Una investigación realizada en ocho países europeos, incluida España, ha confirmado que los patógenos pueden transmitirse de una especie de insecto polinizador a otra
Descubren que los patógenos de los polinizadores pueden trasmitirse entre diferentes especies
Una investigación realizada en ocho países europeos, incluida España, ha confirmado que los patógenos pueden transmitirse de una especie de insecto polinizador a otra
Alfonso Neira de Urbina -
14-06-2024 - 14:54 H - min.
Los diferentes insectos polinizadores, entre los que se encuentran las abejas, juegan un papel fundamental en la biodiversidad e incluso en la producción de alimentos, estando algunos en situación vulnerable. Por ello, hallar las causas que pueden favorecer su declive, incluidas las enfermedades, es fundamental.
Ahora, una investigación ha arrojado luz sobre este punto. Así, un estudio realizado en ocho países europeos ha confirmado que los patógenos pueden transmitirse de una especie de insecto polinizador a otra. Por lo tanto, la salud de los polinizadores silvestres puede verse afectada cuando se establece cerca una colonia de abejas melíferas contaminadas.
Asimismo, es destacable que, a diferencia de estudios anteriores, los resultados no resaltan un efecto significativo del tipo de cultivo presente en las áreas de alimentación.
El estudio se llevó a cabo como parte del proyecto europeo Poshbee sobre la salud de las abejas, que reunió a socios de 14 países entre 2018 y 2023. Los insectos polinizadores se establecieron en 128 sitios repartidos en ocho países europeos cerca de dos tipos de cultivos: colza y manzanos.
Los países, Estonia, Alemania, Irlanda, Italia, Reino Unido, España, Suecia y Suiza, fueron elegidos para representar áreas geográficas con diferentes climas y el objetivo fue estudiar los factores que influyen en la contaminación de insectos polinizadores por patógenos.
La investigación se centró en tres especies de polinizadores: la abeja melífera, el abejorro y la osmia rufa o abeja constructora roja, una abeja silvestre solitaria. En la investigación, se evaluó su contaminación por agentes infecciosos y parasitarios antes y después del establecimiento de colonias y nidos de 11 a 59 días cerca de los cultivos.
Los patógenos estudiados fueron seis virus, dos bacterias y tres hongos parásitos. Diez de estos patógenos son comunes en las abejas melíferas. El undécimo, un hongo, infecta preferentemente a los abejorros. “Los insectos ya eran portadores de ciertos patógenos antes de ser liberados en el campo”, explica Eric Dubois, director de proyecto en la unidad de patología de las abejas del laboratorio Anses Sophia Antipolis.
“Incluso si provienen de granjas, es imposible evitar que se contaminen. Por otro lado, comprobamos que ninguno presentaba ningún síntoma de enfermedad”, destaca. De esta forma, los insectos fueron liberados cerca de cultivos de colza o manzanos en la época de floración.
Los investigadores han identificado diferencias entre polinizadores: las abejas melíferas transportan más especies de patógenos y en mayores cantidades que los abejorros y la osmia. Se encuentran tres virus con mayor frecuencia: el virus de las alas deformadas, el virus de las células reinas negras y el virus de la cría en saco.
Varias pistas muestran un intercambio de patógenos entre especies polinizadoras. Lo más notable es el hecho de que la cantidad de los principales virus encontrados en los abejorros y la osmia es proporcional a la encontrada en las abejas ubicadas en el mismo sitio.
“Estos insectos comparten las mismas áreas de alimentación. Depositan patógenos en las flores y, por tanto, pueden transmitir patógenos entre especies”, explica el científico.
“La menor carga viral de los abejorros y la osmia puede explicarse por el hecho de que se sabe que los virus estudiados son principalmente virus de las abejas. Es posible que estén menos adaptados para infectar a otras especies o que los polinizadores silvestres sean más resistentes a ellos”, remarca
A pesar de su mayor resistencia, los polinizadores silvestres no son completamente insensibles a los patógenos de las abejas: por ejemplo, estudios anteriores han descrito síntomas del virus del ala deformada en el abejorro.
“Por lo tanto, debemos estar atentos al introducir una colonia de abejas en un área protegida para evitar la transmisión de patógenos a especies polinizadoras amenazadas”, subraya el investigador.
El estudio realizado en el marco del proyecto Poshbee demostró que los patógenos más frecuentes, que no son necesariamente los más virulentos, constituían el mejor indicador del riesgo de exposición de los polinizadores a los patógenos.
Finalmente, contrariamente a estudios anteriores, los resultados no muestran ningún efecto de las condiciones específicas del lugar de implantación: no se pudo demostrar ningún vínculo significativo entre los cultivos cercanos, el uso de productos fitofarmacéuticos, el clima o la duración de la exposición en el campo, por un lado, y la diversidad o cantidad de patógenos encontrados en los insectos, por otro.
Esto puede deberse al tiempo relativamente corto de exposición en el campo. Se observaron diferencias entre países, sin necesariamente estar ligadas a su zona biogeográfica, pero es necesario analizar los datos con más detalle para conocer la causa.
Recientemente, la Organización Colegial Veterinaria (OCV) alertaba sobre la preocupante reducción en las colonias de abejas detectada en las últimas décadas con motivo del día mundial de este polinizador, y destacaba el papel fundamental de los veterinarios para evitar su extinción.
Esta preocupación, sobre el futuro de estos vitales animales, es compartida por el sector y compañías como Hifarmax también aprovecharon el Día Mundial de las Abejas para mostrar su compromiso con la especie, recalcando su importancia. “Son fundamentales para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas”, resaltaron y explicaron que “1 de cada 3 cucharadas de alimento que comemos depende del trabajo de las abejas”.
Igualmente, se han puesto en marcha iniciativas, debido a la importancia de las abejas y de los veterinarios en su cuidado, como el Simposio Bee Health de la Federación Internacional de Asociaciones de Apicultura, que cuenta con el respaldo de la OCV y de la compañía de Salud Animal Calier. Este simposio se celebra por primera vez en España y tendrá lugar los próximo 15 y 16 de junio en Madrid.