Los veterinarios advierten de que en verano se multiplican los accidentes de perros que ingieren brochetas de madera y metal de las barbacoas, así como restos de alimentos
Alertan de los peligros de las barbacoas para los perros
Los veterinarios advierten de que en verano se multiplican los accidentes de perros que ingieren brochetas de madera y metal de las barbacoas, así como restos de alimentos
Redacción -
24-08-2021 - 15:40 H - min.
Cada verano, los veterinarios ven muchos casos de perros con importantes lesiones como resultado de ingerir brochetas de madera y metal, mazorcas de maíz enteras y huesos cocidos. Estos objetos y alimentos son propios de las barbacoas, especialmente comunes en verano.
Las brochetas y las astillas de huesos cocidos pueden provocar lesiones internas graves que a menudo requieren una cirugía. Si bien, el maíz en sí no es perjudicial para los perros, una mazorca no se puede digerir y puede causar una obstrucción que puede tener efectos devastadores en el sistema digestivo, como una ruptura intestinal.
En una encuesta de 2018 realizada por la la Asociación Británica de Veterinarios (BVA, por sus siglas en inglés), uno de cada cuatro veterinarios de animales de compañía admitió que había tratado a las mascotas por lesiones causadas por las barbacoas ese verano.
Las lesiones causadas por elementos de las barbacoas más comunes que vieron los veterinarios ese año fueron mascotas que comieron mazorcas de maíz (visto por el 56% de los veterinarios de animales de compañía que habían visto casos de lesiones relacionadas con barbacoas), seguidas de cerca por daños en la boca o lesiones internas por brochetas de kebab y huesos cocidos.
Los veterinarios también reconocieron haber tratado a los perros por quemaduras por comer comida caliente de la parrilla o tocar la parrilla o las brasas. Además, varios veterinarios trataron también casos de malestar gastrointestinal o pancreatitis causados por mascotas que se alimentaban con salchichas con exceso de grasa.
La vicepresidenta de la BVA, Daniella Dos Santos, explica que “los perros son carroñeros bien conocidos y comen cualquier cosa que crean que es un bocado sabroso". "He tratado a un Spinone italiano que se comió una brocheta de kebab de 20 centímetros de largo y necesitó cirugía para sacarlo, y a otro perro que necesitó cirugía de emergencia después de comerse un trozo de mazorca de maíz entero. Otro perro comió tantas sobras con grasa de barbacoa que terminó con pancreatitis y tuvo que ser hospitalizado para recibir tratamiento”, recuerda Daniella.
“Nuestro consejo para cualquiera que tenga una barbacoa es que mantenga las brochetas, las mazorcas de maíz, las carnes con mucha grasa y los huesos cocidos fuera del alcance de las mascotas, ya que pueden causar lesiones o enfermedades graves que a menudo requieren tratamiento veterinario o incluso cirugía. Si vas a hacer una barbacoa en un espacio público como un parque, limpia después para asegurarre de que otros perros no se traguen accidentalmente las sobras”, advierte.
La veterinaria explica que los síntomas del bloqueo gastrointestinal incluyen vómitos, falta de apetito, letargo y dolor. "Si te preocupa que su perro haya comido algo que no debería, comunícate con tu veterinario de inmediato", recomienda
Imagen de un palo de kebab ingerido por un perro.
Los veterinarios comparten el caso de Poppy, una setter irlandesa de seis meses, que tuvo suerte de sobrevivir a principios de este mes después engullir un kebab completo con la brocheta de bambú en la que estaba durante una barbacoa familiar.
Sus propietarios pensaban que habían mantenido los kebabs fuera del alcance de Poppy en la isla de la cocina, pero la joven cachorro saltó y se comió uno antes de que pudieran reaccionar.
Los propietarios se lo comunicaron de inmediato a su veterinario, quien les derivó al Hospital de Pequeños Animalesde la Escuela Real de Estudios Veterinarios (Dick) de Edimburgo. Un equipo de veterinarios que incluía al anestesista Dave Stewart, la residente Ana Fernández Gallego y el especialista en medicina interna Adam Gow evaluaron a la perra en busca de daños en los órganos y, tras administrarle anestesia general, utilizaron un videoendoscopio flexible y un lazo para recuperar con éxito los dos pedazos rotos del pincho.
“Poppy tuvo mucha suerte de que sus responsables la vieran comerse la brocheta y se dieran cuenta de lo grave que era esto. Como pudimos usar la endoscopia para recuperarlo, se evitó una cirugía mayor", celebra el veterinario Adam Gow, que añade que "los pinchos son peligrosos, ya que pueden perforar el estómago o los intestinos y causar peritonitis.
"Incluso las brochetas de kebab desechadas pueden resultar apetecibles para el animal, por lo que es importante que los propietarios de perros estén atentos si caminan en áreas que se utilizan para picnics y barbacoas", concluye el veterinario.
Poppy tras la operación.