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Veterinaria rural: “Si la gente aún se sorprende al vernos, es porque todavía nos queda mucho”

Por el Día Internacional de la Mujer Rural, que se celebra el 15 de octubre, la veterinaria Raquel Roca explica su día a día trabajando en un cebadero de bovino y anima a las veterinarias a contemplar la ganadería como salida profesional

La veterinaria rural Raquel Roca.
La veterinaria rural Raquel Roca.

Veterinaria rural: “Si la gente aún se sorprende al vernos, es porque todavía nos queda mucho”

Por el Día Internacional de la Mujer Rural, que se celebra el 15 de octubre, la veterinaria Raquel Roca explica su día a día trabajando en un cebadero de bovino y anima a las veterinarias a contemplar la ganadería como salida profesional

Jorge Jiménez - 14-10-2022 - 12:49 H - min.

Cada 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural, una jornada en la que se reivindica la contribución de la mujer en el sector agrario y los pueblos del interior de España. Y es que, según aseguran desde Naciones Unidas, las mujeres en este tipo de entornos se enfrentan a una discriminación significativa en lo que respecta a la propiedad, la remuneración, la capacidad decisoria o el acceso a recursos y mercados.

Para revertir esta situación y reconocer los esfuerzos de las mujeres en el sector primario, países como España llevan a cabo iniciativas como los Premios de Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

Pero la Administración Pública no es la única que impulsa acciones de este tipo y, desde hace unos años, en España también se celebran los Premios Ganadería en Femenino de Zoetis, que este año han cumplido su tercera edición, reconociendo el trabajo de la veterinaria rural Raquel Roca, especialista en vacuno de carne de la empresa Bos Nostrum, en Vilamarxant (Valencia).

Raquel, que ha sido premiada en la categoría de innovación, por su compromiso y trabajo en pro del bienestar animal, explica a Animal’s Health que ya lleva 3 años trabajando como veterinaria en este cebadero —los mismos que han pasado desde que terminó la carrera— y que tiene unos 2.200 animales a su cargo, que se encarga de supervisar todos los días.

A pesar de que la veterinaria se muestra ilusionada y orgullosa con su trabajo con grandes animales, confiesa que esta no era la salida profesional que tenía pensada originalmente, cuando aún era estudiante.

Y es que, reconoce que, como la inmensa mayoría de sus compañeros, prefería la clínica de pequeños animales. No fue hasta tercer año, en unas prácticas como veterinaria de vacuno en Galicia, cuando se dio cuenta de cuál iba a ser su camino para seguir dentro de la veterinaria.

En Galicia descubrí que los grandes animales eran mi pasión”, asegura. “Trabajaba con un veterinario e íbamos granja por granja todos los días, visitando explotaciones familiares, un trabajo que me gustó mucho. Así que cuando volví de Galicia tenía claro que ya no quería dedicarme a pequeños animales”, indica.

Tras sus prácticas en Galicia, ya en cuarto año de carrera, Raquel encontró unas prácticas en el cebadero donde trabaja actualmente, donde finalmente pudo quedarse a trabajar como veterinaria.

Durante los 3 años que Raquel lleva ya en el cebadero la veterinaria no ha parado de formarse, y señala que recientemente ha terminado un máster en medicina y cirugía en rumiantes. Además, la veterinaria adelanta que tiene previstos varios proyectos sobre bienestar animal y a medio-largo plazo realizar un doctorado.

Raquel reconoce que el bienestar animal es un aspecto que le interesa mucho de la veterinaria de grandes animales. De hecho, actualmente está tratando de mejorar el bienestar de los terneros en el cebadero, monitorizando la temperatura y la cantidad de alimentos que consumen, para detectar posibles problemas y atajarlos.

Esto, permite a la veterinaria anticiparse y detectar patologías o problemas que pueda sufrir el ternero, como agresiones por parte de animales más grandes, mejorando así su bienestar, rebajando su nivel de estrés y teniendo que recurrir con menor frecuencia al uso de antibióticos, haciendo, por lo tanto, un uso responsable de estos fármacos.

No paro de leer artículos científicos sobre bienestar en vacuno, lo que ocurre es que la gran mayoría de ellos son para vacuno de leche”, explica la veterinaria y señala que es por ello por lo que tiene que ingeniárselas para plasmar los proyectos e ideas de mejora de bienestar que se le ocurren para los animales que tiene en el cebadero.

VETERINARIO DE GRANDES ANIMALES: UN TRABAJO MUY DURO

Aunque Raquel señala que le apasiona su trabajo, reconoce que en ocasiones la veterinaria de grandes animales puede ser exigente a nivel físico. “Los días que hace mucho calor son especialmente matadores, te agota por completo”, apunta.

“El trabajo en sí es duro. Ahora mismo, por ejemplo, estamos sacando estiércol y estamos encamando, tenemos que levantar muchas vallas. Luego están los sacos de salvado de 15 kilos para los animales pequeños, que los tenemos que llevar a brazo. Si te pilla una temporada en la que estés especialmente cansado o no duermas bien, es un trabajo que te destroza”, confiesa.

