Zoetis ha compartido mediante videos las historias de dos de los protagonistas de su iniciativa #RESPET 2021, Anita, una gata que fue rescatada de Filipinas en plena pandemia y Jako, un carlino de 14 años.
Jako y Anita, la historia de los protagonistas del movimiento RESPET de Zoetis
Zoetis ha compartido mediante videos las historias de dos de los protagonistas de su iniciativa #RESPET 2021, Anita, una gata que fue rescatada de Filipinas en plena pandemia y Jako, un carlino de 14 años.
Redacción -
28-04-2021 - 11:08 H - min.
A finales del pasado año Zoetis anunciaba que buscaba modelos para representar su movimiento #RESPET 2021 con el objetivo de concienciar y promover el cuidado respetuoso de las mascotas, a través de historias reales e inspiradoras.
Recientemente la compañía comunicaba las cuatro historias de cuidado y cariño hacia perros y gatos que han sido elegidas como imagen de la iniciativa.
Se trata de la historia de Dorm, un ejemplar de boyero de Berna; Jako, un carlino; Anita, una gata; y Lokyta, una perrita mestiza. Detrás de cada protagonista se enconde una historia que la compañía ha querido compartir a través de una serie de vídeos.
Respecto al carlino Jako, su responsable, Marta, explica que decidió incorporar al animal a su familia cuando tenía 5 meses, tras sentir “pena” de verle “en una tienda solo”. Ahora, 14 años después de aquello, Marta confiesa que gracias a Jako se le abrió “un mundo” y comenzó a hacer de casa de acogida para otros perros que no han tenido “la misma suerte que él”.
“Jako, lo bueno que tiene es que es súper tranquilo, es un perro muy seguro de sí mismo y ha ayudado muchísimo a todos los perros que han pasado por casa”, asegura Marta, que además señala que siguen teniendo relación con los perros que ha acogido.
Después de incorporar a Jako a su familia, Marta decidió también traer otro perro, Druce. “Intentamos darles lo mejor que podemos y ellos nos lo devuelven de una manera que no se puede describir”, subraya.
Por otro lado, en el caso de la gata Anita, su responsable, Ana, explica que tras conseguir un año sabático había planificado quedarse en Filipinas durante 2 meses. En este sentido, explica que un día antes, o el mismo día que anunciaron el confinamiento en Filipinas, encontraron a la gata en la carretera.
“Entraba en mi mano, pesaba menos de 200 gramos”, recuerda Ana, que explica que en los primeros días de tener al animal tenía “mucho miedo” de que la gata no fuera a sobrevivir. “Era piel y huesos”, lamenta.
Además, apunta que tuvo que hacer “de incubadora” con la gata. “Dormía conmigo, si yo tenía que salir a la playa, ella iba conmigo. Vivimos 6 meses en Filipinas”, señala Ana.
No obstante, asegura que no fue nada fácil poder traer a Anita a España por culpa de la pandemia. Y es que, explica, uno de los exámenes que se necesitaban para trasladar, no se podía realizar en aquel momento en Filipinas.
“Estaba desesperada”, confiesa Ana, que asegura que no quería alejarse de la gata. Por ello, decidió tomar un vuelo a Mozambique y de ahí a España. “Al llegar a España iba al veterinario de quince en quince días”, explica y señala que tras todo esto tanto la gata como ella se encuentran por fin “libres y felices”.