Recurren la condena contra un maltratador de perros por insuficiente

La protectora de animales El Refugio recurrirá la condena a un año y seis meses de prisión a un cazador  por maltratar a 55 perros en la conocida como la "Finca de los horrores", por considerar que no se puede condenar esta conducta como un único delito continuado sino como 55 delitos individuales.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Móstoles condenó al cazador Roberto González Gálvez por un delito continuado de maltrato a animales y le impuso 10.925 euros de indemnización a la protectora de El Refugio, pero esta organización recurrirá en apelación ante la Audiencia Provincial al considerar que la pena de prisión es baja.

En declaraciones a Efe, el presidente de la protectora El Refugio, Nacho Paunero, explica que en su recurso defienden que "los animales son seres sintientes y que el bien jurídico protegido es la integridad física y psíquica del animal como ser sensible".

Paunero destaca que hoy en día es mayoritaria esta doctrina frente a las opiniones que consideran que el bien jurídico protegido en el delito de maltrato animal es el medio ambiente, o la compasión humana o la moral o las buenas costumbres.

De esta manera, la acusación particular va a defender en su recurso que "el Código Penal, habiendo dotado de individualidad al animal maltratado nos permite individualizar cada delito, entendiendo un concurso de 55 delitos, uno por cada animal maltratado" porque "todos sufrieron, padecieron y sintieron".

"Queremos más y la reforma del Código Penal permite que se califique una pena por cada animal maltratado", señala Paunero, que pedirá nueve meses de cárcel por cada animal maltratado.

DELITO CONTINUADO

En la sentencia, el juez entiende que "se debe condenar por un delito continuado y no por 55 delitos individuales al tratarse del mismo precepto penal que habla de muerte o lesiones por lo que cualquiera de los dos resultados conforma el mismo tipo penal al ser el mismo bien jurídico el protegido."

Y añade que "no procede condenar cada delito por separado al ser posible la continuidad al no estar ante bienes personales".

La resolución considera probado que el condenado, propietario de todos los perros, mantuvo a éstos en una parcela de la localidad de Villa del Prado "en condiciones de absoluto abandono y con falta de atención a sus necesidades fisiológicas y sanitarias".

"El lugar presentaba un olor nauseabundo, lleno de basura, escombros, heces y restos óseos de distintas especies" y había cuatro perros "con heridas infectadas de diversa consideración, con míasis (gusaneras), sin que presentaran signos de un intento de tratamiento o cura", añade el magistrado.

La mayoría de los animales "presentaban síntomas de desnutrición y deshidratación severa", algunos "estaban a pleno sol sin ventilación adecuada, sin agua y sin comida", mientras que "otras estaban preñadas y con presentaban hipertrofias mamarias" e incluso había cachorros y adultos con "mutilaciones de orejas y rabos".

Además, en la "Finca de los horrores" se encontraban dos cadáveres de dos perros en avanzado estado de putrefacción.