Desde el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de Avepa analizan en un nuevo artículo todo lo relativo a las llamadas “clases para cachorros”
Los veterinarios responden: ¿Son necesarias las clases de socialización para cachorros?
Desde el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de Avepa analizan en un nuevo artículo todo lo relativo a las llamadas “clases para cachorros”
Redacción -
06-05-2024 - 14:00 H - min.
El Grupo de Medicina del Comportamiento (Gemca) de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa) ha publicado un nuevo artículo elaborado por el veterinario Enric Prats Pons que se titula ‘Clases para cachorros: ¿qué son y por qué debería participar tu cachorro?’.
Prats indica que hoy en día los problemas de comportamiento constituyen uno de los principales motivos de abandono de animales de compañía. Por ello, su prevención y el diagnóstico precoz constituyen un objetivo prioritario en el ámbito veterinario. Dentro de esas medidas de prevención, se enmarcan las llamadas “clases para cachorros”, que el experto analiza en detalle en su artículo.
En relación con la prevención de los problemas de comportamiento, apunta, resulta esencial entender lo que ocurre durante el periodo de socialización, que se define como un periodo sensible en el desarrollo conductual del cachorro, en el cual el ambiente ejerce un efecto intenso y duradero sobre el comportamiento posterior del individuo.
Este periodo, explica, abarca aproximadamente desde las 3 semanas hasta las 12-14 semanas. El inicio coincide con la maduración sensorial y la adquisición de capacidad motora por parte del cachorro, lo que le permite interaccionar con el entorno que le rodea.
“Cabe destacar que, durante este periodo, ocurren dos hechos fundamentales desde el punto de vista del comportamiento”, señala, destacando así el desarrollo de respuestas anticipatorias como resultado de una mayor capacidad para atender al entorno; y la capacidad para formar relaciones sociales con sus congéneres y con otros animales, incluidas las personas.
El fin del periodo de socialización lo marca la maduración de la respuesta de miedo hacia los estímulos desconocidos. En realidad, indica Prats, esta respuesta hacia ruidos fuertes o entornos desconocidos, comienza a aparecer hacia la quinta semana, haciéndose más intensa conforme se llega al final del periodo.
“Diversos estudios muestran que en los cachorros que no han sido expuestos a personas antes de las 14 semanas de edad, dichas respuestas de miedo pueden volverse permanentes, impidiendo la formación de relaciones normales con los humanos”, indica.
Por ello, subraya que, si los cachorros son expuestos a personas, estímulos diversos y nuevas experiencias desde las primeras etapas del período de socialización, estos se vuelven menos temerosos hacia los entornos desconocidos y muestran mayores conductas de acercamiento hacia los humanos, permitiendo el desarrollo y mantenimiento de relaciones a largo plazo con estos.
“En relación con todo lo expuesto previamente, los profesionales de las clínicas veterinarias deberían desempeñar un papel primordial a la hora de apoyar este aprendizaje. Para tal propósito, uno de los principales recursos existentes son las clases para cachorros”, destaca Prats en su artículo.
Las clases de socialización para cachorros, explica, son una “oportunidad ideal para presentarles, de forma segura y no amenazante, una variedad enorme de estímulos como: sonidos, objetos, diferentes superficies para caminar, una amplia variedad de personas (niños, adultos de ambos sexos, ancianos) y otros cachorros”.
Además, añade que estas clases son un espacio perfecto para informarse sobre un correcto cuidado y manejo de las mascotas, la prevención de problemas de conducta comunes o resolver dudas sobre cuestiones como la castración.
“Normalmente las clases de socialización se estructuran en un periodo de 4 semanas, realizando una sesión por semana, donde se trabajan los puntos comentados previamente. Además, se favorecen situaciones de juego controlado entre los cachorros y se comentan las dudas que hayan surgido durante la semana”, detalla.
Sobre qué aprenderán los propietarios y los cachorros en las clases, Prats subraya que son diversos los conocimientos y habilidades que reciben tanto los animales como los tutores. Así, en cada una de las sesiones se trabajarán y repasarán varios temas, siendo los principales, la información sobre la comunicación canina: cómo identificar respuestas de aproximación o de evitación ante encuentros sociales, y comprender cuándo los cachorros se estresan o sobreexcitan para poder manejar y redirigir dichas conductas.
Por otro lado, destaca la capacidad de relajación por parte de los cachorros, a pesar de la presencia de otros perros y estímulos en el entorno. “La presencia de una concentración adecuada de la feromona apaciguadora canina en el ambiente (DAP) puede ayudar a los cachorros a permanecer más tranquilos y concentrados en sus tutores”, señala.
Otro de los asuntos que indica el experto es la habituación de los cachorros al manejo y la manipulación por parte de las personas, haciendo especial hincapié en las manipulaciones más “intrusivas” (como las que se pueden llevar a cabo durante los exámenes veterinarios).
