Maite Poveda Larraza es una de las veterinarias que ha contactado con colegas ucranianas que buscan asilo en Europa mientras que los veterinarios se quedan para combatir
Las veterinarias ucranianas comienzan a ser acogidas por sus compañeros en España
Maite Poveda Larraza es una de las veterinarias que ha contactado con colegas ucranianas que buscan asilo en Europa mientras que los veterinarios se quedan para combatir
Laura Castillo -
16-03-2022 - 18:18 H - min.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha provocado que miles de refugiados busquen asilo en otros países de Europa, entre ellos, son muchos los veterinarios que han tenido que abandonar sus clínicas, sus trabajos y sus vidas para sobrevivir al conflicto bélico.
Se han creado numerosas plataformas destinadas a ofrecer ayuda a los veterinarios ucranianos, entre ellas la de la Asociación Veterinaria Ucraniana de Pequeños Animales (USAVA) que ha publicado el contacto de numerosos veterinarios de Europa que ofrecen alojamiento o trabajo.
Una de las veterinarias que se ha ofrecido para dar trabajo o alojamiento si es necesario a veterinarios ucranianos, es Maite Poveda Larraza, una veterinaria propietaria de la clínica veterinaria Zelai en Alsasua (Navarra), que ha contado su experiencia a Animal’s Health.
Maite explica que, tras comenzar la invasión, vio cómo los veterinarios de Europa estaban ofreciendo ayuda a los compañeros que estaban saliendo de Ucrania. De esta manera, junto a una amiga ucraniana, que le ayudó con el idioma, la veterinaria navarra puso un anuncio ofreciendo un puesto de trabajo y posible alojamiento.
Hasta ahora, ha recibido numerosas peticiones de mujeres veterinarias que, junto a sus hijos, están abandonando el país. La gran mayoría de las peticiones son de veterinarias refugiadas, porque los hombres están obligados a quedarse a luchar en la guerra.
Maite lamenta que, a nivel individual, solo puede ayudar a una veterinaria, pero ha unido fuerzas junto a un grupo de veterinarios, y están ayudando al resto de las mujeres veterinarias que huyen de la guerra en su país.
La veterinaria cuenta que decidió brindar su ayuda “tras ver la situación y cómo salía la gente del país” y también, porque empatizó con su amiga ucraniana que “tiene a su familia aún allí”.
Asimismo, Maite relata que tras hablar con varios veterinarios de Ucrania, los que ya han salido de sus ciudades desconocen la situación de sus clínicas, que han tenido que dejar atrás. Otra de las veterinarias le contó que antes de la guerra tenían una cadena de clínicas y un criadero de perros que actualmente está cerrado.
“Ella ya está viniendo a España, pero su marido, al no poder salir del país había cogido los perros del criadero y como su ciudad estaba siendo bombardeada, escapó a otra ciudad donde tenían familia”, concluye Maite.