Extraen con éxito un bambú de 37 cm del esófago de un bóxer

Cuando el equipo de veterinarios del Hospital Clínico Veterinario de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) recibió el caso de una bóxer de 9 años de edad que presentaba una pérdida anormal del apetito, no se imaginaron cuál podría ser la impactante causa de semejante comportamiento.

Según explican los veterinarios, los propietarios del animal detallaron que la hembra de bóxer llevaba 3 días sin comer, con náuseas frecuentes acompañadas de segregación excesiva de saliva. Además, los propietarios informaron de que el animal, solía con frecuencia ingerir cuerpos extraños, como todo tipo de pequeños objetos, algo que puso en alerta al equipo.

Sin embargo, tras una primera exploración física, los veterinarios afirman que no encontraron nada sospechoso o extraño, y por ello decidieron realizar radiografías, centradas en la zona del cuello, tórax y abdomen. De hecho, las radiografías fueron, en este caso, la clave para poder alcanzar un diagnóstico preciso.

En este sentido, Raquel Huete, antigua alumna del curso online de interpretación radiológica en pequeños animales del Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid subrayaba, en una entrevista para Animal's Health, la importancia de contar con una buena formación en radiología, recordando algunos casos donde a priori los síntomas clínicos no se correspondían con el resultado de las radiografías, siendo estas determinantes a la hora de arrojar la máxima precisión en el diagnóstico.

Precisamente, fueron las radiografías las que permitieron descubrir un objeto extraño de forma cilíndrica alojado en el esófago del animal. El hallazgo fue sorprendente, pues pudieron determinar con precisión, que se trataba de un objeto que medía al menos 32 centímetros de longitud y 2,1 centímetros de alto.

Asimismo, en las radiografías de cuello y tórax pudieron apreciar que el cuerpo extraño detectado se extendía desde la vértebra C4 hasta el sexto espacio intercostal, donde pudieron distinguir un “fino tabique vertical”.

Ante los resultados de las pruebas radiológicas decidieron llevar a cabo una endoscopia digestiva para poder comprobar qué clase de cuerpo extraño se alojaba en el interior del esófago del animal.

De esta manera, el equipo de veterinarios pudo extraer con éxito una caña de bambú de 37 centímetros de longitud del esófago de la hembra de bóxer.

Tras la extracción pudieron comprobar que tanto la mucosa del esófago como del cuerpo gástrico del animal presentaban numerosas erosiones provocadas por la caña de bambú, por lo que procedieron al tratamiento y supervisión del paciente.