La veterinaria experta en protección animal Helena Arce explica por qué la violencia contra los animales y las personas está relacionada y llama a los veterinarios a denunciar cualquier sospecha de maltrato que vean en las clínicas
La relación entre el maltrato animal y a personas: El papel de los veterinarios
La veterinaria experta en protección animal Helena Arce explica por qué la violencia contra los animales y las personas está relacionada y llama a los veterinarios a denunciar cualquier sospecha de maltrato que vean en las clínicas
Redacción -
01-12-2021 - 11:07 H - min.
La presidenta del Comité de Protección Animal (CVPA) del Colegio de Veterinarios de Barcelona (COVB), Helena Arce, ha publicado un artículo en el que analiza la relación entre el maltrato animal y el maltrato hacia personas, y el papel que tiene la veterinaria para colaborar en su prevención.
En este sentido, Arce señala que en todos los tipos de maltrato existe el maltratador, que ejerce la actitud violenta o la desconsideración hacia otra persona o animal desde una posición de supremacía (grado supremo, preeminencia o superioridad jerárquica) que utiliza para justificar sus actos desde una postura de dominio.
De esta manera, la experta diferencia entre maltrato intraespecífico (contra personas) y maltrato interespecífico (hacia animales). “En el caso del maltrato animal la idea de la superioridad de la especie humana frente a otras especies animales sintientes (especismo) es algo que perpetúa la justificación del abuso de poder por esa superioridad que se nos da a los humanos por el mero hecho de serlo”, explica.
Arce relaciona ambos tipos de violencia, apuntando que la investigación y la evidencia clínica sugieren que existen interrelaciones, comúnmente conocidas como “links” o “enlaces”, entre el abuso de niños, adultos vulnerables y animales. “Un mejor conocimiento de estos 'enlaces' puede ayudar a proteger a las víctimas, tanto humanas como animales, y promover su bienestar”, asegura.
“Algunos asesinos en serie han explicado su obsesión con la tortura de animales antes de ejercer su violencia hacia las personas. En un estudio realizado sobre 36 asesinos múltiples condenados en Estados Unidos, el 46% admitieron haber cometido maltrato grave hacia animales cuando eran adolescentes. Pero no solo los asesinos en serie cometen crímenes contra los animales. La violencia contra los animales se considera un posible indicador y vaticinador de maltratos existentes o futuros hacia niños, violencia de género o maltrato a personas ancianas”, detalla Arce.
A modo de ejemplo, la experta pone sobre la mesa el caso de Noa Alonso, una joven gallega que se enfrentó a un hombre que estaba pegándole una paliza a su perro en Vigo. La joven intervino para proteger al perro del agresor y éste le agredió brutalmente cuando Noa llegó al portal de su casa. Le rompió la nariz y le propinó varias patadas mientras la joven estaba en el suelo.
“Este claro ejemplo de violencia desproporcionada dirigida indistintamente hacia animales y hacia personas nos demuestra una vez más lo conectadas que están ambas violencias y lo importante que es luchar contra ambas con la máxima determinación”, indica Arce.
Además, la experta advierte que la conexión existente entre ambas violencias tampoco debe subestimarse o justificarse en ningún caso si el maltrato animal es perpetrado por menores ya que, afirma, “el maltrato hacia animales puede indicar una alteración en la conducta de estas personas que puede traducirse en abusos más graves en el futuro hacia animales o en una redirección de esa violencia hacia las personas”.
De hecho, la experta destaca una frase de la antropóloga Margaret Mead, que señala que “una de las cosas más peligrosas que puede pasarle a un niño es torturar o matar a un animal y salir impune de ello”.
“Los veterinarios estamos en la primera línea de lucha contra el maltrato animal. Los tiempos están cambiando y la sociedad ya no tolera ciertas formas de violencia dirigida hacia los animales que hace unos años se reconocían, pero no se denunciaban. Los veterinarios, como profesionales sanitarios, nos podemos encontrar ante situaciones donde sospechamos que se ha producido maltrato animal”, destaca Arce.
A este respecto, apunta que ese caso de maltrato podría llegar a sugerir la existencia de otra violencia hacia personas dentro del núcleo familiar. “Por tanto, si se sospecha de la existencia de un abuso o maltrato animal grave, el veterinario debe ser consciente de que otras formas de violencia doméstica o familiar también pueden estar presentes, y debe iniciar las actuaciones pertinentes”, aconseja la experta.
