La RAE incluye el término 'Animalismo' en el Diccionario de la lengua española

La Real Academia Española (RAE) ha presentado este miércoles 24 de noviembre la actualización 23.4 del Diccionario de la lengua española (DLE), con la que da a conocer las novedades que se incorporan a su diccionario, consultado por millones de hispanohablantes en todo el mundo.

La presentación corrió a cargo de la académica Paz Battaner, directora del Diccionario de la lengua española, quien señaló que esta nueva actualización cuenta con 2.557 novedades, tanto enmiendas como adiciones, que han sido incluidas en la edición digital del Diccionario de la lengua española.

La crisis sanitaria del coronavirus, que ha golpeado a escala global este año 2020, ha sido protagonista de la nueva actualización. Así, se incorporan al DLE las entradas referentes a los términos coronavirus, COVID, desconfinar, desescalada o distópico.

Esta nueva actualización también ha supuesto la entrada al diccionario de voces relacionadas con el mundo de la gastronomía como faláfel o nacho; también de la medicina con la adición de antirretroviral, melatonina o vigorexia, pero la más relevante para el sector de la salud animal ha sido la de la inclusión de los términos animalismo y animalista.

El diccionario ahora pasa a definir animalismo como un “movimiento que propugna la defensa de los derechos de los animales” y animalista como una persona “que defiende los derechos de los animales”.

La RAE reconoce así a un movimiento que ha ganado protagonismo en los últimos años. De hecho, el sector veterinario, que cuenta entre sus obligaciones con la de defender a los animales, debatió recientemente sobre bienestar animal en la última Junta Interterritorial de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), que fue un monográfico sobre este asunto.

El presidente de la OCV, Luis Alberto Calvo Sáez, señaló que el bienestar animal representa un objetivo prioritario para la organización durante los próximos años, y que ya están trabajando en unas recomendaciones generales en la materia, eso sí, evitando “el error de humanizar a los animales, tan grave como el de animalizar a las personas”.