SÁBADO, 20 de abril 2024

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MASCOTAS

Caso clínico sobre el manejo del bezoar en conejos

Un caso clínico explica cuál es el procedimiento veterinario a seguir para el manejo del bezoar en conejos

Los conejos se han convertido en una de las especies de mamíferos exóticos que más frecuentan las clínicas veterinarias.
Los conejos se han convertido en una de las especies de mamíferos exóticos que más frecuentan las clínicas veterinarias.

Caso clínico sobre el manejo del bezoar en conejos

Un caso clínico explica cuál es el procedimiento veterinario a seguir para el manejo del bezoar en conejos

Redacción - 21-09-2022 - 09:00 H - min.

Por popularidad, aceptación, capacidad de interacción, facilidad a la hora de adquirir un ejemplar y facilidad de mantenimiento, los conejos se han convertido en una de las especies de mamíferos exóticos que más frecuentan las clínicas veterinarias.

Pertenecen al orden de los lagomorfos y se distribuyen por gran parte de Europa, Australia, zona norte de África y algunas áreas de Sudamérica. Su alimentación ha de basarse en un 80% de heno, fundamental para el adecuado desgaste de dientes, además de complementarse con pienso, hojas, frutas y verduras.

Según explica el veterinario Martín Carreño Mora, del Centro Veterinario Fauna, en un nuevo caso clínico, el manejo dietético es fundamental para una salud digestiva adecuada del conejo, ya que un déficit de fibra puede ocasionar una ralentización excesiva en el tránsito, lo que puede derivar en la formación de una de las patologías más graves en esta especie: los bezoares.

Cuando éstos se unen al pelo ingerido durante el aseo del animal forman una masa que se denomina tricobezoar, mientras que si están formados por contenido vegetal pasan a denominarse fitobezoares. Carreño indica que en el proceso de formación de los bezoares y sus derivados intervienen varios factores.

Uno de estos factores es la dieta. Y es que, la fibra dietética es fundamental para evitar esta patología, ya que ésta se encarga de estimular el tránsito y de evitar ralentizaciones que deriven en impactaciones. Una dieta con una base de un 80% en heno ayuda a una motilidad intestinal normal.

Hay otros compuestos en el mercado que están destinados a evitar estas impactaciones, como la malta, aunque no son muy recomendables dado su alta aportación en azúcares libres que pueden derivar en una disbiosis intestinal. En su lugar se pueden emplear complementos alimenticios altos en fibra.

Por otro lado, el veterinario señala que, durante la época de muda, la ingesta excesiva de pelo durante el aseo puede derivar en la formación de tricobezoares. Se recomiendan cepillados diarios y vigilar que la formación de heces no sea en “collar de perlas”, heces que se unen mediante pelo y dan este aspecto.

“Durante las épocas de calor excesivo las deshidrataciones son más frecuentes, lo que puede desecar el contenido digestivo más fácilmente y formar un bezoar. Debemos asegurarnos de mantener bien hidratados a los animales en estas épocas”, asegura.

Respecto a las enfermedades, Carreño destaca que casi cualquier patología hace que el animal deje de ingerir alimento, lo que produce que se ralentice el tránsito y, en consecuencia, aumente el riesgo de formación de un bezoar.

“Durante obras, ferias o fiestas, pueden producirse picos de estrés que produzcan hipomotilidad gastrointestinal (o, aún peor, paradas gastrointestinales). Debemos propiciar al animal un lugar seguro y tranquilo para él, ya que son bastante susceptibles a vibraciones y ruidos fuertes”, indica.

Asimismo, el veterinario señala que los animales sedentarios, con escaso espacio para poder moverse u obesos, tienen mayor probabilidad de desarrollar esta patología, ya que el ejercicio estimula el tránsito.

También, Carreño apunta al papel de la genética en el desarrollo de esta patología. Respecto al sexo, las hembras enteras son más propensas que los machos a desarrollar un tricobezoar, ya que cuando forman el nido están continuamente tomando pelo de la zona de la papada. Las razas de pelo largo son más propensas a desarrollar tricobezoares. La ingesta de agua, carácter del animal (si es más miedoso será más susceptible al estrés) y factores genéticos derivados de un cruce excesivo de los individuos y que desencadenan en un tránsito inadecuado también han de tenerse en cuenta.

