Director general de Derechos de los Animales del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030
José Ramón Becerra
Director general de Derechos de los Animales del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030
Trabajaremos para que los reglamentos de la Ley de Bienestar Animal se hagan con el mayor consenso posible
Jorge Jiménez - 24-01-2024 - 14:40 H - min.
El pasado 21 de diciembre de 2023 se conocía el nombramiento de José Ramón Becerra como nuevo director general de Derechos de los Animales, que tomaba el relevo de Sergio García Torres, después de que este anunciara su baja de la dirección de Podemos y su cese al frente de la institución.
Ingeniero de formación, Becerra se convertía así en la persona en la que Pablo Bustinduy, ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, confiaba para asumir el mando de la Dirección General que, tras aprobar la Ley de protección de los derechos y el bienestar de los animales, tiene la responsabilidad del desarrollo reglamentario de la norma.
El nuevo director general cuenta con experiencia en este ámbito, pues fue el responsable de poner en marcha el Proyecto de Ley de Protección de los Animales de Euskadi cuando fue parlamentario de Berdeak-Verdes EQUO en el Parlamento Vasco.
Becerra, que ha aterrizado en la Dirección General hace tan solo unas semanas, ha comenzado ya a ponerse al día del funcionamiento de la institución desde su despacho en la sede ministerial y a realizar una primera toma de contacto con las asociaciones y organizaciones más relevantes del sector de la salud y el bienestar animal.
Mientras da sus primeros pasos como director general, Becerra ha recibido en la sede del Ministerio de Derechos Sociales al diario Animal’s Health, y ha desgranado en una entrevista para este medio cuáles van a ser sus principales líneas de actuación al frente de la Dirección, adelantando que la búsqueda de consenso será uno de los pilares fundamentales sobre los que se asiente su mandato durante esta legislatura.
P. Recientemente has sido nombrado director general de Derechos de los Animales, ¿cómo reaccionaste cuando supiste que el ministro Pablo Bustinduy había confiado en ti? ¿Cómo te enteraste? ¿Qué te dijo el ministro?
R. Cuando me lo propusieron, evidentemente, en primer lugar, sentí que era un honor poder formar parte del Gobierno y desarrollar las capacidades que tenemos para hacer un país y una sociedad mejores.
La propuesta me la trasladó la secretaria de Estado de Derechos Sociales, Rosa Martínez. Después, cuando me entrevisté con el ministro, lo único que me dijo es que teníamos que trabajar para ensanchar derechos en el país, y uno en el que teníamos que trabajar era en el de los animales que conviven con las personas.
Para mí fue algo inesperado, pero que piensen en ti y en lo que has hecho en el pasado a favor de la protección de los animales, es una satisfacción y al mismo tiempo un honor. También es un reto, porque exige lo mejor de uno mismo para llegar a conseguir los resultados que se pretenden alcanzar.
P. ¿Qué ha supuesto para ti, a nivel personal, este nombramiento?
R. Por un lado está la satisfacción de ver que te tienes que enfrentar a un reto estimulante, que es el de mejorar la protección de los animales en el país, pero evidentemente, a nivel personal, supone un sacrificio grande, porque tienes que abandonar la zona de confort, el proyecto profesional en el que estabas, te tienes que desplazar a Madrid y digamos que para la gente que vivimos un poco en la periferia —yo vivo en Bilbao—, no en la capital, pues eso a nivel personal es un sacrificio reseñable.
Además, el salto de la política autonómica en el País Vasco a la nacional es grande, porque las repercusiones que tiene todo lo que se hace en la política a nivel nacional son para todo un país, que tiene 50 millones de personas, eso es un reto en sí mismo.
Hacer política en una comunidad autónoma es satisfactorio, también porque ayudas a desarrollar tu comunidad, la sociedad en la que vives, y aportas algo de ti, pero pasar a formar parte del Gobierno es otro mundo.
P. Cuéntanos un poco sobre tu trayectoria
R. Mi trayectoria profesional la he desarrollado siempre en la Administración Pública, donde he estado 30 años trabajando en puestos de responsabilidad técnica. Conozco bien la Administración y cómo funciona la maquinaria de un gobierno.
Fue en 2016 cuando salté a la política y fui al Parlamento Vasco. Allí, en primer lugar, entré más en contacto con lo que es el ámbito legislativo.
