Un grupo de investigadores ha analizado un brote de leishmaniosis en el norte de Italia y considera que sería importante realizar esfuerzos para identificar los reservorios de parásitos en el área para controlar su densidad
Italia busca el reservorio animal ante un brote con más de 100 casos de leishmaniosis humana en Bolonia
Un grupo de investigadores ha analizado un brote de leishmaniosis en el norte de Italia y considera que sería importante realizar esfuerzos para identificar los reservorios de parásitos en el área para controlar su densidad
Francisco Ramón López - 29-01-2024 - 14:00 H - min.
La leishmaniosis es una enfermedad protozoaria zoonósica transmitida por flebotomos. En Europa, la enfermedad es causada por miembros del género Leishmania y, concretamente, en la zona del Mediterráneo, Leishmania infantum es el agente causante.
La enfermedad muestra un patrón típico caracterizado por casos aislados o pequeños grupos localizados y las grandes epidemias son poco comunes. Sin embargo, en ocasiones, se dan brotes con numerosos casos. Ya ocurrió entre 2009 y 2012, cuando en España se produjo un brote de leishmaniosis humana en el suroeste de Madrid, el mayor registrado en el continente, con más de 700 casos.
Ahora, un grupo de investigadores de distintas instituciones sanitarias de Bolonia, han llevado a cabo un estudio en el que han identificado una epidemia de leishmaniosis humana en el norte de Italia, con un aumento de casos desde 2004 y picos de incidencia en 2013, 2018 y 2022.
La primera epidemia documentada de leishmaniosis en la región de Emilia-Romaña ocurrió durante 1971 y 1972; y su epicentro fue en la provincia de Bolonia, con 60 casos. El brote se produjo en las zonas montañosas cercanas al municipio de Bolonia, donde la mayoría de los casos realizaban actividades agrícolas y vivían en casas aisladas o en pequeños grupos de edificios.
Después del brote de 1971-72, la incidencia de leishmaniosis visceral en la provincia de Bolonia disminuyó rápidamente y los determinantes del brote siguen sin explicarse. De 1990 a 2003 sólo se notificó un caso de leishmaniosis autóctona.
Sin embargo, desde enero de 2004 hasta diciembre de 2022, se produjeron 173 casos de leishmaniosis humana en la unidad sanitaria de Bolonia, en el norte de Italia. Según el lugar de infección, 154 (89%) casos se consideraron autóctonos. Entre los casos no autóctonos, 13 se dieron en diferentes partes de Italia.
De los 154 casos autóctonos, 89 fueron leishmaniosis visceral, mientras que 65 fueron mucocutánea, incluidos 4 casos mucocutánea y 61 cutánea. La leishmaniosis se relacionó con enfermedades crónicas o inmunosupresión en 31 casos (20,1%).
Para conocer la incidencia en perros, de 2011 a 2022, se tomaron muestras de 1.422 perros con propietario que vivían a menos de 300 metros de un lugar sospechoso de infección. En este sentido, la tasa de positividad varió entre 0% y 3,3%, sin diferencias significativas entre años.
En general, los autores, destacan que la epidemia de leishmaniosis humana en Italia, con números anuales fluctuantes de casos, comparte algunas características con el brote de esta enfermedad parasitaria que se produjo en España.
“De manera similar a la dinámica ecológica en el norte de Italia, el brote español informó una alta densidad de flebotomos, así como una baja tasa de infección en perros. Las liebres fueron identificadas como reservorios de patógenos en la epidemia española, mientras que en la epidemia actual en Bolonia no se ha identificado claramente un reservorio animal, pero varios animales salvajes y peridomésticos exhiben una alta tasa de infección por Leishmania”, apuntan.
Y es que aclaran que en el período considerado (2011-22), la leishmaniosis canina no pareció aumentar entre los perros, en contraste con el aumento registrado de casos de leishmaniosis humana. “Sin embargo, los datos sobre los perros con propietario son escasos y no permiten sacar conclusiones sólidas al respecto”, admiten.
