La Real Sociedad Canina de España ha presentado alegaciones al Anteproyecto de Ley de Protección Animal, que incluye entre sus prohibiciones las prácticas de selección genética de las que se deriven problemas graves en la salud
Los criadores buscan que España flexibilice la prohibición de criar perros con problemas de salud
La Real Sociedad Canina de España ha presentado alegaciones al Anteproyecto de Ley de Protección Animal, que incluye entre sus prohibiciones las prácticas de selección genética de las que se deriven problemas graves en la salud
Redacción -
19-04-2022 - 10:00 H - min.
La noticia saltaba a finales de enero: un tribunal de Oslo (Noruega) sentenció que la cría de perros de las razas bulldog inglés y cavalier King Charles spaniel viola la Ley de Bienestar Animal del país.
La sentencia se consiguió tras la demanda de la Sociedad Noruega para la Protección de los Animales (NSPA, por sus siglas en inglés), que argumentaba que la cría “poco ética” de perros había generado razas con alta tasa de consanguineidad, trastornos hereditarios acumulados y problemas de salud.
El dictamen del tribunal, compuesto por un juez experimentado apoyado en su decisión por veterinarios y genetistas, marcaba un precedente en cuanto a la legalidad de criar razas con alta endogamia y que presentan mayor probabilidad de desarrollar enfermedades.
Las sociedades caninas ya se pronunciaron, incluida la Real Sociedad Canina de España (RSCE), que el pasado 29 de noviembre renovó su Junta Directiva, incluyendo entre sus vocales al veterinario Joaquín Cerdeira.
En una comunicación poco después de conocerse la sentencia, la RSCE reaccionaba asegurando que cavaliers y bulldogs ingleses son “perros sanos” y "felices".
La RSCE mostró su “total apoyo” a los amantes, criadores y aficionados a estas dos razas que, según el escrito, tienen “profundas raíces en la historia” que las han llevado a convertirse “en algo más que simples perros de compañía, en símbolos nacionales incluso”.
Ahora, la Real Sociedad ha vuelto a traer este tema a España como parte de sus alegaciones al Anteproyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales.
Y es que el borrador de esta norma incluye en su artículo 32, i) un punto que prohíbe “llevar a cabo actuaciones o prácticas de selección genética de las que se deriven problemas o alteraciones graves en la salud del animal”.
A este respecto, la RSCE defiende que “la cinofilia es, per se, una labor de selección a la que, con el avance de los años, se ha unido no sólo una labor de estudio y conocimiento de las líneas de cría o valoración de las cualidades morfológicas de los individuos, la posibilidad de realizar estudios genéticos para detectar, aislar o evitar la aparición de determinadas afecciones o características”.
Por eso, consideran que “es importante que la Ley en su texto diferencie y haga hincapié en aquellas prácticas que tengan el fin de provocar determinadas alteraciones que afecten a la salud de los perros”.
En este sentido, la RSCE propone un texto alternativo que prohíba “llevar a cabo actuaciones o prácticas de selección genética que tengan como fin la aparición de alteraciones que deriven en problemas graves para la salud del animal”.
De esta forma, la entidad canina aboga por relajar la exigencia que se contempla en la actualidad, y propone cambiar la expresión “de la que se deriven problemas o alteraciones graves en la salud” por la de “que tengan como fin”, añadiendo por tanto una intencionalidad.
Es decir, según se desprende del texto literal propuesto por la RSCE, podría entenderse que pueden permitirse graves problemas de salud en razas de perros, siempre y cuando no haya sido el objetivo del criador.
Por otro lado, en sus alegaciones, se muestran en contra de la esterilización sistemática que defiende el texto, pues consideran que precisamente lo que conseguirá es empeorar la salud de los perros de raza.
Y es que defienden que es necesario “mantener un pool genético amplio que permita evitar una excesiva consanguinidad, un empobrecimiento de la población reproductora y el consiguiente empeoramiento de la salud, tanto física como temperamental”.
El posicionamiento de los veterinarios a nivel mundial también se ha producido tras conocerse esta histórica sentencia. El primero de ellos fue el Colegio de Veterinarios de Noruega.
La posición de los veterinarios noruegos fue admitir la presencia de los defectos congénitos de estas razas y apelar a una cría basada en la “ciencia y la investigación”.
Esta sentencia también era celebrada por la Federación Europea de Asociaciones Veterinarias de Animales de Compañía (Fecava) que explicaba que se trataba de una “victoria total” para los perros, recordando que varios de los testigos expertos en el caso “poseen la más alta competencia profesional en sus campos”, y se evaluaron a fondo los principales problemas de salud con los que se crían estos perros.
Por su parte, la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) también reconocía que el cavalier, el bulldog y los perros braquicéfalos y con “anatomías extremas” están predispuestos a problemas de salud. En este sentido, la entidad instaba a los clubes caninos a que trabajen con los veterinarios para evitar esto.
Por lo tanto, el posicionamiento general y oficial de los veterinarios reconoce que tanto el cavalier como el bulldog inglés son perros que tienen problemas de salud hereditarios, y afirmar lo contrario, generalizando que están sanos, contradice estos criterios veterinarios.
El debate sobre los problemas de salud en braquicéfalos no es nuevo, y en lo que concierne a estas razas hay varios estudios del Royal Veterinary College (RVC), que cuenta con un grupo de investigación que a través de la plataforma VetCompass analiza estadísticamente los problemas de salud relacionados con las distintas razas.
Respecto al Cavalier King Charles spaniel, una investigación ya determinó la prevalencia de patologías en animales de esta raza. Basándose en datos recogidos en clínicas de atención primaria de Inglaterra, los investigadores concluyeron que las enfermedades cardiacas “siguen siendo motivo de especial preocupación en esta raza”.
Además, un segundo estudio, relativo al bulldog inglés, analizó los datos de diagnósticos a 1.621 perros de esta raza recogidos en las clínicas veterinarias de atención primaria del Reino Unido, e indicaron que si se hace una comparativa, cada perro tuvo de media dos trastornos registrados durante un año, hasta alcanzar un total de 3.298 entradas en los registros.
“Muchos trastornos comunes de los bulldogs están relacionados con su apariencia, incluyendo problemas por los pliegues de la piel, el síndrome braquicefálico y la ulceración de la córnea”, plasmaron los autores del estudio.
Un punto sobre el que precisan que es necesario contextualizar los datos “dentro de un marco histórico más amplio”. Es decir, que las enfermedades diagnosticadas a bulldogs ingleses no son nuevas.
“Es un problema que viene de atrás que también llevó a los propios criadores a cuestionar los objetivos de la cría de conformación hace más de un siglo”, recogen en sus conclusiones.