Un nuevo estudio muestra que la forma del cerebro y la edad del perro están relacionadas con la fuerza de las conexiones entre las regiones cerebrales que procesan los olores
Descubren cómo la edad y la forma del cerebro afectan el olfato de los perros
Un nuevo estudio muestra que la forma del cerebro y la edad del perro están relacionadas con la fuerza de las conexiones entre las regiones cerebrales que procesan los olores
Álvaro Vélez -
16-04-2025 - 09:08 H - min.
Los humanos han aplicado desde hace mucho tiempo el olfato canino en diversos contextos. Recientemente se han mapeado las redes olfativas cerebrales caninas mediante mediciones anatómicas, pero las conexiones funcionales siguen sin explorarse.
Además, si bien se sabe que las características individuales, como la edad, el sexo y la forma del cerebro, afectan el rendimiento olfativo, se desconoce su covariación con las redes funcionales olfativas.
Por ello, un nuevo estudio de imágenes cerebrales ha revelado que la edad y la forma del cerebro afectan la intensidad de la conexión entre las regiones olfativas del cerebro canino.
Para elaborar el estudio, los investigadores utilizaron resonancia magnética funcional (fMRI) en reposo en perros despiertos para mapear la conectividad funcional olfativa.
Publicado en Scientific Reports, este estudio marca la primera exploración de esta red en perros y cómo se relaciona con las características individuales.
“Muchos estudios de comportamiento han demostrado que las diferencias individuales influyen en la capacidad de los perros para oler, pero no sabemos si las diferencias individuales también se reflejan en la red cerebral”, afirma la autora principal Asami Nakaimuki, estudiante de doctorado en el Departamento de Etología de la Universidad ELTE Eötvös Loránd.
Durante el estudio, los investigadores describieron primero una red de conectividad funcional entre las regiones olfativas del cerebro mediante una técnica especial llamada fMRI en reposo, en la que los perros permanecieron inmóviles durante ocho minutos. Adicionalmente, esta red coincidió parcialmente con la conectividad anatómica descrita previamente.
Los resultados mostraron que los perros más jóvenes y aquellos con cerebros más alargados presentaban una conectividad funcional más fuerte en las regiones olfativas que los perros mayores y aquellos con cerebros más redondeados y no se observaron diferencias entre machos y hembras.
"Esto coincide con hallazgos previos de la investigación conductual; al igual que en los humanos, la sensibilidad olfativa de los perros disminuye con la edad. Nuestros resultados también respaldan las afirmaciones de que los perros de cabeza alargada obtienen mejores resultados en las pruebas de olfato", explica el autor principal Attila Andics, codirector del Grupo de Investigación del Cerebro Canino ELTE NAP.
Curiosamente, el equipo también encontró una comunicación particularmente fuerte entre los lados izquierdo y derecho de las mismas regiones olfativas del cerebro, un patrón observado en roedores e incluso en personas nacidas sin sentido del olfato. "Esta podría ser la configuración predeterminada en el cerebro de los mamíferos", sentencia Nakaimuki.
“La longitud de la nariz afecta no solo el tamaño del epitelio olfativo, sino también la forma del cerebro y la comunicación entre las regiones cerebrales implicadas en el sentido del olfato. El siguiente paso es examinar qué sucede con estas redes cuando la nariz del perro se activa, es decir, cuando detecta un olor”, concluyen los investigadores.