SÁBADO, 20 de abril 2024

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ANIMALADAS

Los animales, los otros combatientes de la I Guerra Mundial

Desde el inicio del primer gran conflicto bélico de escala mundial, se utilizaron animales para todo tipo de tareas, desde mensajería, enfermería hasta detección de fugas de fuel o gas

Los animales, los otros combatientes de la I Guerra Mundial

Los animales, los otros combatientes de la I Guerra Mundial

Desde el inicio del primer gran conflicto bélico de escala mundial, se utilizaron animales para todo tipo de tareas, desde mensajería, enfermería hasta detección de fugas de fuel o gas

Jorge Jiménez - 13-11-2018 - 11:40 H - min.

El día 28 de julio de 1914 comenzaba en todo el mundo el más grande conflicto bélico hasta la fecha, la I Guerra Mundial que duraría hasta el 11 de noviembre de 1918. Este mes de noviembre de 2018, hace exactamente 100 años del fin del conflicto, que desoló medio mundo y dejó entre 9 y 10 millones de hombres y mujeres muertos y 20 millones de heridos. La magnitud de la guerra obligó a los países implicados a utilizar todos los recursos disponibles en el desarrollo de la contienda. En un mundo todavía no muy avanzado tecnológicamente como lo era aquel de principios del siglo XX, los animales constituían un importante recurso, tanto para la sociedad mayoritariamente agrícola, como para los ejércitos, que utilizaban équidos tanto para el transporte como para el combate y aves para mensajería.

De esta manera, los animales de todo el mundo se verían inmersos en la terrible “Gran Guerra”. Por parte de los ejércitos de los países beligerantes se utilizaron una gran cantidad de équidos, entre mulas, caballos y burros. Los caballos eran utilizados tanto por tropas del arma de caballería como por el resto del ejército que o bien los utilizaban como medio de transporte o bien como animales de tiro (piezas de artillería y cargamentos de avituallamiento). Las mulas fueron destinadas a las labores de tiro y carga, pudiendo ser utilizadas tanto para portar ametralladoras y municiones como para arrastrar piezas de artillería y cargamentos de cualquier otro tipo. Se estima que solo en équidos, las pérdidas ascienden a 11 millones de animales muertos. Por ejemplo, en Francia se utilizaron unos 800.000 équidos durante la contienda, de los cuales el 40% resultaron muertos en la misma, lo que supone 320.000 animales.

FUNCIONES DE COMUNICACIÓN

Las palomas, por su parte, jugaron un papel fundamental en el desarrollo de la contienda, siendo utilizadas como elementos de comunicación entre las unidades del frente y los puestos de mando en retaguardia. Las palomas eran entrenadas por los colombófilos de los diferentes ejércitos para conseguir que entregaran los mensajes que llevaban dentro de pequeñas cápsulas atadas en sus patas. Cuando una paloma cruzaba las líneas enemigas se abría fuego contra estas, para evitar la recepción del mensaje por parte del otro ejército. De esta manera, se estima que fueron 200.000 las palomas que perecieron en la guerra. De entre ellas destaca sin lugar a dudas Cher Ami (“querido amigo” en francés), fue una hembra entrenada por los estadounidenses que entregó con eficacia 12 mensajes de gran importancia durante la contienda y que salvó al denominado como “Batallón Perdido” de la 77 División de Infantería al lograr entregar el mensaje de auxilio de la misma, en octubre de 1918, a pesar de haber sido herida y de perder una pata. Cher Ami fue condecorada con la Cruz de Guerra con Hojas de Roble. Tras su muerte fue disecada y expuesta en el Museo Nacional de Historia Estadounidense.

PERROS Y OTROS ANIMALES

Los perros fueron otros de los animales de los que los ejércitos hicieron uso y se calcula que murieron en combate un total de 100.000 canes. Fueron utilizados tanto para transportar mensajes entre trincheras, apoyo médico (portando material sanitario) o como perro de ataque. Uno de los perros que más fama ganó en el conflicto fue el sargento Stubby, un Boston bull terrier. Este animal fue adoptado cuando no era más que un perro callejero, en la Universidad de Yale, Connecticut, por el soldado Robert Conroy quien lo llevó consigo a las trincheras europeas. El sargento Stubby participó en 4 ofensivas y 17 batallas. Fue herido en combate en varias ocasiones, aprendió a avisar a su batallón cuando el enemigo atacaba con gas mostaza, fue el responsable de capturar a un espía alemán en la Ofensiva de Meuse Argonne, lo inmovilizó hasta que llegaron los soldados americanos y pudieron hacerlo prisionero. Fue el perro más condecorado de la I Guerra Mundial, consiguió volver con vida a EEUU donde murió en 1926. Supuestamente fue ascendido al rango de sargento, pero esta es una cuestión que se sigue debatiendo por los historiadores, aunque en el museo donde está disecado aparece presentado como tal.

A lo largo del conflicto bélico otros animales fueron utilizados como maquinaria de guerra. Algunos fueron usados para detectar fugas de fuel y gas, como era el caso de ratones y canarios que, especialmente entrenados para ello ayudaban a los soldados a detectar dichas fugas. También se utilizaron pájaros cantores en los hospitales militares donde, gracias a su canto, calmaban a los combatientes heridos.

De esta manera, los animales jugaron un papel fundamental a lo largo de la I Guerra Mundial, llegando a salvar miles de vidas. Por esta razón, la labor que desempeñaron en la contienda ha sido reconocida por países como Canadá o Reino Unido, en cuyas ciudades se pueden encontrar monumentos conmemorativos. Recientemente, la ciudad de París ha anunciado que planea construir un monumento en honor a los animales muertos en la I y II Guerras Mundiales. 

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