“Si bien los perros no parecen ser la causa principal de la amenaza reemergente de la leishmaniosis, los esfuerzos para mantener una baja prevalencia en esta especie podrían contribuir al control del parásito”, aseguran.
Asimismo, apuntan que, aunque la inmunización puede prevenir el desarrollo de enfermedades graves, no protege a los perros de la infección. Por lo tanto, se debe emplear una estrategia de control integral, incluido el uso de repelentes tópicos.
En este sentido, aunque en estos dos brotes no fuera así, los autores indican que los perros se consideran los principales reservorios de infección, aunque admiten que la evidencia reciente indica que otros mamíferos domésticos y salvajes también pueden ser reservorios, como gatos, roedores y conejos/liebres.
Los investigadores remarcan, eso sí, que desde principios de los años 1990, se ha detectado un número cada vez mayor de casos autóctonos de leishmaniosis canina en el norte de Italia, lo que ha llevado a la implementación de un programa de vigilancia en perreras públicas de la región de Emilia-Romaña desde 2007 y también en perros con propietario a partir de 2011.
“Dado que no existe vacuna contra la leishmaniosis humana y no se dispone de medidas de control contra los flebotomos, sería esencial identificar los reservorios de los mamíferos y los factores ambientales relacionados con la infección por Leishmania”, defienden.
Así, la identificación de los reservorios de parásitos en el área permitiría controlar su presencia/densidad, por ejemplo, intensificando el control de roedores en el caso de que se demostrara que las ratas son reservorios de Leishmania, en este brote concreto.
“Varios factores, incluida la transformación ambiental relacionada con las actividades humanas y el cambio climático, podrían contribuir al creciente número de casos de leishmaniosis en esta zona. El uso extensivo de herramientas moleculares para la identificación y tipificación del parásito Leishmania en humanos, posibles reservorios animales y vectores probablemente contribuirá a comprender el ciclo ecológico atípico del parásito en el área seleccionada”, afirman.
Teniendo en cuenta todo esto, admiten que las razones del aumento de la incidencia de la leishmaniosis humana en el área seleccionada no se conocen bien, pero podrían estar relacionadas con el cambio climático, incluidos veranos más secos, con un aumento y una propagación hacia el norte de los flebotomos, o la presencia de diferentes y potencialmente múltiples reservorios del parásito, que quizás también estén aumentando y expandiéndose. “Por lo tanto, sería importante realizar esfuerzos para identificar los reservorios de parásitos en el área seleccionada para controlar su densidad”, concluyen.
Como trasladan los investigadores de este estudio realizado Italia, es importante tener bajo control la leishmaniosis en los reservorios animales para prevenir la enfermedad en humanos, y el mayor reservorio es el perro. En España, el sector veterinario es muy consciente de la importancia de abordar este enfoque multidisciplinar para hacer frente a la enfermedad, y continuamente conciencian sobre ello.
En este sentido, recientemente, LETI Pharma celebró una sesión ‘One Health’ sobre Leishmania en el Hospital Ramon y Cajal de Madrid para compartir conocimientos e inquietudes entre médicos y veterinarios sobre la enfermedad y así colaborar en el control de esta zoonosis.
Para prevenir esta zoonosis en los reservorios animales, como trasladaban también los autores del estudio, es importante contar con una estrategia de control integral en los perros, incluido el uso de repelentes tópicos y de vacunas.
Asimismo, en el ámbito de los antiparasitarios, desde LabianaPets recuerdan que dado que la leishmaniosis es endémica en Europa, es “imprescindible” frenarla aplicando tratamientos preventivos antiparasitarios como Ataxxa.
Además, en el ámbito de la investigación se trabaja en busca de la mejor forma de tratar a los perros seropositivos, pero sanos. En este sentido, recientemente, un estudio demostró que los perros sanos con niveles bajos de anticuerpos contra Leishmania infantum tratados con Leisguard (domperidona), de Ecuphar, tenían menos probabilidades de desarrollar leishmaniosis.
Desde Ecuphar celebraron que la publicación de este estudio supondrá “un gran avance” en el control de la evolución de la enfermedad clínica en perros infectados con Leishmania infantum.