Además, fue cuando me empecé a familiarizar con la cuestión de la protección y el bienestar de los animales, y fue cuando nos planteamos desarrollar la ley vasca de protección animal; y es ahí donde adquirí el bagaje que me permite ahora estar en esta Dirección.
P. ¿Cómo ves a la sociedad española respecto al bienestar animal?
R. Más allá de los estereotipos que subyacen en cuestiones como la tauromaquia o los espectáculos con animales, yo creo que debajo de todo eso hay una sociedad española que cuida y se preocupa por sus animales de compañía.
Y me parece que es relativamente injusto que esa sociedad española que cuida y se preocupa de sus mascotas esté un poco invisibilizada por esta otra particularidad que tenemos, que es que en nuestro país también convivimos con situaciones de maltrato y de tortura de animales.
Creo que la sociedad española está preparada para superar esos estereotipos y para que desarrollemos una conciencia de que somos una sociedad capaz de proteger mejor a los animales con los que convivimos.
Soy optimista, porque el hecho de que más de la mitad de los hogares españoles convivan con un animal de compañía significa que la inmensa mayoría de esos hogares quieren a sus animales, los estiman, los protegen, los defienden.
P. ¿Cuáles son los problemas que más te preocupan como director general en materia de derechos de los animales?
R. Mi mayor preocupación es el abandono de animales, que se centra sobre todo en los animales de compañía. Creo que ahora mismo el abandono es la principal lacra a la que tenemos que hacer frente, no sólo desde el Gobierno de España, sino también desde todas las instituciones.
Hablo de comunidades autónomas, por supuesto, también las instituciones locales, que son las que en última instancia más lo sufren, incluso en sus arcas. Creo que ahora mismo ese es el reto que tenemos como país en el ámbito de los animales.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el abandono no es solamente de animales de compañía como pueden ser perros y gatos, aunque sea lo que más vemos porque el número de estos animales que conviven en nuestras ciudades y pueblos es enorme.
También se somete a un cierto abandono a otros tipos de animales como los silvestres en cautividad, o animales que han sido de producción o renta y que, sin embargo, dejan de serlo y automáticamente pasan a otro estatus.
Creo que el abandono, en general, es un problema. Obviamente, como digo, el abandono de perros y gatos es ahora mismo la cuestión más visible y a la que hay que hacer frente de una forma más inmediata, buscando soluciones.
Y es que, mi forma de ejercer la política no es tanto de acusar, sino de intentar poner soluciones, es más conciliadora.
Yo creo que la situación de la protección de los animales en este país, la conocemos bien, y prefiero quedarme con lo positivo, porque desde lo positivo podemos construir algo mejor.
En general, tenemos puntos negros y asuntos a los que tenemos que hacer frente, como por ejemplo, la situación de ciertas razas de animales como los galgos, pero todo ello no quita para que también sea capaz de ver que en este país no solo hay maltrato.
P. ¿Qué crees que puedes aportar a la Dirección General de Derechos de los Animales con tu experiencia de todos estos años?
R. Sobre todo capacidad de escucha, porque si no escuchamos no nos entendemos y si no nos entendemos no podemos llegar a acuerdos. Y si lo que estamos buscando es ampliar los consensos que ahora mismo ya existen en la sociedad en torno a la protección de los animales, para eso tenemos que escuchar todas las sensibilidades.
Mi labor es escuchar y tomar decisiones, pero insisto, primero escuchar y después decidir. Y precisamente, porque los temas son difíciles de abordar, en nada nos ayuda el ruido que podamos generar en torno a ello.
Creo que las posturas están claras antes de sentarse en la mesa, pero una vez que nos sentamos lo que nos toca es escuchar lo que dice el de enfrente y tratar de entenderle. Tenemos que conseguir un mayor consenso en torno a la protección de los animales en España, porque estoy seguro de que con todos los colectivos con los que me puedo sentar encontraré siempre puntos en común, sobre todo si tenemos una idea clara, y es terminar con el maltrato y con el abandono de animales en este país.
P. ¿Cuáles son los retos que le esperan a tu Dirección General esta legislatura?
R. Hay un reto que es evidente y claro y es que hay que hacer el desarrollo reglamentario de la ley, que aprobó el legislativo y que es la voluntad democrática de este país. Esa ley, como Ejecutivo, nos corresponde desarrollarla y hacerla cumplir. Ese es el principal reto.
