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MASCOTAS

La cría selectiva de razas de perro también ha afectado a su cerebro

Un estudio ha demostrado que la selección durante años de razas de perro para promocionar características corporales y de comportamiento ha terminado afectando físicamente a su cerebro

La cría selectiva de razas de perro también ha afectado a su cerebro

La cría selectiva de razas de perro también ha afectado a su cerebro

Un estudio ha demostrado que la selección durante años de razas de perro para promocionar características corporales y de comportamiento ha terminado afectando físicamente a su cerebro

Francisco Ramón López - 03-09-2019 - 13:45 H - min.

Una nueva investigación publicada en la revista científica ‘Journal of Neuroscience’ ha demostrado cómo la promoción de ciertos comportamientos mediante la cría selectiva ha moldeado el cerebro de los perros a lo largo de los años y ha generado que la estructura cerebral varíe según las razas y se correlacione con comportamientos específicos.

Los investigadores explican que durante cientos de años los humanos han criado selectivamente perros con la intención de fortalecer características físicas y de comportamiento específicas.

Para comprobar los efectos de esta presión evolutiva, la neurocientífica de la Universidad de Harvard Erin Hecht y sus compañeros han investigado sus efectos en la estructura del cerebro mediante el análisis de imágenes de resonancia magnética de 62 perros de pura raza pertenecientes a 33 razas distintas.

Entre las razas seleccionadas había desde labradores a bichones malteses, para contar con especímenes de todos los tamaños y con la mayor variación posible de envergadura y forma de sus cráneos. De hecho, el equipo encontró una amplia variación de estructuras cerebrales que no estaban solamente relacionadas con el tamaño del cuerpo o la forma de la cabeza.

Tras comprobar esto, el equipo examinó las áreas del cerebro con la mayor variación entre las razas. Esto les permitió generar mapas de 6 redes cerebrales distintas que estaban asociadas con al menos una característica de comportamiento, desde la vinculación social hasta la forma de moverse.

Además, la variación en los comportamientos de las distintas razas se correlacionó con la variación anatómica propia de cada una de las 6 redes cerebrales y coincidía además con los rasgos para los que fueron criados, según la definición de cada raza llevada a cabo por el American Kennel Club.

Por ejemplo, los investigadores descubrieron que los boxers y los doberman, utilizados comúnmente como perros policía, mostraron diferencias significativas con respecto a otras razas en la red que está relacionada con la vista y el olfato, mientras que razas de perros seleccionados para la lucha mostraron cambios en la red que representaban respuestas de miedo, estrés y ansiedad.

Hecht explica a la revista 'Science' que estas diferencias se mostraban de forma especialmente clara entre los perros criados para cazar utilizando la vista y los que lo hacen mediante el olfato. Así, los perros que se especializaron en la caza siguiendo rastros mostraron diferencias no en las primeras regiones del cerebro que detectan olores, sino en áreas más sofisticadas que ayudan a los perros a comprender y comunicar esa información.

"Yo ya había escuchado a entrenadores que trabajan con sabuesos y que dicen que no tienes que entrenar a un perro para poder oler algo, sino para que sepa transmitirlo", añade. Hetch explica que es especialmente revelador que todas estas variaciones cerebrales se hayan mostrado tan nítidamente a pesar de que todos los perros examinados eran animales de compañía, no perros de trabajo, por lo que no utilizaban estas habilidades innatas.

La investigadora explica que este hallazgo tiene que servir para reflexionar, ya que demuestra que el ser humano está alterando tanto las especies que nos rodean que afecta incluso a su estructura cerebral. "Creo que es un llamamiento a ser responsables con lo que estamos haciendo y cómo tratamos a los animales", manifiesta.

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