MANIFESTACIONES CLÍNICAS DEL BEZOAR EN CONEJOS

La impactación por bezoares o derivados ocasiona un cuadro agudo, donde el animal presenta incomodidad, dolor, apatía y anorexia. A veces, los pacientes se autolesionan, pegándose patadas en el abdomen del dolor que presentan.

Los dueños notan que disminuye el apetito, la ingesta de agua y disminuye la producción de heces, además de formar heces en “collar de perlas” en los casos que son tricobezoares.

“A la exploración física podemos notar el abdomen distendido, bien por impactación o por ingesta de aire, característico en cuadros de dolor agudo. Si el cuadro persiste durante más de 24h podemos observar deshidratación, dificultad para mantener la posición e, incluso, signos de shock”, detalla Carreño.

El pronóstico de esta patología depende de varios factores: el tamaño del bezoar, localización (en ciego tiene mejor pronóstico al no causar obstrucción), grado de hidratación y estado general del animal (fundamental el manejo de la aerofagia por dolor para que no derive en dilatación-torsión gástrica).

Suele tener un pronóstico reservado, grave en el caso de que el animal presente deshidratación grave, signos de shock o excesiva dilatación gástrica y muy grave en el caso de que esta derive en torsión.

DIAGNÓSTICO DEL BEZOAR EN CONEJOS

El método de elección para diagnosticar esta patología es el diagnóstico por imagen, radiografía y ecografía. La radiografía, al ser el bezoar material desecado, es radiodenso, por lo que se puede observar fácilmente. “Nos aporta información general de cómo se encuentra el aparato digestivo, si hay muchas zonas distendidas con gas, si el estómago está muy dilatado, etc”, señala el veterinario.

“La ecografía nos permite observar si la mucosa intestinal está dañada, si se encuentra muy distendida o si, por el contrario, se encuentra en buenas condiciones y podemos intentar realizar un manejo médico. Ambas nos aportan información valiosa para saber la localización, ya que si se encuentra en ciego el pronóstico es mejor al no causar obstrucción completa”, subraya Carreño.

En este sentido, indica que toda esta información ha de combinarse con una buena anamnesis, ya que si el animal se encuentra en libertad por la casa puede que ingiera un cuerpo extraño que sea compatible con la imagen de un bezoar o derivado.

TRATAMIENTO DEL BEZOAR EN CONEJOS

Según explica el veterinario, cuando se diagnostica una obstrucción por cuerpo extraño (CE), compatible con un bezoar o derivado, lo primero es instaurar un tratamiento que mitigue los daños causados por él: fluidoterapia adecuada en caso de shock o deshidratación, AINES para el manejo del dolor si no existe fallo renal (Meloxicam 0,5 mg/kg SID o BID, Metamizol 65 mg/kg SID o BID); si existe daño renal, se pueden usar opioides, aunque se han descrito casos que ralentizan la motilidad intestinal (Buprenorfina 0,02-0,05 mg/kg BID).

Los corticoides no poseen un efecto analgésico adecuado para el manejo del dolor en esta patología. Si el paciente se encuentra consciente y activo, podemos administrar una combinación de aceite de parafina (1 ml/kg BID) y lactulosa (2ml/kg BID) vía oral para lubrificar el tracto gastrointestinal. Si presenta dilatación gástrica por aerofagia debida al dolor, se puede administrar Simeticona 50 mg/kg TID o realizar sondaje nasogástrico para eliminar ese gas.

“El uso de procinéticos en esta patología es controvertido, ya que si el CE está anclado a la mucosa podemos causar una intususcepción. En casos en los que haya parada completa del tránsito, no se pueda realizar la cirugía para extraerlo y tras informar al propietario de los posibles efectos adversos, se puede emplear Metoclopramida 1-2 mg/kg SID o BID, Domperidona x mg/kg SID o BID. Se recomienda estar seguros de que el cuerpo extraño es móvil, que se ha lubrificado correctamente el tracto gastrointestinal y el paciente se encuentra perfectamente hidratado antes de administrar estos fármacos”, indica el veterinario.

