Desde Labiana han compartido 8 claves que hay que tener en cuenta para actuar con criterio ante la mayor incidencia de la fiebre del Nilo Occidental
Las claves para reconocer el virus del Nilo Occidental y actuar con criterio
Desde Labiana han compartido 8 claves que hay que tener en cuenta para actuar con criterio ante la mayor incidencia de la fiebre del Nilo Occidental
Redacción - 19-09-2024 - 09:43 H - min.
La mayor incidencia del virus de la Fiebre del Nilo Occidental ha sido, y sigue siendo, uno de los principales temas de preocupación en las últimas semanas, sobre todo en la zona del valle del Guadalquivir y el sur de Extremadura.
Casi una decena personas han fallecido este año por esta causa y, en los últimos dos meses, se han registrado más de 60 infectados, según los últimos datos. Pero ¿de dónde viene este virus y a quién afecta? ¿Cómo se contagia? ¿Es realmente tan preocupante?
El equipo de expertos de Labiana, el laboratorio farmacéutico especializado en salud animal y humana, ha repasado toda la información esencial a tener en cuenta para reconocer la enfermedad y actuar con criterio dando 8 claves.
En primer lugar, destacan que no es una enfermedad nueva. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el virus se detectó por vez primera en 1937 en una mujer del distrito del Nilo Occidental en Uganda. En 1953 se identificó en aves (cuervos y palomas) del delta del Nilo. En 1997, explican, una cepa más virulenta causó la muerte de aves de diferentes especies que presentaban signos de encefalitis y parálisis. Y a lo largo de 50 años se han notificado casos de infección humana en muchos países del mundo.
Asimismo, desde Labiana recuerdan que las epidemias de mayor magnitud se han producido en Estados Unidos, Israel, Grecia, Rumania y Rusia, a lo largo de las principales rutas de las aves migratorias. En España se ha documentado la presencia de virus del Nilo Occidental desde finales del siglo XX. El primer caso identificado en humanos ocurrió en 2004 y desde 2020 se ha producido un aumento inusual en la incidencia.
En segundo lugar, apuntan que las altas temperaturas están entre los motivos de un incremento en los casos. Entre los factores que están contribuyendo a incrementar la incidencia de la enfermedad y su diseminación se encuentran el incremento térmico y el cambio en las condiciones climáticas a lo largo del año, favoreciendo durante más tiempo el hábitat de los mosquitos y su contacto con aves y humanos.
“Además, dada la estratégica situación de España en relación con el paso de aves migratorias entre Europa y África, donde este virus es endémico, y la importancia de nuestros humedales como áreas de nidificación de muchas de estas aves, nuestro país tiene un riesgo alto de aparición de brotes. De igual modo, las importaciones de fruta y otras mercancías con el efecto de la globalización son otra de las vías de entrada de la enfermedad a vigilar estrechamente”, asegura José Peñalver, veterinario y export business development de Labiana.
Otro punto destacado es que la enfermedad afecta a aves, caballos y humanos. La Fiebre del Nilo Occidental es una enfermedad zoonósica, transmitida por mosquitos del género Culex. A las aves, como principal reservorio epidemiológico, se les atribuye un papel importante en la diseminación del virus entre distintas regiones geográficas, siendo las zonas húmedas como deltas de ríos, zonas pantanosas o lagos con abundancia de aves migratorias y mosquitos, el hábitat óptimo para su propagación. Solo ciertos mamíferos, como son los caballos y los humanos son afectados por esta patología.
En cuarto lugar, resaltan que se transmite principalmente mediante la picadura de un mosquito y no de humano a humano. Estos insectos se infectan cuando pican a aves ya infectadas, en cuya sangre circula el virus durante algunos días. El virus pasa a las glándulas salivales del mosquito, que cuando pica puede inyectar el virus a los seres humanos y a caballos, en los que luego puede causar enfermedad.
