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ANIMALADAS

Una veterinaria salva la vida a una niña de 2 años atacada por un perro

La veterinaria de Murcia consiguió salvar a la pequeña que estaba siendo brutalmente atacada por un american stafford

La veterinaria Fátima Peláez en su clínica CeuVet junto a la pequeña de dos años a la que salvó la vida.
La veterinaria Fátima Peláez en su clínica CeuVet junto a la pequeña de dos años a la que salvó la vida.

Una veterinaria salva la vida a una niña de 2 años atacada por un perro

La veterinaria de Murcia consiguió salvar a la pequeña que estaba siendo brutalmente atacada por un american stafford

Jorge Jiménez - 22-06-2021 - 10:37 H - min.

El pasado viernes 18 de junio, la veterinaria Fátima Peláez trabajaba en su clínica veterinaria en el municipio de Ceutí (Murcia), cuando fue testigo de la agresión en plena calle de un perro de raza american stafford a una niña de apenas 2 años de edad, a la que pudo salvar la vida gracias a que supo cómo manejar la situación para librar a la pequeña de las mandíbulas del animal.

Fátima, según explica en declaraciones para Animal’s Health, decidió ese viernes al mediodía permanecer en su clínica (CeuVet) más allá del horario comercial (13:30 horas) para realizar trabajos de gestión.

“Por suerte para la niña, me quedé haciendo trabajo burocrático, y da la casualidad de que desde la mesa de la consulta veo la entrada”, apunta la veterinaria. En este sentido, señala que hacia las 13:50 escuchó un ruido “muy grande” y “gritos”.

El estruendo provenía de la propia puerta de su clínica, donde una mujer con una niña de 2 años estaban siendo atacadas por un perro. “La mujer se dirigía a tirar la basura con su bebé cuando aparecieron dos perros, uno de raza mestiza —de unos 6 o 7 meses— y un american stafford”, detalla Fátima.

Fue este último, un perro catalogado como ‘potencialmente peligroso’, el que según las declaraciones de la veterinaria, se lanzó “directo” a por la niña mordiéndola en el glúteo e intentando arrebatársela a su madre.

“Yo salí a la calle imaginando que era una pelea entre perros, porque quién iba a pensar que era un bebé el que estaba sufriendo el ataque”, indica la veterinaria, que señala que el perro consiguió arrastrar a la niña unos 50 metros tras arrancar a la pequeña de los brazos de su madre.

Tras presenciar esto, Fátima no lo dudó e intentó salvar a la niña de lo que podía haberse convertido en una tragedia. “Con una zapatilla golpeé al perro, pero rápidamente me di cuenta que esa no era la solución porque el perro cada vez hacía más presa, así que decidí abrirle la mandíbula y liberé a la pequeña”, recuerda la veterinaria.

“Fueron décimas de segundo, en ningún momento valoré que el perro pudiera moderme a mí, en ese instante no se me pasó por la cabeza, actué gracias a mis años de experiencia en el manejo de animales, con el objetivo de salvar a la niña”, asegura.

Al conseguir rescatar a la niña, según detalla Fátima, el propietario del perro —que había acudido al lugar de la agresión y se encontraba tirando del animal— y la madre de la pequeña que tiraba de su hija en dirección opuesta, cayeron rodando hacia atrás.

“Fue muy desagradable, no me puedo quitar de la cabeza la cara de terror de la madre y la mirada de miedo en la niña. Yo no duermo por las noche todavía, tengo esa imagen grabada”, explica con amargura la veterinaria.

LA VETERINARIA SUPO ACTUAR GRACIAS A SU EXPERIENCIA

Respecto a la manera de proceder que tuvo Fátima, asegura que se debe a los 26 años de experiencia que tiene como veterinaria. Gracias a su formación, señala que se dio cuenta rápidamente que al golpear al perro este hacía “más presa” y que, al estar el otro perro joven presente, el animal atacante “trataría de afianzar más aún” al objetivo de su agresión.

“Era horrible ver cómo el perro zarandeaba a la niña con el cabeceo característico que realizan los perros cuando muerden. Fue un minuto y medio, pero se hizo eterno”, apunta Fátima, quien destaca que la situación no se agravó al producirse la mordida en el glúteo de la pequeña y no en una parte más sensible como la yugular o el costado, pudiendo afectar a cualquier órgano.

Cuando llegó la policía, Fátima explica que uno de los agentes le comentó que al haber recibido el aviso y habiendo un american stafford involucrado, “estaba preparado para hacer uso de la pistola en caso de ser necesario”.

Por otro lado, la veterinaria lamenta que el animal estuviera suelto y no llevara bozal, como corresponde en el caso de este tipo de perros. Y es que, aunque afirma que “no se puede generalizar” con todos los perros catalogados como potencialmente peligrosos, no hay que olvidar “la predisposición anatómica” que estos perros tienen, su capacidad de mordida “y su corpulencia”. 

No todos son peligrosos, lo que más influye es la educación del animal”, matiza la veterinaria. A este respecto explica que “la gente muchas veces no es consciente de lo que lleva entre manos” e indica que en algunos casos los responsables de este tipo de perros son “personas que no están educadas para su tenencia”.

En la misma línea, destaca que "no es normal que un animal vaya a atacar directamente a un bebé”, subrayando que “en ningún momento el perro recibió ningún estímulo que le hiciera atacar a la niña”.

En cuanto al perro, que procedía de una persona que había sido cliente de la clínica de Fátima, se encuentra en cuarentena bajo supervisión veterinaria de una empresa contratada por el Ayuntamiento.

“El azar quiso que esto sucediera en la puerta de una clínica veterinaria, porque esto pasa en cualquier otro lado y podría haber acabado como algunos accidentes de mordida que terminan en muerte”, lamenta la veterinaria, que celebra con modestia el resultado de su intervención que salvó la vida de la pequeña. La madre, el día siguiente al desafortunado suceso, acudió junto a su hija a la clínica a agradecerle a Fátima su inestimable ayuda, fruto de la valentía y los años de experiencia de esta veterinaria.

Fátima en su clínica veterinaria 

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