DOMINGO, 1 de diciembre 2024

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ANIMALADAS

Los gatos son tan efectivos como los perros en las terapias

Al hablar de terapias asistidas con animales, suelen venir a la mente las que intervienen perros, pero los gatos, especialmente los que son más extrovertidos, pueden ser igual de eficaces

Los gatos son tan efectivos como los perros en las terapias

Los gatos son tan efectivos como los perros en las terapias

Al hablar de terapias asistidas con animales, suelen venir a la mente las que intervienen perros, pero los gatos, especialmente los que son más extrovertidos, pueden ser igual de eficaces

Redacción - 21-10-2019 - 14:35 H - min.

Molly, una gata que realiza terapias asistidas con animales, está esperando a que comiencen las clases en una escuela canadiense. En ese momento, aparece Allison (nombre ficticio) que lleva mucho tiempo sin ver a la gata y no está segura de que el animal la vaya a reconocer. Cuando Allison saluda a Molly, esta se acerca a la niña y la saluda colocando sus patas sobre las piernas de la joven.

“Se acuerda de mí”, exclamaba con voz tenue y asombrada Allison, y cuando empieza a rascarle la oreja a Molly, su propietaria, una enfermera retirada, Cathy James, le explica: “Molly te echó de menos”.

Esta historia está encuadrada dentro del programa Paws To Read, un programa educativo que organiza visitas semanales con gatos o perros para niños con problemas emocionales o dificultades en la lectura.

Molly es una anomalía, una rareza, en las terapias asistidas con animales, que están dominadas por perros. De hecho, forma parte de uno de los solo 16 equipos felinos que trabajan en todo Canadá. Cifra muy alejada de los 570 caninos.

EL 94% DE LOS ANIMALES UTILIZADOS EN TERAPIAS SON PERROS

En este sentido, tomando de ejemplo Estados Unidos (EE. UU.), Pet Partners es la organización de terapia con animales más grande en ese territorio y el 94% de los animales utilizados en intervenciones asistidas son perros, el resto son gatos u otras especies.

Por regla general, los perros son los más adecuados para ejercer como animales de terapia en comparación con los gatos, ya que suelen ser más gregarios y se sienten menos estresados al abandonar su territorio, explica el biólogo conductual Dennis Turner, director del Instituto de Etología Aplicada y Psicología Animal en Zurich (Suiza).

Sin embargo, aunque algunos gatos no pasen el corte, los gatos con un temperamento extrovertido son tan efectivos en las terapias como los perros. “Los gatos pueden formar poderosos lazos sociales tan fuertes como los perros y pueden servir de apoyo emocional, si te ganas su afecto”, apunta Turner.

Las opiniones de Turner están siendo validadas por los estudios, a medida que la investigación avanza. De hecho, una reciente investigación ha determinado que los propietarios de gatos son más felices, se sienten más seguros y, es general, son psicológicamente más saludables que las personas que viven sin ningún animal de compañía.

Volviendo al caso de Allison, esta ha sido protegida por Molly. La joven no encaja bien con sus compañeros de clase y tiene problemas académicos. Sin embargo, a la gata no le interesa ni su popularidad ni sus notas. “Molly le presta atención positiva: ha marcado una gran diferencia en su autoestima”, explica la profesora de Allison.

EL EFECTO POSITIVO DE LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA

Allison, desde que conoció a Molly, es más feliz y se interrelaciona más con sus compañeros. Esta respuesta, positiva, no es inusual. La profesora de la Facultad de Veterinaria de la UC Davis Lynette Hart, quien está estudiando las ventajas de tener un animal de compañía, explica que el bienestar emocional depende de las relaciones personales.

Los animales de compañía, “que nos aman incondicionalmente”, a veces pueden asumir este papel cuando faltan los apoyos humanos, señala la profesora de Veterinaria.

Lynette ya estudió este fenómeno en una investigación sobre niños con autismo y sus gatos. El 30% de los niños parecían estar “apegados” a sus mascotas, quienes les saludaban en la puerta, los seguían y dormían con ellos en sus camas.

Además, el afecto parecía “contagiarse”, ya que los niños comenzaron a relacionarse con sus familias, e, incluso, una niña, a la que no le gustaba que la tocaran, comenzó a tomar la mano de su madre cuando el gato estaba en su regazo. Por lo que la aceptación de los animales podría haber fomentado los cambios positivos.

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