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Un algoritmo previene de brotes de diarrea epidémica porcina

La Universidad Estatal de Carolina del Norte ha desarrollado un algoritmo que, mediante la inteligencia artificial, ayuda a las granjas a prevenir brotes de la cepa americana del virus de la diarrea epidémica porcina

Un algoritmo previene de brotes de diarrea epidémica porcina

Un algoritmo previene de brotes de diarrea epidémica porcina

La Universidad Estatal de Carolina del Norte ha desarrollado un algoritmo que, mediante la inteligencia artificial, ayuda a las granjas a prevenir brotes de la cepa americana del virus de la diarrea epidémica porcina

Francisco Ramón López - 31-01-2019 - 12:50 H - min.

Un modelo matemático creado a través de inteligencia artificial por investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (NCSU, por sus siglas en inglés) es capaz de monitorizar en tiempo real el riesgo de surgimiento de un brote de diarrea epidémica porcina (DEP) y ayudar a prevenirlo.

El DEP es un virus envuelto de la familia Coronaviridae que afecta únicamente a suidos y produce un cuadro de enteritis severa, vómitos y diarrea acuosa que ocasiona altas mortalidades, de hasta el 100%, en lechones de menos de 10 días. La transmisión directa es fecal-oral, aunque también se ha detectado presencia del virus en sangre, semen y contenido nasal lo que puede implicar cierta capacidad de transmisión vía aerógena.

Para diseñar este algoritmo, los investigadores han recogido datos de 332 granjas de cerdas reproductoras durante un año y han aplicado la inteligencia artificial y el aprendizaje automático, o ‘machine learning’, para cuantificar las asociaciones entre factores de riesgo y crear modelos predictivos que permitieran identificar los agentes más importantes.  

Finalmente, han concluido que la circunstancia más determinante para  que se generen un brote de DEP es el movimiento de los animales entre granjas, que esparce el patógeno entre explotaciones vecinas. “Entender la red de movimientos y analizar rutas, volúmenes y frecuencias es efectivo para la prevención”, afirma el estudio, que destaca que personal, equipo y otros fómites pueden favorecer la introducción de la enfermedad a las granjas no infectadas.

Otros factores identificados que aumentan el riesgo de aparición de la enfermedad son una elevada densidad de población y factores ambientales —el trabajo ha analizado el entorno a 10 kilómetros a la redonda— como la escasez de vegetación, el viento intenso,  las temperaturas altas,  las altitudes elevadas, las precipitaciones habituales o una elevada altitud y pendiente.

Teniendo en cuenta todo esto, los investigadores apuntan que con este modelo, que durante las pruebas ha llegado a alcanzar más de un 80% de eficacia, puede llegar a mapear en tiempo real los riesgos de que se produzca la enfermedad tanto en el transporte como durante su estancia en la granja.

LA ENFERMEDAD EN ESPAÑA

Según datos del Ministerio de Agricultura, la DEP se describió por primera vez en España en el año 1985, propagándose con cierta rapidez por la cabaña porcina nacional, aunque posteriormente la incidencia de la enfermedad disminuyó de forma notable a partir del año 2000 a medida que la cabaña porcina europea fue adquiriendo inmunidad natural, quedando en una enfermedad que solo presenta brotes de forma ocasional.

En contraste, en Asia la enfermedad sigue presente, principalmente en China, originando brotes graves y recurrentes; mientras que en Estados Unidos y otros países americanos, apareció a partir del 2013 provocando elevadas mortalidades en lechones. Diversos estudios han demostrado que las cepas americanas y China están relacionadas.

En la UE se ha abierto un debate sobre si estas nuevas cepas chinoamericanas podrían llegar a Europa y no presentar inmunidad cruzada con las cepas que circulan en nuestro continente, con lo que la cabaña porcina europea podría enfrentarse a brotes similares a los que se están dando en el continente americano.

El Ministerio recuerda que la DEP no es una enfermedad de declaración obligatoria según la Organización Mundial de la Sanidad Animal (OIE) y no es una enfermedad zoonótica, por lo que no afecta a las personas y no supone una amenaza para la seguridad alimentaria, siendo un problema estrictamente de sanidad animal.

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