Aunque el objetivo del Gobierno no puede ser solamente desarrollar la ley y hacerla cumplir, tenemos que buscar objetivos más allá, y el tema de implementar políticas para hacer frente al abandono es otro reto de primer orden.
Eso sí, antes de poner ideas sobre la mesa prefiero escuchar primero, porque evidentemente para una persona como yo, que no viene de desarrollar un trabajo profesional en este ámbito, sería muy presuntuoso tratar de traer ideas cuando hay gente que lleva años trabajando y que seguramente conoce los sectores mucho mejor de los que puedo conocerlos.
Evidentemente, cada cual traemos nuestro bagaje y tenemos una disposición a defender unas cuestiones u otras, pero siempre hay que buscar aquellas que generen mayor consenso y, sobre todo, que vayan a ser más efectivas para hacer frente a los problemas que tratamos de combatir.
P. En líneas generales, ¿qué rumbo vas a seguir como director general?
R. Bueno, la escucha es un primer paso. El siguiente paso y el rumbo que tenemos que escoger es el de ensanchar los consensos.
Tenemos que escuchar para poder acordar y los acuerdos tienen que ir en el sentido de ensanchar los consensos que creo que ya existen en este país en torno a la necesidad de proteger mejor a los animales.
No creo que haya un solo sector que se oponga a proteger a los animales. Evidentemente, cada cual luego puede tener sus propios intereses legítimos, sus propias expectativas que querrá ver cumplidas, pero, en última instancia, el horizonte que nos tenemos que marcar es el de proteger mejor a los animales.
P. ¿Cuáles son los pasos inmediatos que tomaréis desde la Dirección General de Derechos de los Animales?
R. Cuando llegas a una Dirección General considero que lo primero que hay que hacer es revisar todas las líneas de trabajo que se han desarrollado hasta la fecha y tratar de establecer objetivos de cara a la legislatura.
A continuación, está el abrir los cauces de diálogo con los diferentes colectivos. Nos hemos reunido ya con algunas entidades y asociaciones dedicadas a la protección de los animales.
De hecho, nos acabamos de reunir con diferentes colectivos ecologistas y a lo largo de los próximos días nos reuniremos con otros colectivos profesionales que tienen preocupaciones y planteamientos que hacer en torno al tema de la protección de los animales.
Sobre la base del trabajo interno que hacemos de analizar lo que se ha hecho hasta la fecha y con lo que escuchemos a los diferentes colectivos, trazaremos un plan de trabajo y, una vez que lo tengamos, lo socializaremos y lo haremos público para que todos esos colectivos lo puedan conocer y de alguna manera debatir.
P. ¿Cómo has visto las líneas de trabajo que se llevaron a cabo en la anterior Dirección General? ¿Hay algo que te gustaría cambiar?
R. En la anterior legislatura se hizo un trabajo enorme para poner en marcha la Dirección General. Hay una plantilla de personas que forman parte de la Dirección muy valiosa, muy implicada en los objetivos y que han hecho un trabajo muy bueno.
Ahora que estamos en la siguiente fase, ya no se trata de lanzar la Dirección General, ni de aprobar una ley, estamos en un momento en el que hay que consolidar los avances que se han conseguido.
Por eso, ahora las líneas de trabajo que vamos a implementar van a diferir ligeramente de las de la anterior Dirección General. En este sentido, el impulso político que se dio en la anterior legislatura ahora se tiene que convertir en un impulso de consolidación y de implementación de políticas que sean más o menos estables.
Tenemos diferentes retos, porque la aprobación de la ley exige encontrar recursos técnicos y económicos para ponerla en marcha, para apoyar a las entidades locales, a las entidades protectoras de animales, etc.
Eso nos exige un plan de trabajo diferente al que hubo en la legislatura anterior y seguramente reestructurar o reorientar algunas de las líneas de trabajo, pero lo iremos viendo.
Uno de los grandes retos que tenemos, y que ya he mencionado, es el desarrollo de los reglamentos de la ley. Nuestra idea es no tener un único reglamento de desarrollo, sino desarrollar la ley en varios documentos normativos.
Una vez que tengamos el calendario, se lo haremos saber a todos los agentes y procuraremos cumplirlo. Vamos a intentar trabajar ágilmente, pero al mismo tiempo dando prioridad a conseguir consensos.
