Veterinarios salvan a un perro con un palo de 15cm clavado en el pecho

Un equipo veterinario ha salvado a una perra, de nombre Jinnie, que se había clavado un palo de 15 centímetros que sobresalía de su pecho. El animal, que fue operado de urgencia, estuvo a milímetros de morir tras clavarse la rama en su jardín.

Concretamente, la perra, que tiene cuatro años, había estado persiguiendo a un pájaro y apareció con el palo atravesando su pecho. Afortunadamente, su propietario, John Enright, no se arriesgó a causar más daños intentando extraerlo y llevó a Jinnie a la clínica Vets Now de Reading (Reino Unido).

Tras ver que se recuperaba bien después de la operación urgente, John apoya la campaña Ditch the Stick de Vets Now, que busca alertar a los responsables de perros del peligro de los palos. Aunque el caso de Jinnie fue un extraño accidente con una rama de un arbusto, muchos perros sufren lesiones por este tipo de objetos, defienden los veterinarios que apoyan la campaña.

En este sentido, un informe del Royal College of Veterinary Surgeons de 2018 desveló que los perros sufren tantas lesiones jugando a atrapar un palo como en las carreteras británicas. Así, los veterinarios y enfermeros de Vets Now ven regularmente “lesiones horribles”, según señalan, desde empalamientos como el de Jinnie hasta trozos astillados alojados en la garganta.

Jinnie, de raza lurcher, tiene la costumbre de perseguir a los animales salvajes en el jardín de la familia, por lo que su responsable no se preocupó cuando salió disparada tras un pájaro.

"Volvió a entrar y se tumbó en su cama unos minutos después y vimos el palo clavado en su cavidad torácica", recuerda el titular del animal. "Pensé que era una de sus costillas la que se había salido", asegura.

El palo de 15 cm atravesaba el pecho de Jinnie

Cuando los propietarios revisaron el jardín vieron el lugar donde la perra pudo haberse chocado contra una rama baja que se partió. "Temblaba un poco y obviamente estaba en estado de shock. De la herida, de unos cinco o seis centímetros, salía sangre", explica el propietario de Jinnie. "Pensé en agacharme y arrancar el palo, ya que el extremo que podíamos ver parecía bastante liso, pero sabía que no era lo correcto y que necesitaba asistencia veterinaria rápidamente", apunta.

De esta manera, los titulares de la perra decidieron llevar al animal rápidamente a la clínica veterinaria. "Examinamos a Jinnie a fondo y quedó claro que la herida del palo requería una exploración cuidadosa, ya que había riesgo de penetración en el tórax", ha recordado Paul Salmon, veterinario jefe en Reading.

Aunque podían sentir el extremo del palo superficialmente, no estaban seguros de la magnitud del daño bajo la piel. Por ello, sedaron a Jinnie, le administraron analgésicos y comenzaron el “intrincado proceso” de buscar astillas, retirar el palo y limpiar y tratar sus heridas.

La delicada operación fue todo un éxito, pero Jinnie necesitó una vigilancia constante y más tratamiento para el alivio del dolor durante los días siguientes. "Fue un gran alivio recuperarla y verla mucho mejor que cuando la entregamos", ha señalado el propietario.

"El extremo expuesto del palo era fino y suave, pero cuando me lo devolvieron vi que el otro extremo era muy áspero y dentado. Si lo hubiera sacado podría haber tenido graves consecuencias. Nuestro instinto fue dejarlo y llevarla al veterinario y me alegro mucho de haberlo hecho”, concluye el responsable del animal.

Los veterinarios consiguieron recuperar a la perra