Cuando se ha recuperado y mejorado la sintomatología del paciente, Carreño apunta que se debe decidir si se puede intentar eliminar el cuerpo extraño con manejo médico exclusivamente o si, por el contrario, se debe intervenir quirúrgicamente. “Todo va a depender de los factores mencionados anteriormente (de las posibilidades reales de que pueda expulsar el cuerpo extraño), de la sintomatología, estado del paciente y de la decisión del propietario. En el caso clínico que explicaremos a continuación el factor “ubicación del bezoar” jugó un papel importante en la toma de decisiones, al encontrarse en el ciego”, advierte.

Por ello, recomienda pruebas de diagnóstico por imagen frecuentes en el caso de que se decida realizar un manejo médico exclusivo para valorar si el tratamiento está haciendo efecto o si, por el contrario, debemos de modificarlo y ser más agresivos o proceder a realizar la cirugía resolutiva.

CASO CLÍNICO DE UN CONEJO CON BEZOAR

Carreño explica que recibió en consulta un conejo macho entero, Coco, de 1,2 kg de peso y 7 meses de edad. La propietaria comentó que Coco se mostraba raro desde hace 12 horas aproximadamente, no comía como siempre y había disminuido la producción de heces.

En la anamnesis los veterinarios certificaron que Coco estaba recibiendo una correcta alimentación a base de heno, una cucharada sopera de pienso diaria y una ración de hojas, verduras y fruta del tamaño de una taza. Además, presentaba cuidados adecuados, zona amplia para hacer sus necesidades, sustrato de papel prensado que se cambiaba frecuentemente, cepillados diarios y zona de descanso tranquila y amplia.

“En la exploración física observamos que el paciente presenta unas constantes normales, una hidratación adecuada (la propietaria le dio papilla para hervíboros con jeringa cuando notó que comía menos cantidad) y actitud activa. Todos los dientes se encontraban con un crecimiento normal y bien enrasados. Al manipular la zona del abdomen observamos que el paciente rechina los dientes, se resiste y patalea. La zona de proyección anatómica del estómago se encuentra distendida. Se comunica a la propietaria que lo ideal es realizar pruebas de diagnóstico por imagen para valorar el origen de esa posible dilatación gástrica”, detalla Carreño.

En primer lugar, los veterinarios realizaron una radiografía, en la que observaron el estómago distendido, además de un cuerpo extraño compatible con un bezoar. La propietaria comentó que no creía que hubiera podido ingerir nada extraño, ya que ella siempre está atenta. Posteriormente, se procedió a realizar la ecografía para valorar la situación exacta y el estado general del área en que se encontraba.

“En la ecografía observamos un cuerpo extraño ovalado, con forma de semilla, de x tamaño y móvil, al encontrarse en el ciego. Por tamaño, teníamos dudas de que pudiera salir por la válvula íleo-cecal. El resto de órganos presentaba una estructura conservada a excepción del estómago, que se encontraba dilatado por gas”, indica.

Como el paciente presentaba dilatación gástrica y anorexia por el cuadro de dolor agudo producido por el cuerpo extraño, pero éste se encontraba en el ciego y no obstruyendo el tránsito, los veterinarios procedieron a realizar un manejo médico del paciente.

Se pautó un tratamiento a base de simeticona 50 mg/kg tres veces al día, meloxicam 0,5 mg/kg dos veces al día, metoclopramida 1 mg/kg dos veces al día (al no haber obstrucción), lactulosa 2 ml/kg dos veces al día y aceite de parafina 1 ml/kg dos veces al día, además de ofrecer alimentación con jeringa de papilla para hervíboros en el caso de que no quisiera comer. Al encontrarse con buena actitud y constantes normales, se pautó un tratamiento conservador para casa y, en caso de que empeorara repentinamente, se procedería a realizar la cirugía. Si todo evolucionaba favorablemente se realizaría una revisión en 3 días.