Esto no quiere decir que se vayan a producir retrasos, pero si hubiese retrasos derivados de mejorar el consenso con el que salen las normas, bienvenidos sean.
P. Cuando fuiste parlamentario por EQUO en Euskadi pusiste en marcha un Proyecto de Ley de Protección de los Animales con un amplio consenso. Ahora asumes el reto de implementar la ley estatal de bienestar animal que salió adelante en 2023. ¿En qué se parecen y en qué se diferencian ambas situaciones?
R. La principal diferencia entre la ley que promovimos en el Parlamento Vasco y la que se promovía en el Congreso de los Diputados en la legislatura anterior fue el momento político en el que se planteó.
Nosotros la planteamos al inicio de la legislatura y lo hicimos como una iniciativa de consenso entre todas las fuerzas políticas, pactada con el Gobierno. Finalmente, la legislatura terminó, porque nos demoramos mucho, aunque la ley acabó saliendo adelante en la siguiente.
La ley estatal ha salido en un momento político totalmente diferente, en el que la polarización y la confrontación políticas estaban en máximos, porque era ya al final de la legislatura y eso dificulta enormemente cualquier desarrollo normativo.
No solamente la de protección de los animales, sino cualquier ley hubiera sufrido seguramente los mismos avatares que sufrió esta.
P. ¿Hay algún punto de la ley, tal y como está, que dirías que en la Dirección General bajo tu mando se hubiera abordado de otra manera?
R. No, desde el equipo de la nueva Dirección General no hemos hecho ese ejercicio. Yo entiendo que cuando se promovió la ley se podía debatir sobre si el contenido era mejor o peor, pero era una buena ley.
Lo que sucede es que la tramitación parlamentaria tiene sus propias vicisitudes y tiene vida propia. Sabemos siempre qué ley puede entrar en un parlamento, pero no qué ley va a salir. Creo que eso no es achacable ni al anterior equipo, ni a nadie en concreto.
La voluntad soberana se manifiesta en eso, en que el Legislativo tiene plena libertad para actuar y lo que tenemos que hacer ahora desde el Ejecutivo es coger la ley que tenemos y tratar de implementarla lo mejor posible.
A lo largo de la tramitación reglamentaria trataremos de que, si la ley mostraba carencias o lagunas o errores o defectos de forma, pulirlos para que al final el panorama legislativo que nos quede en España sea lo más completo y lo más coherente posible.
Además, cualquier ley implica cambios. La implementación del sacrificio cero, por sí misma, puede ser al principio un pequeño cuello de botella a nivel de recursos para las administraciones locales, pero no lo es tanto si ponemos el foco en mejorar e incrementar la identificación de animales y en hacer frente al abandono. Por ejemplo, el sacrificio cero nos exige un mayor esfuerzo a las administraciones, pero al mismo tiempo creo que la propia ley, nos da vías para resolver esa incógnita que nos plantea sacrificio cero.
P. ¿Qué sensaciones has tenido con las asociaciones que te has podido reunir en la primera toma de contacto?
R. Todos aquellos con los que me he reunido hasta la fecha tienen la expectativa de que las lagunas o carencias que pueda tener la ley, tal y como salió del Congreso de los Diputados, se puedan solventar con el desarrollo reglamentario.
De ahí la importancia de que ese desarrollo reglamentario se lleve a cabo con un proceso de escucha y participación lo más amplio posible. Básicamente lo que piden es que seamos sensibles a ese objetivo que mencionaba al principio, ese alto objetivo que es el de mejorar la protección de los animales.
Yo creo que lo que nos está pidiendo la sociedad civil en general es que no demos pasos atrás en materia de protección de los animales.
P. ¿Qué papel van a jugar los veterinarios en el trabajo y los próximos proyectos que impulséis desde la Dirección General?
R. El papel del colectivo veterinario en el desarrollo de la normativa de protección de los animales tiene que ser fundamental por dos razones.
En primer lugar, porque tienen el conocimiento técnico necesario y, en segundo lugar, porque tienen la experiencia que da el día a día con el contacto con los animales de compañía y con los titulares.
Por lo tanto, sí, el papel de todos los colectivos va a ser relevante, yo creo que el del colectivo veterinario es fundamental para que el desarrollo de la normativa de protección animal se haga con los mayores consensos técnicos y científicos posibles.