El examen veterinario temprano de los cascos es fundamental para prevenir problemas de salud en los potros, una acción preventiva en la que ejercen un papel principal los herradores, quienes pueden evitar futuros problemas
El herrador, aliado esencial del veterinario en la salud de los cascos
El examen veterinario temprano de los cascos es fundamental para prevenir problemas de salud en los potros, una acción preventiva en la que ejercen un papel principal los herradores, quienes pueden evitar futuros problemas
Alfonso Neira de Urbina - 24-04-2019 - 13:30 H - min.
El cuidado de los potros requiere de la mano experta de un veterinario y en équidos la especialización es importante, y más aún en el cuidado de los cascos de los ejemplares más jóvenes. Una cuestión importante ya que el tratamiento temprano de las cascos puede influir, ostensiblemente, en el valor monetario del ejemplar, a su potencialidad como caballo de carreras e incluso a su salud y bienestar general.
En este sentido, la importancia del cuidado de los cascos está remarcada por el hecho de que puede afectar de por vida a la anatomía de las extremidades de los potros.
Concretamente, en el momento de nacer, los potros tienen formadas todas las estructuras de las pezuñas, las cuales les acompañarán toda su vida. En un principio, cuando el animal está todavía en el útero, las pezuñas son suaves, lo que reduce el riesgo de traumatismo, hasta que se endurecen rápidamente tras el alumbramiento.
En el momento en el que el potro nace, el casco presenta una forma cónica que se estrecha desde la parte más ancha hasta una punta estrecha, por lo que gran parte del peso se descarga sobre el dedo del casco hasta que, aproximadamente, el animal cumple un mes.
A medida que el potro se desarrolla, la pezuña lo hace con él, creciendo hacia abajo y aumentando la superficie del suelo que cubre. Los veterinarios señalan que el ejercicio y el recorte de los cascos aumentan el área que abarca la pezuña y, además, recortar los cascos provoca que la superficie se mueva del dedo al talón.
“Creo que todos los potros deben ser examinados por un veterinario y un herrador dentro de las dos primeras semanas de vida, para evaluar la conformación de las extremidades, examinar sus pezuñas y ver como caminan”, recomiendo Stephen O’Grady, veterinario especialista en équidos del Virginia Therapeutic Farriery.
Esta recomendación se debe a la mencionada importancia de los cascos. De hecho, puede ser normal que al principio se produzcan algunas desviaciones en los potros y, aquí, entran tanto el veterinario como el herrador, quienes pueden determinar si hay algún problema.
“Cuando los potros nacen, generalmente —los cascos— están un poco separados, y eso es normal”, ha explicado John Slight, herrador jubilado de Alaska. “Normalmente no trato de corregir eso porque a medida que el potro crece y su pecho se ensancha, las patas se enderezan”, ha apuntado.
El cuidado de las pezuñas durante un examen temprano es lo que puede afectar a la futura conformación de la extremidad y al casco del potro. "Dado que muchas anomalías en las extremidades afectan a las articulaciones, hay un pequeño margen de oportunidades desde el nacimiento hasta los cuatro meses aproximadamente para corregir muchos problemas, lapso tras el cual la tarea se vuelve más difícil", explica O’Grady, quien concluye que hay más posibilidades de “corregir la deformidad de una extremidad o un problema en el casco se detecta tempranamente y se aborda de manera adecuada".
Además, el veterinario señala que el diagnóstico temprano y el cuidado pueden tener un impacto positivo sobre muchas deformidades, como por ejemplo el valgo carpiano. De hecho, algo tan sencillo como controlar el ejercicio y colocar una extensión acrílica en la pezuña puede ser muy efectivo.
En definitiva, el diagnóstico temprano así como el cuidado de las pezuñas pueden tener un efecto altamente positivo en los potros. De hecho, Sligh señala que, aunque llevar el potro al herrador cada treinta días después del primer examen es adecuado, los chequeos cada dos semanas son más aconsejables, ya que posibilita que el aliado del veterinario en la salud de los cascos, el herrador, se percate de problemas y evite que éstos progresen.