JUEVES, 25 de abril 2024

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MASCOTAS

Los perros braquicéfalos tienen más probabilidades de tener comportamientos agresivos

Un nuevo estudio ha analizado si la agresividad en los perros está relacionada con su genética y el tipo de propietario con el que conviven

Los pugs y otras razas de hocico corto pueden comportarse peor que los perros de hocico medio y largo.
Los pugs y otras razas de hocico corto pueden comportarse peor que los perros de hocico medio y largo.

Los perros braquicéfalos tienen más probabilidades de tener comportamientos agresivos

Un nuevo estudio ha analizado si la agresividad en los perros está relacionada con su genética y el tipo de propietario con el que conviven

Redacción - 13-01-2023 - 08:57 H - min.

Una investigación realizada por la Universidad de São Paulo (USP) en Brasil ha analizado 665 perros de diferentes razas y mestizos con el objetico de comprobar si la agresividad de los perros está influenciada por su genética y las características del propietario.

Los investigadores descubrieron que los perros paseados todos los días por sus titulares son menos agresivos, que los perros de las mujeres ladran menos a los extraños y que los animales que más pesan tienden a ser menos desobedientes que las mascotas más livianas.

Los pugs, bulldogs, shih tzus y otras razas braquicéfalas pueden comportarse peor que los perros de hocico normal y largo, como los golden retrievers o los perros mestizos.

El artículo, publicado en la revista Applied Animal Behavior Science, se centra en las correlaciones entre la agresividad y los factores morfológicos, ambientales y sociales en los perros de compañía analizados.

Según los autores, la agresividad estuvo influenciada tanto por rasgos físicos como el peso y la morfología del cráneo como por factores sociales y ambientales como el tipo de hogar, la historia de vida del animal y el sexo y la edad del propietario.

Los hallazgos confirmaron la hipótesis de los investigadores de que el comportamiento no solo se aprende o está influenciado por la genética, sino que también es el resultado de una interacción constante con el medio ambiente.

"Los resultados destacan algo que hemos estado estudiando durante algún tiempo: el comportamiento surge de la interacción entre el animal y su contexto. El entorno y la relación propietario-mascota, así como la morfología, son factores que influyen en cómo los animales de compañía interactúan con nosotros y cómo interactuamos con ellos", asegura Briseida de Resende, autora del artículo y docente del Instituto de Psicología (IP-USP).

En el estudio, que se llevó a cabo durante la pandemia de Covid-19, los propietarios de los 665 perros de la muestra completaron tres cuestionarios en línea sobre ellos mismos, las características de sus mascotas, el entorno en el que vivían y cualquier comportamiento agresivo, como ladrar o atacar a extraños.

Los cuestionarios fueron elaborados por Natália Albuquerque, investigadora del IP-USP, y Carine Savalli, docente de la Universidad Federal de São Paulo (UNIFESP).

"Se descubrió que el género del propietario es un buen predictor del comportamiento hacia los extraños, en el sentido de que la ausencia de agresividad fue un 73% más frecuente entre los perros de las mujeres", señala Flávio Ayrosa, primer autor del artículo.

LAS HEMBRAS TIENDEN A SER MENOS AGRESIVAS QUE LOS MACHOS

El sexo de la mascota también parece haber influido en la agresividad. "La probabilidad de un comportamiento agresivo hacia el propietario fue un 40% menor entre las hembras que entre los machos", indica Ayrosa, destacando que "la longitud del hocico fue aún más significativa: la agresividad hacia el dueño era un 79% más probable entre los perros braquicéfalos que entre los mesocefálicos".

El estudio también encontró que cuanto más pesado era el perro, menos probable era que mostrara agresividad hacia su propietario. Se encontró que la probabilidad de comportamiento agresivo disminuía un 3% por kilogramo extra de masa corporal.

Los hallazgos relacionados con el propietario no son correlaciones de causa y efecto, enfatiza Ayrosa. "Encontramos relaciones, pero es imposible decir cuál viene primero. En el caso del factor 'pasear al perro', por ejemplo, puede ser que las personas paseaban menos a su perro porque el animal era agresivo, o el perro puede haberse vuelto agresivo porque el propietario no lo sacó lo suficiente", apunta, indicando que “rasgos como el peso, la altura, la morfología craneal, el sexo y la edad influyen en la interacción entre los perros y su entorno. Es posible que pasen más tiempo dentro de casa debido a ellos, por ejemplo”.

Históricamente, la agresividad canina solía asociarse únicamente con la raza, pero ha habido un cambio de paradigma en los últimos diez años, debido a investigaciones que relacionan los perfiles de comportamiento con factores como la edad y el sexo del perro, y su metabolismo y hormonas.

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