Sobre las denuncias ante sospechas, Arce señala que en algunos casos donde las señales de lesiones no accidentales en un animal son reconocidas por el veterinario y los antecedentes avalan el diagnóstico de maltrato, los profesionales pueden ser reacios a denunciar casos de crueldad o maltrato por varios motivos.
Uno de los principales motivos es que en España los veterinarios no cuentan con un protocolo oficial que les guíe en sus actuaciones cuando existe la sospecha de un maltrato grave. Un protocolo que, según la experta, sí que existe en muchos otros países, como los Estados Unidos o el Reino Unido.
“En esos países pueden encontrarse guías publicadas que provisionan un protocolo de prácticas para miembros del personal de las clínicas veterinarias que estén preocupados acerca de un posible caso de maltrato. Para obtener información sobre protocolos existentes nos fijamos en lo que ya sucede en otros países cercanos al nuestro y que están más avanzados en temas de protección y de bienestar animal”, indica Arce.
Así, por ejemplo, la experta destaca la asociación británica The Links Group, que promueve el bienestar y la seguridad de los niños, los animales y los adultos vulnerables para que vivan libres de violencia y abuso y tiene como objetivo dar a conocer los “enlaces o links” que existen entre estos tipos de violencia a todos los profesionales de la veterinaria con la esperanza de que todos los organismos sanitarios y legales trabajen conjuntamente para ayudar a prevenir los casos de maltrato.
En 2011, esta asociación asumió en Escocia el proyecto DAVI (Domestic Abuse Veterinary Initiative —iniciativa veterinaria sobre abuso doméstico—) publicó el documento titulado “Reconociendo el abuso de animales y seres humanos. Guía para veterinarios y auxiliares”.
El documento deja clara la importancia del veterinario y de su equipo en la detección de maltratos erigidos hacia animales como forma de proteger a los mismos animales, pero también como aviso de potenciales violencias adicionales que se pudiesen estar perpetrando en el ámbito doméstico.
“Protegiendo a los animales del maltrato, podemos estar protegiendo también a los niños o personas vulnerables que convivan con el agresor”, apunta Arce, que destaca que el documento proporciona también un recordatorio de las responsabilidades de la profesión veterinaria en el marco del bienestar animal; define los tipos de abuso y cómo reconocerlos; y, entre otros, explica la importancia de un enfoque multinstitucional.
En su artículo, Arce cuenta cómo la actuación de una veterinaria en Estados Unidos salvó a un niño del maltrato. “La historia empieza en una ciudad de EEUU, con un 'buen samaritano', una persona que quiso ayudar a un animal que estaba sufriendo. Esta persona era un contratista que se encontraba en una casa para realizar trabajos de remodelación. Mientras se encontraba en la casa, escuchó a un perro llorando en la casa de al lado. El contratista salió de la casa donde estaba trabajando para ver qué pasaba. Se encontró a un perro anciano en un garaje, arrastrando sus patas traseras. Junto al perro, se encontraba una mujer”, explica Arce.
El hombre preguntó qué le había pasado y la mujer le explicó que el perro era ya muy viejo y que era necesario sacrificarlo. El hombre se ofreció para pagar la eutanasia y pidió a la mujer poder llevar al perro a su veterinaria de confianza. La mujer estuvo de acuerdo, y ambos fueron a la clínica.
En la clínica, la veterinaria examinó al animal. Encontró un fuerte traumatismo en la zona interior de ambas extremidades posteriores y también una laceración (una herida abierta) reciente sin tratar. La veterinaria también llegó a la conclusión de que el perro estaba sufriendo un intenso y severo dolor y de que la eutanasia era la opción más correcta y humanitaria, por lo que procedió a realizar la eutanasia.
No obstante, la veterinaria sospechó que algo no era normal. “El hecho de que el animal fuera viejo no explicaba la existencia de lesiones recientes o el importante grado de dolor que este perro había experimentado. La veterinaria sospechó que el perro podría haber sido golpeado, y se comunicó con la policía local para investigar. Ella no tenía todas las respuestas, pero sabía que algo estaba mal. Así que decidió no desechar el cuerpo y en su lugar pidió que se realizara una necropsia”, indica la experta.
La necropsia mostró más lesiones de las que se apreciaban en la exploración clínica: un fuerte traumatismo en la cabeza, así como traumatismos en varios puntos de la columna vertebral. También se encontraron traumatismos en el pecho y contusiones a nivel de los riñones. El perro había sido golpeado y ésa era la causa que provocaba el intenso dolor que mostraba el animal. Estos hallazgos médicos proporcionaron evidencias suficientes a los investigadores para arrestar a la mujer. Cuando la policía visitó la casa, también encontraron a un niño pequeño que presentaba varios hematomas en su cuerpo. Tanto el hombre como la mujer que vivían en la casa fueron arrestados por maltrato infantil y maltrato animal.