También, los asistentes a estas clases recibirán información sobre cómo llevar a cabo una socialización y habituación a estímulos ambientales de forma adecuada, entendiendo el peligro de provocar una sensibilización si se realiza de manera inapropiada (por ejemplo, haciendo una inundación). “La exposición a una variedad de estímulos novedosos sin experimentar dolor u otras consecuencias desagradables puede disminuir la intensidad de la respuesta a los estímulos novedosos en el futuro”, indica el experto.
Entre otras cosas, las clases servirán para aprender sobre un correcto manejo de las situaciones en las que los cachorros “no hacen las cosas bien” (por ejemplo, mordisquear o robar), para garantizar que el tutor no se comporte de manera que se dañe el vínculo con el cachorro. “El castigo no ayuda a los cachorros a aprender lo que se requiere de ellos, además de ser una medida aversiva”, advierte.
Prats destaca también la comprensión de la importancia del juego y cómo llevarlo a cabo bajo señalización; así como la importancia de comprender que la frustración es normal en los perros jóvenes y darles herramientas para afrontarla.
Además, durante las clases, los asistentes se prepararán para afrontar periodos de aislamiento social. “Los cachorros son animales sociales y, por tanto, tienen una expectativa de compañía por parte de sus tutores. En consecuencia, es necesario ofrecerles toda la ayuda posible para gestionar los periodos de tiempo que pasen solos en casa”, apunta.
Asimismo, el experto destaca que las clases servirán para conocer las pautas de higiene. “Los cachorros desarrollan el control de la vejiga de forma progresiva, lo que significa que el aprendizaje para hacer sus necesidades en el lugar indicado es un proceso que dura, aproximadamente, los primeros seis meses de vida. Por tanto, es de esperar que se produzcan accidentes y percances. Lo fundamental es, como se ha mencionado previamente, no usar el castigo como método de enseñanza”, subraya.
Por último, apunta al conocimiento de las señales básicas como venir, sentarse, quedarse quieto o caminar correctamente con la correa. “Este entrenamiento, basado en el refuerzo positivo, ayudará al tutor a tener un mayor control en ciertas situaciones y a mejorar el vínculo con el cachorro”, asegura.
“El beneficio de estas clases, comprobado por estudios científicos, es la obtención de comportamientos más adecuados por parte de los perros a largo plazo. Sobre todo, se ve reflejado en una menor aparición de problemas de miedo y agresividad, juntamente con una mayor capacidad de adiestramiento de los cachorros”, afirma el experto.
Durante el artículo, Prats señala que en las clases coexistirán gran variedad de cachorros con temperamentos diferentes y todos ellos deben sentirse cómodos y seguros. “El personal deberá evitar al máximo las experiencias negativas que puedan resultar en la aparición de futuros problemas de conducta, ya que los cachorros se encuentran en una etapa vital de su desarrollo emocional”, apunta.
“Si la interacción entre dos o más cachorros empieza a descontrolarse, es necesario que el personal intervenga rápidamente (sin uso del castigo). Simplemente se separará a los cachorros con sus respectivas correas y se les dará un tiempo para que se tranquilicen”, apunta.
También, indica que es aconsejable no mezclar en una misma sesión cachorros con perros mayores de 14 semanas de edad. Estos últimos son más fuertes y, normalmente, presentan una actitud más brusca a la hora de jugar. Esto supone un problema de manejo para el personal, estrés a los cachorros e incluso posibles lesiones.
“En cuanto al número de cachorros participantes, la recomendación general es que haya un mínimo de 4 y un máximo de 8 por sesión. Referente al espacio, es necesario que el lugar donde se lleven a cabo las sesiones permita acoger de forma espaciosa al personal, a los cachorros y a sus familias”, indica.
Para Prats, si un cachorro presenta algún problema conductual (como miedo/fobia o agresividad), deberá ser evaluado de forma individual por un veterinario etólogo. Éste decidirá cuál es la mejor forma de trabajar con el cachorro, ya que introducirlo en las clases sin previa valoración podría llegar a ser muy perjudicial tanto para él como para el resto de los animales.
Por último, señala que, para participar en las sesiones, los cachorros deberán estar libres de cualquier signo de enfermedad clínica, haber sido desparasitados y haber recibido la primera vacuna contra el moquillo/parvovirus/hepatitis (al menos 10 días antes de la primera clase).
“Podemos decir que la prevención es fundamental para evitar la aparición de los problemas del comportamiento en las mascotas, siendo las clases para cachorros una excelente herramienta para lograrlo. El veterinario podrá aconsejarte cómo llevar a cabo esta tarea, mejorando así tanto el bienestar del perro como el de la familia”, concluye el experto.