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ANIMALADAS

Identifican a la rata gris como un reservorio "clave" de la bartonella

Investigadores hallan una alta prevalencia de Bartonella tribocorum en ratas grises, y concluyen que estos roedores parecen ser un reservorio clave de esta zoonosis, que también afecta a perros y gatos

La rata gris puede ser un reservorio clave de la bartonella.
La rata gris puede ser un reservorio clave de la bartonella.

Identifican a la rata gris como un reservorio "clave" de la bartonella

Investigadores hallan una alta prevalencia de Bartonella tribocorum en ratas grises, y concluyen que estos roedores parecen ser un reservorio clave de esta zoonosis, que también afecta a perros y gatos

Redacción - 15-05-2020 - 19:00 H - min.

Las especies de bartonella (Bartonella spp.) son patógenos propagados por vectores que se transmiten a los humanos a través de artrópodos hematófagos, como las pulgas. Se cree que los roedores como la rata negra (Rattus rattus) y la rata gris o parda (R. norvegicus) son los principales reservorios. Una infección con Bartonella spp. asociada a roedores puede causar síntomas graves en humanos, como endocarditis y neuroretinitis, además de afectar a animales de compañía como perros y gatos.

El conocimiento actual de la prevalencia de bartonella en ratas de Europa occidental es escaso. Por ello, un equipo de investigadores del Instituto Friedrich-Loeffler, en Alemania, y el Instituto de Investigación para la Naturaleza y los Bosques, en Bélgica, entre otros, ha estudiado a las ratas como potencial reservorio de las especies zoonósicas de bartonella.

Las ratas y algunas capturas accesorias de roedores para la investigación provenían de un estudio de resistencia a rodenticidas en diferentes lugares de Flandes (Bélgica). Durante la disección, los investigadores recopilaron datos biométricos y tomaron tejidos del bazo. Así, el ADN se extrajo de muestras del bazo y se analizó para Bartonella spp. por reacción en cadena de polimerasa genérica convencional (PCR).

Asimismo, para determinar la especie de Bartonella, se secuenciaron un número seleccionado de amplicones y se compa­raron con las entradas de GenBank (base de datos de secuencias genéticas).

En total, 1.123 roedores fueron utilizados en el estudio y la especie predominante fue Rattus norvegicus (99,64%), conocida como rata gris, de alcantarilla, o noruega. Otros roedores atrapados incluyeron: dos ratas toperas (Arvicola amphibius); una rata de compañía (R. norvegicus forma domestica); y una rata almizclera (Ondatra zibethicus).

El análisis por PCR de 1.097 roedores resultó en 410 (37,37%) muestras de ADN positivo a bartonella, siendo la Bartonella tribocorum (94,68% del total) la especie bartonella más frecuentemente detectada, seguida de B. grahamii (3,19%) y B. doshiae (1,06%). Además, en la rata topera se detectó una especie de bartonella no cultivada.

MÁS BARTONELLA EN RATAS MAYORES

Los resultado del estudio, asimismo, han desvelado que hubo una prevalencia significativamente mayor de bartonella en ratas mayores, en comparación con los ejemplares más jóvenes, y una diferencia significativa en la prevalencia de bartonella con respecto a la localización de los sitios de captura. Por el contrario, no hubo diferencias estadísticamente significativas en la prevalencia de bartonella con respecto al sexo, el grado de urbanización y la temporada.

Por todo ello, y en base a la “alta prevalencia encontrada”, los investigadores concluyen “que la rata gris parece ser un reservorio clave para B. tribocorum zoonótico en Bélgica”.

A este respecto, conviene recordar la importancia de la protección frente a los vectores de la bartonella, que son los artrópodos como la pulgas, las cuales pueden transmitir la enfermedad tras picar a una rata infectada, además de a las personas, a los animales de compañía como los perros. Frente a este hematófago, los propietarios pueden utilizar, para proteger a sus perros, entre otros, ectoparasiticidas en solución spot-on de fácil aplicación.

Una opción es Ataxxa, de LabianaPets, que protege a los canes frente a las pulgas durante 4 semanas, además de protegerles también durante un mes de las garrapatas, vector de otras importantes zoonosis como la enfermedad de Lyme.

Una protección que se vuelve más necesaria en este época del año que coincide con la desescalada; y en la que los perros están más tiempo al aire libre y los parásitos externos más activos.

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