“Un veterinario puede examinar a un animal y sospechar que existió algún acto de crueldad, pero es posible que no conozca todos los detalles. Por ello, es sumamente importante que se informe a las autoridades y se inicie un seguimiento del caso. Informes posteriores pueden descubrir otros ejemplos de violencia contra animales y/o humanos”, explica Arce.
Asimismo destaca que los veterinarios no tienen la misión de determinar si existe maltrato o no. “Esto lo debe decidir un juez, ya que la crueldad hacia los animales es una determinación legal, no médica”, asegura.
“El papel del veterinario debe ser informar sobre cualquier sospecha de existencia de maltrato animal a la policía o a las administraciones pertinentes. El veterinario tiene la oportunidad de detener el potencial sufrimiento y violencia que pueden darse en ese momento y en el futuro, protegiendo tanto a los animales como a los seres humanos que conviven con ellos. De hecho, así lo indica nuestro código deontológico de la profesión veterinaria en España, aprobado el día 15 de diciembre de 2018 por la Organización Colegial Veterinaria Española (OCV), donde aparece como deber del veterinario la protección de la salud y del bienestar animal, así como la lucha contra el maltrato animal”, indica la experta.
Eso sí, Arce subraya que para poder ejercer esta protección de los animales, los veterinarios necesitamos contar con protocolos de actuación y con toda la información necesaria para realizar la denuncia correspondiente y estar respaldados por las administraciones. “Sabiendo ya que los veterinarios tenemos un papel clave en la lucha contra el maltrato animal, es importante conseguir que se denuncien todas las sospechas de maltrato”, advierte la experta.
Aunque, indica que existen algunos impedimentos o causas que provocan que en ocasiones los veterinarios no denuncien, como la creencia de que la veterinaria debe estar 100% segura de que existe maltrato antes de reportar sus sospechas a las autoridades; miedo o temor a ofender o estigmatizar a sus clientes o a perderlos; creer que un propietario no llevaría a su animal maltratado a la clínica; o evitar posibles represalias.
Arce, subraya que es importante recordar que existen poderosas razones para denunciar las sospechas de maltrato porque, en el caso de los animales, los veterinarios son los únicos profesionales que pueden protegerlos; asimismo, apela a la ética y al código deontológico en estos casos.
La experta también llama a denunciar posibles casos de maltrato por motivos de salud. “El hecho de no denunciar puede perpetuar el problema de salud pública existente y poner en riesgo a los pacientes y a otras personas”, asegura y llama a la responsabilidad de los veterinarios como los sanitarios que deben establecer los más altos estándares de bienestar animal.
Además, Arce apunta que la prevención de la violencia intrafamiliar es una oportunidad para construir puentes entre la medicina veterinaria y otras profesiones (médicos, asistentes sociales, criminólogos, abogados…) para proteger a la totalidad de la familia. “Perseguir el maltrato animal eleva el estatus de nuestra profesión, ya que eleva también la importancia del bienestar de los animales”, destaca.
“En nuestro país queda un largo camino por recorrer y avanzar en materias de protección animal. Las denuncias de los veterinarios ante sospechas de maltrato animal pueden marcar el camino y ser una línea de actuación muy potente dirigida a acabar con la violencia ejercida contra animales y personas. Para ello, es necesario que los veterinarios nos sintamos avalados y protegidos para realizar estas denuncias, y contar con guías de actuación unificadas para luchar contra este tipo de maltrato. Si bien informar sobre crueldad o maltrato animal (sospechado o conocido) puede parecer difícil al principio, es la acción éticamente correcta que debemos tomar los profesionales que estamos en primera línea, nos lo exija la ley o no”, subraya Arce.
Por último, la experta hace especial hincapié en el hecho de que la lucha contra el maltrato animal y el maltrato hacia personas es compleja y necesita que todos los profesionales involucrados en el tema aunen fuerzas para poder acabar con "esta lacra presente en la sociedad". Por ello, Arce destaca que la formación continua y la creación de redes colaborativas para trabajar conjuntamente y de manera multidisciplinar, son sin duda la mejor fórmula para luchar contra el maltrato de animales y de personas ya que, según la American Humane Association, “cuando se maltrata a los animales, las personas corren peligro; cuando se maltrata a las personas, los animales corren peligro”.