Pero reconoce que lleva bastante bien el trabajo y admite que para poder seguir este ritmo todas las tardes, al terminar su jornada, dedica un tiempo al ejercicio. “Es un trabajo muy físico, cada día puedo hacerme entre 13 o 14 kilómetros andando” explica, y señala que en los meses más duros del verano tienen que adaptar su jornada al calor, comenzando antes a trabajar, para evitar las altas temperaturas tanto para el personal como para los animales.

Adaptarse al entorno rural y al trabajo con grandes animales no le supuso un problema a Raquel, que ya vivía en un pueblo —Moncada (Valencia)— antes de comenzar a estudiar Veterinaria, aunque señala que no a todo el mundo le atrae este trabajo.

Así, por ejemplo, todas sus amigas de promoción, según explica, están trabajando actualmente con pequeños animales. “Teníamos una compañera que vino de prácticas al cebadero, estuvo un par de meses y al final ha ido también por la rama de pequeños”, señala.

Raquel achaca la falta de veterinarias en el sector de grandes animales a que es un trabajo exigente al que “o se le tiene verdaderamente pasión o no se puede aguantar, por el cansancio físico que supone diariamente”. “Es un trabajo sacrificado, la semana pasada hubo un día que tuve que venir al cebadero a las 12 de la noche para descargar unos terneros; y luego al siguiente día vuelves a trabajar a las 7 de la mañana”, indica.

DISCRIMINACIÓN A LAS MUJERES VETERINARIAS

Además de ser un trabajo duro, el de veterinaria rural es un empleo que en ocasiones puede generar situaciones de discriminación. En este sentido, Raquel recuerda algunos episodios en los que percibió un trato diferente por ser mujer cuando hacía sus prácticas en Galicia.

“Al fin y al cabo son ganaderos de 60 años o más, con otra mentalidad; y va una mujer recién licenciada, con 24 años y le cuesta integrarse. Yo he visto casos en los que, si va una mujer a cebaderos, a vacuno de carne o toros de lidia, no ha habido buena tolerancia hacia la veterinaria”, lamenta.

No obstante, Raquel asegura que en su actual lugar de trabajo nunca ha tenido ningún problema de este tipo y afirma que se ha compenetrado muy bien con todos sus compañeros, que son gente joven en su mayoría.

A este respecto, la veterinaria señala que ha notado ciertos avances en cuanto al papel de la mujer en veterinaria. “Cuando yo preguntaba a las veterinarias con las que me encontraba en mis prácticas en Galicia me lo pintaban bastante mal. Sí es verdad que veo un cambio en las generaciones más jóvenes, pero considero que todavía tenemos mucho por delante, a la vista está que no haya muchas mujeres que quieran dedicarse al ganado”, destaca.

“De hecho, cuando digo que trabajo en ganadería y ven que soy una mujer, la gente alucinaNo están habituados a ver una mujer. Si la gente aún se sorprende al vernos, es porque todavía nos queda mucho”, advierte.

MEJORES CONDICIONES LABORALES QUE EN LA CLÍNICA DE PEQUEÑOS ANIMALES

Las situaciones complicadas que se pueden encontrar las veterinarias en su día a día al trabajar en ganadería son, para Raquel, una de las cosas que pueden hacer que estas profesionales rechacen dedicarse a este sector, prefiriendo la clínica de pequeños animales.

A esto hay que añadirle que hay pocos jóvenes veterinarios dispuestos. “Entre los meses de julio a septiembre, cada quincena, vienen tres alumnos de prácticas al cebadero. Pues de la veintena que han pasado en este periodo por aquí, solo una persona quería dedicarse a ganadería, una chica que su padre tiene una granja de porcino”, señala la veterinaria.

Para poner solución a esta situación, Raquel considera que en la enseñanza en las facultades de Veterinaria debería haber más prácticas en el ámbito de la ganadería, para incentivar a los estudiantes a conocer el sector y tratar de que no todos ellos se encaminen a la clínica de pequeños.

Un sector que, según indica Raquel, tiene condiciones laborales y salariales mucho peores. “La gente que yo conozco trabajando en clínica privada está muy quemada, su salario es muy bajo, tienen que hacer miles de urgencias y noches para llegar a un sueldo relativamente digno”, lamenta.

Los veterinarios que nos hemos decantado por los grandes animales tenemos unas condiciones laborales que están mucho mejor”, remarca, y recomienda que las veterinarias que estén pensando a qué dedicarse en la actualidad se decidan por el sector de los grandes animales.

Por último, Raquel se muestra optimista con el futuro de la mujer en veterinaria y asegura que empieza a haber “un cambio de chip” en las alumnas sobre que una mujer es igual de válida que un hombre a la hora de trabajar con ganado, lo que puede hacer que, cada vez más, se decidan por este sector.

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