El test de lipasa pancreática canina es el más utilizado para conocer si un perro sufre pancreatitis pero no se conocen suficientemente en profundidad los principales signos clínicos
Analizan los principales signos clínicos de la pancreatitis canina
El test de lipasa pancreática canina es el más utilizado para conocer si un perro sufre pancreatitis pero no se conocen suficientemente en profundidad los principales signos clínicos
Redacción -
26-09-2023 - 09:00 H - min.
En los últimos años, se ha otorgado una importancia creciente a la presentación clínica como parte del diagnóstico de pancreatitis en perros y, sin embargo, hay comparativamente pocos datos que investiguen la gama completa de signos clínicos que pueden observarse en estos animales.
La inflamación del páncreas es una patología bastante grave, y los perros pueden padecerla por una serie de factores predisponentes entre los que se encuentra la obesidad y la ingesta a largo plazo de dietas ricas en grasas.
Uno de los test más utilizados para detectarla es el de la lipasa pancreática canina (cPLI). Por ello, un grupo de investigadores ha llevado a cabo un reciente estudio para documentar los datos demográficos de perros con una concentración sérica aumentada de cPLI.
La intención del estudio fue documentar la presentación clínica de perros con una concentración sérica aumentada de cPLI (≥400 µg/L), investigar la prevalencia de comorbilidades y pre-terapias farmacológicas existentes en la población de estudio, y documentar su historial dietético.
Para ello, se revisaron retrospectivamente las muestras del Laboratorio Gastrointestinal de la Universidad Texas A&M de perros con una concentración aumentada de inmunorreactividad de la lipasa pancreática sérica y se distribuyó una encuesta al veterinario a cargo en cada caso. Se registraron ciento 170 respuestas en total
Los resultados demostraron que los perros con concentraciones elevadas de lipasa pancreática podrían mostrar una amplia gama de signos clínicos, que pueden estar relacionados con pancreatitis o una enfermedad concurrente.
Predominaron signos clínicos inespecíficos, como la anorexia. Además, el dolor abdominal manifiesto se informó con poca frecuencia, por lo que consideran que los veterinarios deben tener cuidado al descartar pancreatitis debido únicamente a la falta de dolor abdominal.
En esta ocasión, la enfermedad concurrente más común fueron las anomalías hepatobiliares. “Se necesitan estudios adicionales para determinar si se trata de una relación causal o asociativa”, apuntan.
El uso de fármacos reflejaba prácticas de prescripción comunes y el uso de fármacos antiepilépticos era bajo a pesar de estudios previos que documentaban asociaciones claras entre el fenobarbital y el bromuro de potasio y la pancreatitis asociada a fármacos.
Las dietas de mantenimiento para perros adultos, además de los alimentos para humanos y las golosinas para perros, se administraban comúnmente antes del desarrollo de una mayor concentración de lipasa pancreática.
Los tres principales signos clínicos informados fueron inapetencia (62%), diarrea (53%) y vómitos (49%). Se observó dolor abdominal sólo en el 32% de los perros, probablemente asociado con una mala detección del dolor.
Además, la mayoría de los perros (71%) habían tenido episodios previos de malestar gastrointestinal en los últimos 12 meses, lo que respalda la característica común de pancreatitis aguda recurrente o enfermedad aguda o crónica.
Las anomalías hepatobiliares (24%) fueron la enfermedad concurrente más común y los trastornos endocrinos se observaron en una proporción baja de los encuestados (5-8%). Los perros consumían comúnmente dietas de mantenimiento para adultos (65%), golosinas para perros (40%) y alimentos para humanos (29%) antes de que se descubriera una mayor concentración de cPLI.
Los perros con concentraciones elevadas de inmunorreactividad de la lipasa pancreática muestran una amplia gama de signos clínicos. Es de destacar que el dolor abdominal se informó con poca frecuencia y probablemente no se detectó lo suficiente.
“La pancreatitis no debe excluirse por la falta de percepción de dolor abdominal. Los episodios recurrentes de malestar gastrointestinal son comunes en perros con concentraciones elevadas de cPLI. Se justifica realizar investigaciones adicionales sobre los posibles factores de riesgo de pancreatitis, incluida la posible pancreatitis relacionada con medicamentos (DAP)”, concluyen los investigadores.