Un estudio ha demostrado que los perros que están expuestos al olor de humanos estresados pueden tomar decisiones más ‘pesimistas’
El olor del estrés humano puede afectar a las emociones de los perros
Un estudio ha demostrado que los perros que están expuestos al olor de humanos estresados pueden tomar decisiones más ‘pesimistas’
Redacción - 22-07-2024 - 11:02 H - min.
Los perros experimentan un contagio emocional a causa del olor del estrés humano, lo que los lleva a tomar decisiones más ‘pesimistas’, según un nuevo estudio. El estudio dirigido por la Universidad de Bristol es el primero en comprobar cómo los olores del estrés humano afectan al aprendizaje y al estado emocional de los perros.
Los datos obtenidos en seres humanos sugieren que el olor de una persona estresada afecta de forma subconsciente las emociones y las decisiones que toman quienes la rodean. Los investigadores de la Facultad de Veterinaria de Bristol querían averiguar si los perros también experimentan cambios en su estado emocional y de aprendizaje en respuesta a los olores que provocan estrés o relajación en los seres humanos.
El equipo utilizó una prueba de ‘optimismo’ o ‘pesimismo’ en animales, que se basa en hallazgos de que las elecciones ‘optimistas’ o ‘pesimistas’ de las personas indican emociones positivas o negativas, respectivamente.
Para ello, los investigadores reclutaron a 18 propietarios con sus perros para que participaran en una serie de pruebas con diferentes olores humanos. Durante las pruebas, se entrenó a los perros para que, cuando se colocaba un recipiente de comida en un lugar, contenía una golosina, pero cuando se colocaba en otro lugar, estaba vacío.
Una vez que el perro aprendió la diferencia entre las ubicaciones de estos recipientes, se acercó más rápido al lugar con una golosina que al lugar vacío. Luego, los investigadores probaron la rapidez con la que el perro se acercaba a lugares nuevos y ambiguos ubicados entre los dos originales.
Un enfoque rápido reflejó ‘optimismo’ sobre la presencia de alimentos en estos lugares ambiguos (un indicador de un estado emocional positivo), mientras que un enfoque lento indicó ‘pesimismo’ y emoción negativa.
Estas pruebas se repitieron mientras cada perro estaba expuesto a la ausencia de olor o a los olores de muestras de sudor y aliento de humanos en un estado estresado (prueba aritmética) o relajado (escuchando paisajes sonoros).
Los investigadores descubrieron que el olor provocado por el estrés hizo que los perros se acercaran más lentamente a la ubicación ambigua del cuenco más cercana a la ubicación entrenada del cuenco vacío, un efecto que no se observó con el olor relajado.
“Estos hallazgos sugieren que el olor provocado por el estrés puede haber aumentado las expectativas de los perros de que esta nueva ubicación no contenía comida, de manera similar a la ubicación cercana del cuenco vacío”, defienden los autores.
Los investigadores sugieren que esta respuesta ‘pesimista’ refleja un estado emocional negativo y posiblemente podría ser una forma del perro de conservar energía y evitar decepciones.
El equipo también descubrió que los perros continuaban mejorando su aprendizaje sobre la presencia o ausencia de comida en las dos ubicaciones de los cuencos entrenados y que mejoraban más rápido cuando estaba presente el olor del estrés.
Nicola Rooney, profesora titular de Vida Silvestre y Conservación en la Facultad de Veterinaria de Bristol y autora principal del artículo, señala que “comprender cómo el estrés humano afecta el bienestar de los perros es una consideración importante para los perros en perreras y al entrenar perros de compañía y perros para roles de trabajo como perros de asistencia”.
"Los titulares de perros saben lo en sintonía que están sus mascotas con sus emociones, pero aquí demostramos que incluso el olor de un humano estresado y desconocido afecta el estado emocional del perro, su percepción de recompensas y su capacidad de aprender. Los adiestradores de perros de trabajo suelen describir el estrés que se transmite por la correa, pero también hemos demostrado que puede viajar por el aire”, incide.
Por su parte, Zoe Parr-Cortes, estudiante de doctorado en la Facultad de Veterinaria de Bristol y autora principal e investigadora del proyecto, expresó su agradecimiento a todos los involucrados en el estudio, especialmente a todos los participantes y propietarios de perros que tomaron parte en la investigación.