“El virus también puede transmitirse a través del contacto con otros animales infectados o con su sangre u otros tejidos de manera accidental. También se han notificado algunos casos por trasplantes de órganos, transfusiones sanguíneas, leche materna o por transmisión transplacentaria de la madre al hijo. No obstante, hasta ahora no se conocen casos de transmisión de persona a persona por contacto ordinario, ni tampoco al personal sanitario”, remarcan.
A continuación, subrayan que la gran mayoría de la gente que se infecta es asintomática. De acuerdo a los datos del Ministerio de Ciencia, Educación y Universidades, la mayoría de las infecciones humanas son asintomáticas (80%). Entre los casos sintomáticos, la mayoría son leves y presentan síntomas similares a la gripe (migrañas o sintomatología neuromuscular). Y solo menos del 1% presentan cuadros graves con signos de encefalitis, meningoencefalitis o meningitis, que a su vez son más frecuentes en mayores de 50 años y en personas inmunodeprimidas.
También inciden en los dolores de cabeza y fiebre y detección a través de pruebas específicas. El periodo de incubación suele durar entre 3 y 14 días. Los síntomas de las afectaciones más graves tras la picadura del mosquito son dolores de cabeza, fiebre elevada, rigidez de nuca, debilidad muscular o desorientación.
“La enfermedad, que puede confundirse en ocasiones con una gripe común, solo puede detectarse a través de pruebas específicas como test ELISA, PCR o el aislamiento del virus en cultivo celular. El aumento de anticuerpos puede detectarse también en casi todas las muestras de líquido cefalorraquídeo y de suero extraídas de los pacientes infectados en el momento en que presentan síntomas, según indica la OMS”, insisten desde Labiana.
El siguiente punto abordado es el comportamiento errático en caballos como sintomatología. La vacunación es la mejor medida, afirman, para proteger al caballo de los síntomas clínicos, pues esta vacuna reduce el riesgo y mantiene al caballo protegido, siempre y cuando se haya administrado antes del comienzo de la época de actividad del mosquito.
No obstante, las tasas de mortalidad se acercan al 50% en los caballos que presentan la enfermedad clínica si se tienen en cuenta datos de la Universidad de Florida. Por eso, “al tratarse de una disfunción de su sistema nervioso central, se deberá prestar especial atención a aquellos que, en zonas de riesgo, presenten un comportamiento errático o una sintomatología nerviosa (espasmos en el hocico, visión deteriorada, deambulación sin rumbo, presión en la cabeza, movimientos en círculo, incapacidad para tragar, marcha irregular o cojera). En caso de detectar esta sintomatología, lo primero será llamar al veterinario para confirmar el diagnóstico y declarar el caso a las entidades regionales o nacionales”, subraya Peñalver.
Por último, hay que tener en cuenta, tal y como apuntan desde Labiana, que no hay vacuna para los humanos en la actualidad. A diferencia de los caballos, a día de hoy no existe tratamiento específico ni vacuna para los humanos. Por eso cobran importancia las medidas de prevención, que pasan por las habituales para evitar las picaduras de mosquito, como el uso de repelentes, eludir las salidas al amanecer o al atardecer (las horas de mayor actividad de los mosquitos) o alejarse de zonas de agua estancada en los meses de riesgo que, suelen ir de abril a noviembre. Además de, en caso de pertenecer a una zona de riesgo y detectar cualquiera de esta sintomatología, acudir inmediatamente al hospital.
“El aumento de afecciones por el virus de la Fiebre del Nilo en animales y humanos, sobre todo en la zona sur de España es un problema de origen multifactorial, que dificulta la trazabilidad de la enfermedad. Por eso, conviene tomar medidas como la vacunación preventiva de los caballos o seguir las pautas recomendadas para la población expuesta en zonas de riesgo, siempre teniendo en cuenta que más del 80% de la población que es afectada es asintomática y menos de un 1% padece afecciones más graves. De ahí la importancia de una educación sanitaria apropiada sobre el tema, que sirva para detectar la sintomatología y actuar con criterio”, concluye el experto de Labiana.