Un equipo de investigadores subraya la necesidad de establecer sistemas de vigilancia más efectivos para evitar la transmisión de enfermedades
Detectan bacterias y parásitos zoonósicos en la fauna urbana de Madrid
Un equipo de investigadores subraya la necesidad de establecer sistemas de vigilancia más efectivos para evitar la transmisión de enfermedades
Redacción - 12-11-2024 - 09:39 H - min.
Observar cotorras, gorriones, palomas y conejos en un parque cercano, o escuchar el paso de gaviotas sobre la ciudad, puede evocar recuerdos de unas vacaciones recientes. Del mismo modo, la presencia de cigüeñas que ya no migran, ahora habituales en muchas localidades de montaña, genera una sensación de bienestar en quienes las ven, reflejando una conexión humana con la naturaleza y una creciente conciencia sobre la necesidad de conservarla.
“Sin embargo, ¿es todo positivo en la renaturalización de las ciudades? La convivencia estrecha entre seres humanos y fauna silvestre también conlleva riesgos, como la reciente pandemia de COVID-19 nos recordó de manera dolorosa. Aprendimos términos como "zoonosis", que se refiere a enfermedades que se transmiten de animales a personas”, señalan desde la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).
En este sentido, apuntan que una mayor diversidad faunística reduce el riesgo de transmisión de patógenos, que muchas veces ocurre por contacto con excrementos animales, algo que desde niños se nos enseña a evitar.
Con este trasfondo, un equipo de la UAM, dentro del proyecto COVTRAVI-19-CM financiado por la Comunidad de Madrid con fondos europeos, ha investigado la presencia de organismos potencialmente zoonósicos en las heces de diversas especies de aves y mamíferos urbanos.
Utilizando la técnica de ‘metabarcoding’, que permite detectar simultáneamente la presencia de numerosos organismos en una muestra, los investigadores analizaron excrementos de cotorras, palomas, gorriones, cigüeñas, gaviotas, murciélagos, conejos y mapaches. Xabier Cabodevilla Bravo, investigador principal del estudio, destaca que esta técnica ha demostrado ser una herramienta valiosa para estudiar el papel de la fauna como posible reservorio de enfermedades. "Nos ha permitido diseñar estrategias adecuadas de vigilancia y alerta temprana", asegura.
La investigación, en suma, resalta la necesidad de implementar sistemas de vigilancia activa que combinen técnicas genómicas, microbiológicas y bioquímicas para estimar el riesgo presente de patógenos zoonósicos en las ciudades.
“El metabarcoding —añade Cabodevilla Bravo— aporta una visión global de los taxones potencialmente zoonósicos presentes, lo que posibilita focalizar el esfuerzo de vigilancia en los géneros más relevantes, realizando estudios microbiológicos dirigidos para determinar las especies y cepas concretas y su patogenicidad”.
El estudio, publicado en dos artículos científicos, revela hallazgos preocupantes para los investigadores. En el primer artículo, que se centró en bacterias potencialmente zoonósicas, se analizaron muestras de excrementos de cotorras (cotorra argentina y cotorra de Kramer), palomas domésticas, gorriones comunes, cigüeñas blancas y gaviotas sombrías que se alimentan en vertederos de la Comunidad de Madrid, así como de murciélagos (Pipistrellus sp.), conejos y mapaches, especies de mamíferos que también habitan la ciudad de Madrid y sus alrededores.
Tanto las cotorras como los mapaches son especies exóticas invasoras originadas por sueltas ilegales o escapes. La recolección de muestras se realizó en estrecha colaboración con el personal del Área de Medio Ambiente y Movilidad (Departamento de Fauna y Biodiversidad) del Ayuntamiento de Madrid y del Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS, Área de Conservación de Flora y Fauna) de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid, quienes aportaron las muestras de cotorras y mapaches.
En este el primer trabajo se identificaron 21 géneros bacterianos con especies potencialmente zoonósicas, de los cuales 10 incluyen especies de vigilancia obligatoria en la Unión Europea, como Campylobacter, Listeria, Chlamydia, Salmonella y Yersinia. En aves urbanas (especialmente gorriones y palomas) y en murciélagos se detectaron hasta 7 de estos 10 géneros. No obstante, la técnica utilizada no permite determinar si los organismos detectados son patógenos.
El segundo artículo se enfocó en el estudio de parásitos eucarióticos, incluyendo protistas, nematodos, trematodos, cestodos y hongos. En este caso, se analizaron muestras de cigüeñas blancas, gaviotas sombrías, cotorras argentinas y cotorras de Kramer.
También, se identificaron 23 géneros de parásitos eucariotas, de los cuales 6 son potencialmente patógenos para los humanos. Entre ellos se encuentran lombrices intestinales del género Ascaris, hongos como Candida y Aspergillus, y protistas como Cryptosporidium, que pueden causar problemas gastrointestinales. En suma, estos resultados ponen de relieve el riesgo asociado a las heces de la fauna urbana.