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MASCOTAS

‘Proyecto Pepo’: Perros para mujeres víctimas de violencia de género

Este proyecto forma a las usuarias y dona a perros de protección para mujeres que han sido víctimas de violencia de género. Se realizan tres cursos y las víctimas vuelven a recuperar su vida otra vez

‘Proyecto Pepo’: Perros para mujeres víctimas de violencia de género

‘Proyecto Pepo’: Perros para mujeres víctimas de violencia de género

Este proyecto forma a las usuarias y dona a perros de protección para mujeres que han sido víctimas de violencia de género. Se realizan tres cursos y las víctimas vuelven a recuperar su vida otra vez

Isabel Gómez - 08-03-2018 - 12:00 H - min.

El ‘Proyecto Pepo’ es una iniciativa de la Fundación Mariscal que dona perros de protección y forma a las usuarias que han sido víctimas de violencia de género para que tengan la oportunidad de recuperar la libertad y confianza que una vez tuvieron.

La idea nació sobre el año 2009-2010, cuando en una exposición internacional una mujer se acercó a Ángel Mariscal, dueño de la empresa Security Dogs, que entrena a perros de seguridad. La mujer les pidió que si podían entrenarle a su perro para que la protegiera de las agresiones de su maltratador. De esa idea nació ‘Proyecto Pepo’, ha declarado Ángel Mariscal en declaraciones para Animal’s Health.

Este proyecto se caracteriza porque los canes con los que trabajan no son perros de seguridad, sino de protección, señala Mariscal. Con un perro de seguridad interviene el instinto de defensa, de caza y el de presa. Pero a la hora de hablar de un perro de protección solo entra en juego el instinto protector. “Los adiestradores no nos habíamos aprovechado en absoluto de este instinto, del que ahora nace el ‘Proyecto Pepo’”, relata Mariscal.

Estos canes tienen un papel fundamental en la vida diaria de las usuarias. No sólo previenen el daño físico, sino que ayudan a reparar el daño psicológico, mejorando la salud mental de las mujeres. América Bayón, antigua usuaria del proyecto y actualmente formadora del mismo, define a su perro como parte de su familia y “un miembro más de mi casa”. Como formadora en los cursos que se imparten comenta que las usuarias “realizan cosas que no se planteaban unos meses antes, como por ejemplo bajar a la calle a las 00.30 de la noche”.

ACCESO A ESPACIOS CON LOS PERROS

En la actualidad, la ley no permite que los perros de protección puedan acceder a todos los lugares, como sí  ocurre con los perros guía. Este asunto es un problema, puesto que el trabajo que se realiza con las usuarias a veces se ve frustrado, ya que “hay que dejar el perro en el coche o pedir a alguien que te acompañe al sitio que necesitas. Algunas empresas sí dejan que puedas ir a trabajar con el can”, explica Bayón.  Actualmente, depende de la voluntad de las personas permitir esto o no, pero muchas veces se acogen a la Ley. América explica que sí están llevando a cabo reuniones con diferentes partidos políticos para que se permita la entrada del perro de protección a cualquier lugar.

Poder llevar a un perro de protección es “una tarea ardua, el proceso no es corto, pero entendemos que para poder llevar un perro de estas características es fundamental que las usuarias tengan una formación exquisita”, especifica Mariscal.

Este proceso comienza primero con una entrevista con el director de seguridad, que dictamina las necesidades de protección. Después, interviene la psicóloga experta en violencia de género, que es la que valora si en ese momento puede o no la mujer llevar al perro. Por último, un etólogo tiene que evaluar si el can va a estar en unas condiciones óptimas. Tras esta fase se empieza el programa formativo.

FORMACIÓN MEDIANTE TRES CURSOS

La formación tiene tres cursos. El primero son 20 horas y es el que obliga la ley para llevar a perros de seguridad y el que habilita a los vigilantes llevar perros de seguridad. El segundo es de 150 horas, es el que habilita a los adiestradores, ya que en el fondo ellas son adiestradoras, y es la fase donde se dona al perro. "Aquí es donde se empieza a formar el vínculo mediante el trabajo", puntualiza Mariscal. Por último, el tercer curso es específico sobre perros de violencia de género.

Los perros que se entrenan con las usuarias son grandes ya que lo que se busca es una labor disuasoria. Además, también tienen que tener el instinto de protección, ya que hay determinadas razas que no lo tienen. Entre las razas más comunes con las que trabajan son el pastor alemán, rottweiler, el presa canario, malinois o dóberman.

Los resultados que han podido ver es que las usuarias tienen una “recuperación total y absoluta”, describe Mariscal. Las mujeres pierden el miedo a salir a la calle, ganan fuerzas para vivir y para relacionarse de nuevo con la gente. "Las mujeres que han sufrido violencia de genero suelen rechazar a la sociedad, ya que creen que ésta les ha causado su mal, pero una vez que el perro aparece en sus vidas vuelen a querer relacionarse y a querer vivir otra vez". 

En este sentido América Bayón confiesa que para ella ‘Proyecto Pepo’ ha significado volver a sentirse libre, “yo llegué allí teniendo un montón de miedos, mirando siempre para atrás, controlando todo lo que me rodeaba y hoy por hoy, con mi perro de protección no tengo miedo de ir a ningún sitio”.

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