Se trata del primer caso de leishmaniosis diagnosticado en un lobo alojado en condiciones de semicautiverio, siendo la afección posteriormente tratada y curada con éxito
Veterinarios españoles tratan con éxito a un lobo ibérico con leishmaniosis
Se trata del primer caso de leishmaniosis diagnosticado en un lobo alojado en condiciones de semicautiverio, siendo la afección posteriormente tratada y curada con éxito
Francisco Ramón López - 13-05-2024 - 10:54 H - min.
Leishmania infantum es un parásito unicelular responsable de la leishmaniosis canina, una enfermedad grave que provoca una reacción inflamatoria generalizada que incluye, entre otras, linfadenopatía, hepatomegalia y esplenomegalia en perros.
La creciente información sobre la leishmaniosis en la vida silvestre muestra que muchas especies de mamíferos pueden actuar como reservorios, siendo una grave amenaza para las poblaciones de perros domésticos y la salud pública.
En cuanto a los cánidos salvajes, hasta la fecha, existe información limitada sobre los signos clínicos y anomalías de laboratorio en lobos. En este sentido, un grupo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, del Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León ‘Félix Rodríguez de la Fuente’ y del Instituto de Ganadería de Montaña ha descrito un caso clínico de leishmaniosis en un lobo ibérico.
En este, los autores describen el caso de una hembra de lobo ibérico (Canis lupus signatus) alojada en condiciones de semicautiverio en el Centro del Lobo Ibérico ‘Félix Rodríguez de la Fuente’, en Robledo de Sanabria, Zamora.
Los investigadores explican que en 2021 se observó un caso de cojera en un ejemplar de loba de 34,5 kg que no desapareció con el tiempo. A este respecto, apuntan que, desde 2022, el protocolo de vacunación del centro utiliza la vacuna contra la leishmaniosis Letifend (LETI Pharma), pero este animal estaba vacunado con otro tipo de vacuna.
Debido a que este animal era uno de los lobos más socializados (es decir, fácil de manejar por los cuidadores sin sedación), se realizó un examen rápido de las patas y se detectó una herida ulcerosa interdigital en la pata delantera.
Dado que la herida fue detectada durante el periodo preestro de los lobos, se decidió aislar al animal e iniciar un tratamiento curativo a base de lavados diarios, curas con yodo y una única inyección subcutánea de cevofecina para prevenir futuras infecciones.
Al no observarse mejoría en la herida ulcerosa interdigital tras el tratamiento aplicado un mes antes, la pieza fue sometida a un examen más exhaustivo con el objetivo de obtener un diagnóstico certero y establecer un tratamiento adecuado. Para ello, se sedó al lobo.
Como no se observaron otros signos clínicos notables en ese momento, se recolectaron muestras de sangre para análisis bioquímicos y medición de títulos de anticuerpos anti-Leishmania.
Igualmente, como las heridas ulcerosas en la pata delantera derecha eran compatibles con lesiones cutáneas tempranas de CanL, además del análisis mediante ELISA, se incluyó en el estudio una prueba rápida para el diagnóstico de Leishmania (Speed Leish de Virbac). También se recogieron muestras de cabello, un hisopo de la mucosa oral y dos hisopos de ambos oídos para un análisis de PCR interno.
Los resultados del ELISA indirecto y de la prueba rápida confirmaron la presencia de anticuerpos anti-Leishmania. Por su parte, el análisis de muestras de hisopos bucales y de oído mediante PCR fue positiva. Sin embargo, la PCR en la muestra de cabello resultó negativa. Después del análisis de los parámetros bioquímicos y la electroforesis de proteínas séricas se detectó hipergammaglobulinemia y parámetros sanguíneos hepáticos anormales.
Examen visual de la pata delantera derecha del lobo Dakota que muestra una herida ulcerosa interdigital
Después de limpiar y curar la herida de la pata, se aplicó una pipeta externa de Frontline (Boehringer Ingelheim) para prevenir, en la medida de lo posible, reinfecciones. Además, se administró antibioterapia con marbofloxacino (Marbocyl de Vetoquinol) por vía oral durante 6 días para proteger contra infecciones bacterianas oportunistas.
Asimismo, se instaló un protocolo de tratamiento estándar contra L. infantum que consistió en una combinación de antimoniato de meglumina subcutáneo y alopurinol oral. Sin embargo, la presencia de dolor en el lugar de la inyección debido a la administración de antimoniato de meglumina obligó a su sustitución por miltefosina oral (Milteforan de Virbac).
Tras el tratamiento antileishmania se detectó una reducción progresiva de los niveles de anticuerpos séricos anti -L. infantum y de las concentraciones de la fracción gammaglobulina, así como una disminución de la GPT hepática.
“Hasta donde sabemos, este es el primer caso de leishmaniosis diagnosticado en un lobo alojado en condiciones de semicautiverio, siendo la afección posteriormente tratada y curada con éxito”, afirman los autores.
Los autores afirman que el animal respondió rápidamente al tratamiento con un régimen de antimoniato de meglumina/alopurinol. “En nuestro caso se detectó una buena respuesta clínica al tratamiento tras iniciar el tratamiento anti-Leishmania, cicatrizando la herida y restableciendo todos los parámetros bioquímicos a valores normales”, remarcan.
A los 6 meses de finalizar el tratamiento el animal seguía siendo seropositivo, y no fue hasta un año después que fue seronegativo. “Desafortunadamente, no existen análisis intermedios para determinar la duración de los anticuerpos en la sangre después del tratamiento ni datos de PCR para determinar si la infección o el parásito se eliminó por completo después del tratamiento y cuándo”, concluyen.
Examen visual de la pata delantera derecha del lobo Dakota que muestra la curación de la herida ulcerosa interdigital