JUEVES, 25 de abril 2024

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MASCOTAS

La agresividad redirigida en el gato, un problema infradiagnosticado

La agresividad redirigida en los gatos es, según los expertos, un problema frecuente e infradiagnosticado, que en la mayoría de los casos acaba con el animal abandonado o eutanasiado

La agresividad redirigida en el gato, un problema infradiagnosticado

La agresividad redirigida en el gato, un problema infradiagnosticado

La agresividad redirigida en los gatos es, según los expertos, un problema frecuente e infradiagnosticado, que en la mayoría de los casos acaba con el animal abandonado o eutanasiado

Redacción - 29-07-2019 - 17:38 H - min.

Los expertos en etología veterinaria, han señalado la agresividad redirigida en el gato, como un problema común en los felinos, pero que frecuentemente es infradiagnosticado. Además, según señala la veterinaria Rosana Álvarez Bueno, la agresividad redirigida a es un problema “importante”, ya que “en la mayoría de los casos acaba con el animal en un refugio, eutanasiado o, en el mejor de los casos, reubicado de casa en casa”, apunta.

Este tipo de agresividad se produce cuando en un contexto determinado se produce un estímulo que provoca en el gato miedo, sorpresa, malestar o dolor. Pero ese estímulo no es accesible en ese momento, y el gato elige otro blanco que sí se encuentra presente, y que puede ser una persona, objeto u otro animal.

El problema está en que, desde el momento en que el gato agrede a ese otro objetivo, se desarrolla una aversión/miedo hacia él, por lo que en cualquier momento en que esté presente se puede producir otra agresión.

En los casos en que el blanco de la agresión es el propietario u otro animal de la familia, esto crea mucha tensión con la consiguiente dificultad para el tratamiento. Aunque parezca mentira, este es el tipo más frecuente de agresividad felina dirigida hacia personas, además es peligrosa, impredecible y bastante violenta.

Así, según la experta veterinaria, los estímulos que más frecuentemente motivan este tipo de agresividad son, entre otros, la presencia de personas desconocidas, la existencia de otros gatos en el hogar o en los alrededores, ruidos fuertes, o traslados y mudanzas.

El pronóstico de este problema es reservado, y debe ser siempre evaluado por un especialista veterinario. El tratamiento es variable dependiendo de la causa que lo motiva.

Por supuesto se recomienda un chequeo con el veterinario para descartar posibles problemas médicos. “La mejor forma de prevenir este problema es la socialización adecuada de los gatos y el enriquecimiento ambiental en el hogar donde vive el animal”, señala la veterinaria.

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