JUEVES, 28 de marzo 2024

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ANIMALADAS

Personas vulnerables rechazan la ayuda social si no cuentan con sus mascotas

Desde la Cátedra Animales y Sociedad advierten del problema social que se genera cuando las personas en situación de vulnerabilidad rechazan recursos sociales porque no admiten a sus animales de compañía

Algunas personas sin recursos rechazan ir a albergues o comedores sociales porque no admiten animales de compañía.
Algunas personas sin recursos rechazan ir a albergues o comedores sociales porque no admiten animales de compañía.

Personas vulnerables rechazan la ayuda social si no cuentan con sus mascotas

Desde la Cátedra Animales y Sociedad advierten del problema social que se genera cuando las personas en situación de vulnerabilidad rechazan recursos sociales porque no admiten a sus animales de compañía

Redacción - 07-05-2021 - 13:35 H - min.

No son extraños los casos de personas en situación de vulnerabilidad que rechazan el acceso a los recursos que los servicios sociales ponen a su disposición si no los pueden acompañar los animales con los que conviven. Alicia García Flores analiza este fenómeno social en un artículo para la Cátedra Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos.

“Son una compañía —a veces la única que tienen—, un vínculo emocional que se resisten a perder. Tan de calidad es ese vínculo y tan positivas las emociones que despierta que se puede dar la incongruencia de que el mismo recurso que niega la estancia de sus animales programe intervenciones asistidas con otros. Sin duda, es un reto para las administraciones, pero urge evitar que mayores dependientes se resistan a abandonar su hogar o que mujeres víctimas de violencia prolonguen la convivencia con su maltratador cuando lo hacen por no alejarse de su compañero animal”, apunta García Flores.

La autora explica que es cada vez más frecuente que la actuación de las instituciones para mejorar la vida de las personas tenga una "derivada animal" para la que no siempre están preparadas. Accidentes, hospitalizaciones o la necesidad de abandonar el hogar de manera provisional o permanente son algunos ejemplos en los que la presencia de un animal hace más compleja la intervención. Además, añade que cada vez es más común que haya animales conviviendo con personas.

La anticipación es la clave en el diseño de los protocolos de servicios sociales, según Antonio Vadillo, responsable de la sección de protección animal de la policía local de Fuenlabrada, un municipio de Madrid con un amplio programa en este ámbito de actuación. “Debemos pensar qué nos puede pasar, y establecer herramientas y protocolos previos para prevenir cualquier contingencia. Por ejemplo, si hay que llevar a una persona al hospital y tiene un animal, no es momento para improvisar. Hay que conocer y tener automatizada la respuesta adecuada”, señala.

Son los ayuntamientos, de hecho, la administración responsable de la mayor parte de las prestaciones a los ciudadanos. “Es la administración más cercana, la que da el servicio”, explica David Dorado Rivera, policía municipal de Alcorcón, quien apunta que los gobiernos municipales deberían “incluir al animal doméstico en los recursos que ya tienen establecidos, como las casas de acogida”. Dorado dirige un proyecto de investigación en el que explica cómo el animal, además, suele ser una víctima más en los casos de violencia intrafamiliar.

García Flores señala que los servicios sociales están acostumbrados a personas mayores que posponen la residencia, mujeres maltratadas que retrasan la salida del domicilio, personas vulnerables que no acceden a comedores y albergues, o familias que se resisten a ser realojada por cualquier motivo. Estas renuncias, apunta, suelen tener como denominador común no querer separarse de sus animales que consideran “su familia”.

INICIATIVAS ADAPTADAS A LAS NECESIDADES DE CADA COLECTIVO

Desde la Cátedra hacen un repaso de las diferentes iniciativas que intentan paliar esta situación, como albergues y residencias de mayores que permiten el acceso a los animales de compañía del usuario. Sin embargo, aunque existan diversos proyectos en este sentido, García Flores considera que “las propuestas de las instituciones son aún insuficientes”.

En este sentido, desde la cátedra y apoyándose en distintos expertos, defienden que las iniciativas deben “adaptarse a las necesidades de los distintos colectivos”, ya que no es lo mismo una situación transitoria (mujer maltratada) que otra definitiva (anciano en una residencia).

Asimismo, remarcan la importancia de la implicación de los profesionales de la intervención animal a la hora de evaluar, por ejemplo, la calidad del vínculo humano-animal antes del ingreso a un centro. “La presencia de animales mejora el estado de ánimo de todas las personas que conviven en un centro y constituye una ayuda muy especial para el personal”, argumentan.

Para Nuria Máximo, directora de la Cátedra Animales y Sociedad, no cabe duda de que los animales son un miembro más de la familia para un amplio grupo de población que convive con otras especies, y se pregunta por qué, entonces, no se les protege y cuida en aquellas situaciones en que más los necesitan.

“En situaciones vulnerables, como la soledad no elegida, la enfermedad o la falta de recursos económicos, la sociedad en general y los gestores en particular, deben pensar en todos y cada uno de los miembros de la familia. A nadie se le pasaría por la cabeza separar a unos hermanos o a unos hijos de sus padres para que pudieran estar más cómodos, por ejemplo, en una casa de acogida”, opina.

Este planteamiento, el de tenerles en cuenta en toda situación, continúa Máximo, “nos incomoda porque nos saca de nuestra zona de confort conocida (la de hacer las cosas como siempre las hemos hecho), pero es el momento de cuidar más de nuestra salud emocional y la de todos los miembros de la familia, y eso les incluye también a ellos, aunque sean de otra especie y máxime en situaciones vitales de vulnerabilidad”.

Por último, cabe mencionar que en el artículo se remarca el nuevo cambio normativo para que los animales dejen de considerarse cosas y, aunque se reconoce que falta mucho trabajo, se señala que se están viendo cambios.

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