SÁBADO, 20 de abril 2024

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MASCOTAS

La osteoartritis es una enfermedad, no una consecuencia de la edad

La osteoartritis es una enfermedad que cada vez se diagnostica más, también en gatos, y es importante recordar que el dolor que provoca no es simplemente consecuencia de una avanzada edad

El 90% de los gatos mayores de 12 años muestran signos radiográficos de osteoartritis.
El 90% de los gatos mayores de 12 años muestran signos radiográficos de osteoartritis.

La osteoartritis es una enfermedad, no una consecuencia de la edad

La osteoartritis es una enfermedad que cada vez se diagnostica más, también en gatos, y es importante recordar que el dolor que provoca no es simplemente consecuencia de una avanzada edad

Francisco Ramón López - 19-03-2021 - 13:00 H - min.

La osteoartritis (OA) es una enfermedad que cada vez está acaparando más atención en el sector veterinario, debido a la mayor esperanza de vida de los animales de compañía y al auge de las enfermedades crónicas en los perros de mayor edad. Eso sí, aunque la edad es un factor de riesgo para la osteoartritis en perros y gatos, la enfermedad también se diagnostica en mascotas más jóvenes.

En este sentido, la Fundación Morris explica que la osteoartritis afecta a aproximadamente 14 millones de perros adultos solo en los Estados Unidos, y los propietarios la consideran como una de las principales preocupaciones en lo referente a la salud de sus mascotas.

En el caso de los gatos, aunque no está claro el número de animales afectados, lo que se sabe es que el 90% de los gatos mayores de 12 años muestran signos radiográficos de OA.

La osteoartritis, es una enfermedad progresiva de las articulaciones acompañada de una inflamación crónica. El resultado final es un estado de dolor crónico que puede tener efectos negativos de gran alcance para la salud más allá de la articulación afectada.

Aunque la mayoría piensa en la osteoartritis como una enfermedad de los huesos, en realidad es una enfermedad del cartílago.  Las investigaciones actuales muestran que el cartílago está en constante de remodelación, con factores que favorecen la degradación en equilibrio con factores que lo reconstruyen. Por razones que no están claras, este equilibrio puede romperse.

Es importante remarcar esto, porque esta degeneración del cartílago no es una simple consecuencia de la edad, sino que la OA es una enfermedad y los cartílagos de perros mayores y perros con osteoartritis son muy diferentes.

Desde el sector de la salud animal tratan de instruir a propietarios y veterinarios sobre la importancia de conocer y reconocer la osteoartritis. Un ejemplo de iniciativa en este sentido es ¡Oh my OA!, la miniserie de Elanco que trata de desmontar para los veterinarios mitos sobre esta enfermedad.

En la serie, traumatólogos, anestesiólogos, rehabilitadores e internistas ofrecen algo de luz sobre esta patología que sufren, en muchas ocasiones de forma desapercibida, un 50% de los perros.

DOLOR Y OSTEOARTRITIS

Teniendo en cuenta que uno de los principales síntomas de la osteoartritis es el dolor, el alivio de este es el objetivo principal de propietarios y veterinarios cuando se busca un tratamiento. Sin embargo, la percepción del dolor en los animales es un fenómeno complejo.

El dolor crónico, como el que se observa con la OA, también puede conducir a hiperalgesia (aumento de la percepción del dolor a los estímulos dolorosos) y alodinia (percepción del dolor causada por un estímulo generalmente no doloroso).

La consecuencia es un círculo vicioso de aumento del dolor. Una mejor comprensión del proceso de percepción del dolor está impulsando el desarrollo de nuevos tratamientos y llevando a los expertos en dolor a reevaluar cómo se aborda el alivio del dolor en las mascotas.

Compañías como Zoetis han apostado por el tratamiento del dolor por osteoartritis en animales de compañía, y colabora con el Consejo Mundial del Dolor de la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) para entender mejor este fenómeno.

En España, además apoya a los comités de expertos en dolor crónico felino y canino del Instituto del Dolor en Animales de Compañía (IDAC), que ofrece información útil para que los veterinarios aprendan más sobre cómo tratar el dolor en animales de compañía.

OSTEOARTRITIS EN PERROS

La osteoartritis en perros y gatos se diagnostica mediante una combinación de antecedentes, examen físico, pruebas concretas y, a menudo, respuesta a la terapia. Aunque los perros y los gatos comparten un proceso patológico común cuando se trata de OA, existen diferencias importantes entre las dos especies cuando se observan los signos clínicos y el tratamiento.

Los especialistas en ortopedia sugieren que la mayoría de la osteoartritis en perros surge como consecuencia de enfermedades del desarrollo como la displasia de cadera o codo, e insisten en que no se cree que una lesión previa, el envejecimiento o el ejercicio conduzcan inevitablemente a la OA, algo parecido a lo que ocurre en las personas.

Debido a que los perros comparten muchas actividades con sus dueños y, por lo general, se ejercitan con regularidad, existen muchas oportunidades para que los titulares noten los cambios asociados con la OA en los perros al principio del proceso de la enfermedad.

Algunos signos comunes son cojera, rigidez al levantarse, evitar el juego y cansarse rápidamente, evitar saltar, caminar de forma extraña, mayor irritabilidad o evitar ser tocado. Además, se suele dar falta de fuerza muscular, que puede ser estimada con un examen físico.

OSTEOARTITIS EN GATOS

Aunque durante muchos años, los veterinarios creyeron que la mayoría de los gatos no desarrollaban osteoartritis, se ha concluido que esto se debía a que era difícil de diagnosticar, debido, entre otras cosas, a la tendencia de los gatos a ocultar la enfermedad y la dificultad para examinarlos.

Además, los gatos y sus dueños interactúan de diferentes formas, pues la mayoría de los propietarios no pasean a sus gatos ni juegan de la misma forma con ellos que con los perros. Tampoco ayuda el estrés que les provocan las visitas al veterinario, lo que puede enmascarar el dolor. No obstante, hay herramientas como la Escala Grimace, que ayuda a identificar dolor en gatos con sus expresiones faciales.

No obstante, sigue habiendo signos clínicos que los propietarios pueden identificar como el evitar saltar o subir y bajar escaleras, disminución de las interacciones, mayor irritabilidad, aislamiento, disminución del consumo de alimentos y agua, resistencia a ser cepillado o acariciado o vocalización repentina y huida sin motivo aparente.

Félix Vallejo, veterinario clínico especialista en medicina felina acreditado por la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa) y por el European School of Veterinary Postgraduate Studies coincide con la dificultad de diagnosticar la OA en los gatos.

Así, en un seminario de Vetoquinol explicó algunos tratamientos para gatos, como los cambios en el estilo de vida, que consisten principalmente en el control del peso y la modificación del entorno, como el uso de escaleras o rampas para los gatos que no desean saltar, las cajas de arena con bordes bajos para facilitar la entrada y salida y las camas ortopédicas.

Por otro lado, se encuentran los analgésicos, siendo los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) el pilar de los fármacos analgésicos para perros, gatos y personas. Además de estas opciones de tratamientos están la fisioterapia y el apoyo nutricional, siendo el uso de suplementos nutricionales una opción frecuente en perros y cada vez más común en el caso de los gatos.

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