“En la revisión, la propietaria comenta que el paciente se encuentra como siempre, no quedan signos de la molestia por la que se presentó en consulta. Al realizar la radiografía de revisión, observamos que la dilatación gástrica ha desaparecido pero que el cuerpo extraño sigue en la misma zona anatómica. En la ecografía observamos que se sigue encontrando en el ciego. Al eliminar el gas y encontrarse muy bien de actitud, detenemos la administración de simeticona y disminuimos la dosis del meloxicam a SID (una vez al día). Se pauta una revisión para dentro de 5 días”, señala Carreño.

EL CONEJO MOSTRABA SÍNTOMAS DE DOLOR Y SE PATEABA EL ABDOMEN

A los 5 días los veterinarios observaron que el paciente se encontraba bien, aunque la dueña comentó que esporádicamente el animal se pateaba el abdomen y durante estos días hay algunos momentos en que manifestaba dolor. “Este cuadro es compatible con los momentos en el que el CE se sitúa a la salida del ciego, en la válvula íleo-cecal y, al no ser capaz de salir, obstruye la salida y produce el dolor. En la radiografía de control se observa que sigue en la misma zona, por lo que se aumenta la dosis del meloxicam a dos veces al día y se programa la cirugía para resolver el problema”, explica.

“Antes de la intervención, se premedica al paciente con x, se administra meloxicam como analgésico y se inocula enrofloxacina como antibioterapia. Se procede a inducir con isofluorano y a comenzar la cirugía”, detalla Carreño en el caso clínico.

El veterinario, apunta que se realizó una incisión en la zona umbilical, en su zona caudal, de aproximadamente 8 cm de longitud para poder exteriorizar con facilidad el ciego. Cuando se exteriorizó, se colocó sobre un paño de campo estéril para manipular el cuerpo extraño más fácilmente. “Al tacto, notamos un material semi-sólido, con el mismo tamaño y mismo aspecto que el hallazgo que encontramos en el diagnóstico por imagen. Tras valorar cómo proceder, se optó por disgregarlo manualmente al tratarse de un material semi-duro, para así no incidir en el ciego y evitar complicaciones derivadas”, destaca.

Se realizó un masaje leve humedeciendo el ciego con SSF templado realizando círculos cada vez más amplios, hasta notar cómo se disgregaba el CE y que todo el material del ciego tenía la misma consistencia. Se realizó una radiografía intraoperatoria de la zona del ciego para certificar que se había disgregado completamente. Se suturó por capas con un monofilamento absorbible 2/0 (la capa de piel con sutura intradérmica), se administró nitrato de plata en spray en la cicatriz y flumacenilo para revertir el efecto del midazolam.

El tratamiento médico postoperatorio estuvo dirigido a evitar una parada gastrointestinal por la cirugía, el estrés asociado y el dolor, así como evitar una infección bacteriana. Se pautó metoclopramida 2 mg/kg, enrofloxacino 10 mg/kg, meloxicam 0,5 mg/kg y lactulosa 2 ml/kg dos veces al día. Además se pautó revisión en 7 días.

Durante este periodo, la propietaria comentó que el paciente seguía presentando episodios de dolor esporádicos, por lo que los veterinarios decidieron esperar por si se trataba de molestias asociados a la cirugía y para limitar el estrés causado al animal por el transporte.

“En la revisión se realizó una radiografía en la que se observa que el cuerpo extraño se ha eliminado correctamente. Ya el animal no presentaba episodios de dolor y presentaba una actitud normal, por lo que se bajan las dosis de la medicación de forma paulatina y se cita para 2 semanas”, subraya.

En 2 semanas los veterinarios observaron que Coco se encontraba en perfectas condiciones, por lo que le dieron el alta definitiva y le citaron para revisiones periódicas rutinarias.

“Para finalizar, cabe destacar de la importancia de informar a los propietarios de que hay que acudir con urgencia a la clínica para diagnosticar y tratar este tipo de patologías, ya que en esta especie el tiempo juega un papel fundamental a la hora de mejorar el pronóstico, sobre todo en casos de obstrucciones completas”, concluye Carreño.

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