados con la dieta y se asocian predominantemente, aunque no exclusivamente, con el consumo de productos a base de carne cruda.
La contaminación de la dieta con hormonas tiroideas se produce por la inclusión de tejido laríngeo con glándulas tiroideas adheridas en productos alimenticios para animales de compañía.
De hecho, aunque su uso está prohibido legalmente en alimentos humanos, los esófagos y las tráqueas se aceptan actualmente como materias primas para la fabricación de alimentos para mascotas.
En el caso clínico, un bull terrier macho castrado de 7 años de edad fue llevado a la Clínica de Animales de Compañía de la Universidad de Utrecht por un historial de 5 meses de poliuria/polidipsia, jadeo, inquietud y pérdida de peso a pesar de tener buen apetito.
El examen físico reveló hipertermia, polipnea, taquicardia y un leve desajuste, mientras que los análisis de sangre y orina de rutina no arrojaron resultados destacables. Finalmente se sospechó tirotoxicosis exógena en función de los resultados de las pruebas de función tiroidea, junto con la tomografía computarizada con contraste y la gammagrafía nuclear de la glándula tiroides, que mostraron concentraciones séricas elevadas de T4 y una concentración muy baja de hormona estimulante de la tiroides (TSH) en ausencia de tumores tiroideos.
Los análisis histológicos y biomédicos de la dieta del perro identificaron que era la fuente probable de hormonas tiroideas. La confirmación del diagnóstico se logró mediante la transición del perro a un nuevo alimento, lo que estuvo acompañado de una remisión rápida y completa de los signos clínicos.
En el tratamiento se sugirió cambiar la dieta cruda del perro a un alimento extruido completo y equilibrado destinado a perros adultos, pero el propietario denegó el consentimiento debido a su desconfianza hacia los alimentos para mascotas producidos industrialmente. Finalmente, se recetó otra dieta cruda, que también se sometió a una prueba de T4 para determinar que el contenido de hormona tiroidea estaba dentro del rango de referencia.
Sesenta días después de iniciar el nuevo régimen dietético, el perro fue llevado a la clínica para una visita de seguimiento, durante la cual se repitió la prueba del panel de función tiroidea y la gammagrafía nuclear.
Las actualizaciones de la historia clínica revelaron que la poliuria/polidipsia y la inquietud se habían resuelto, y el examen físico registró un mayor peso corporal (22,8 kg) y una temperatura corporal más baja (39,5 °C) en comparación con el control anterior.
“Siempre que se sospeche la ingesta de una fuente exógena de hormonas tiroideas, se debe considerar la evaluación del contenido de hormona tiroidea en la comida del paciente (independientemente de que se trate de un producto a base de carne cruda o de una dieta industrial estándar)”, defienden los autores.
Por último, indican que, aunque las investigaciones publicadas hasta la fecha han demostrado que la interrupción de la alimentación adulterada por sí sola puede inducir la resolución de la enfermedad, la regulación de la ingesta de determinados nutrientes (p. ej., yodo, selenio, vitamina B1) podría acelerar la recuperación clínica.