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Veterinarios expertos en comportamiento dan consejos para hacer la visita de los gatos a las clínicas menos estresante

Desde el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de Avepa analizan en un nuevo artículo todo lo relativo al estrés que puede sufrir un gato al tener que ir a la clínica veterinaria

Los transportines en los que la parte superior se puede quitar, son los mejores, según los expertos veterinarios.
Los transportines en los que la parte superior se puede quitar, son los mejores, según los expertos veterinarios.

Veterinarios expertos en comportamiento dan consejos para hacer la visita de los gatos a las clínicas menos estresante

Desde el Grupo de Especialidad en Medicina del Comportamiento Animal de Avepa analizan en un nuevo artículo todo lo relativo al estrés que puede sufrir un gato al tener que ir a la clínica veterinaria

Jorge Jiménez - 07-01-2025 - 13:55 H - min.

El Grupo de Medicina del Comportamiento (Gemca) de la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa) ha publicado un nuevo artículo elaborado por la experta Aoife Ortega O’Sullivan en el que se dan consejos para la preparación cat-friendly para una visita al veterinario.

“¿Cuántas veces hemos sacado el transportín del recóndito armario donde lo guardamos y en ese momento nos hemos dado cuenta de que el gato se ha escondido? Después de un largo rato buscando al gato por toda la casa, agobiados por llegar al veterinario a tiempo, algunos tutores intentan meterlo por la fuerza en el transportín”, explica la experta.

En este sentido, señala que, en algunos casos, después de llevarse varios arañazos profundos, los propietarios deciden que la lucha no merece la pena y anulan la cita. Las revisiones, como mínimo anuales, al veterinario para valorar su estado de salud, aplicar las respectivas vacunas y desparasitaciones, y poder detectar de forma precoz problemas de salud, son algunas de las ventajas para el animal, que mejorará su calidad y esperanza de vida, según remarca.

“En otros casos, al final lograrán llevarlo al veterinario, pero a costa de un sufrimiento intenso del animal. Los gatos son muy sensibles y se estresan al salir de su zona de seguridad. Si encima esta operación se realiza de manera agresiva o invasiva, la experiencia se vuelve todavía más traumática tanto para la mascota como para el tutor”, indica la experta.

Asimismo, señala que el estrés agudo puede generar problemas de agresividad, comportamientos compulsivos como acicalamiento excesivo, autolesionarse, problemas urinarios de origen agudo. “El estrés crónico en los gatos puede traducirse en problemas físicos como cistitis, brotes de herpesvirus, trastornos digestivos o problemas agudos cuando existen ya enfermedades respiratorias. Además de problemas de comportamiento como agresividad defensiva o redirigida”, detalla.

También, apunta que hay que tener en cuenta que después de una primera experiencia tan nefasta, el gato asociará el transportín con situaciones negativas y cada vez será más difícil llevarlo al veterinario.

CONSEJOS VETERINARIOS SOBRE EL TRANSPORTÍN

La experta señala en el artículo que el primer aspecto a tener en cuenta es el modelo de transportín. Es fundamental hacer que el gato se sienta protegido dentro. “Deberemos escoger uno que sea cómodo, suficientemente grande para que nuestro gato pueda acomodarse a su gusto sin estar apretado y de fácil apertura (los transportines en los que la parte superior se puede quitar son los mejores; suelen conocerse como los rígidos)”, apunta.

También, indica que es importante que sea lo suficientemente rígido para soportar el peso del animal. “Durante el transporte hay que evitar los movimientos bruscos que hagan que nuestro gato vaya de lado a lado. Otro punto a favor, desde el punto de vista de los veterinarios, es que nos permite evaluar al gato desde fuera, explorándole en su zona segura. Siguiendo todos los parámetros antes mencionados, los transportines duros, con una tapa que se abre a través de pestañas, paredes cerradas, ventilación a través de rendijas, tamaño suficiente para que nuestro gato pueda acomodarse sin sentirse apretujado, son la mejor opción”, aconseja.

Ortega también añade que, tras elegir el modelo adecuado, el segundo aspecto a trabajar es la desensibilización del gato frente al transportín. El objetivo es que lo asocie con experiencias positivas y, para lograrlo, necesitamos que sea una parte más del mobiliario de la casa.

“La mejor recomendación es que, al principio, se retire la parte de arriba y se pongan las mantas que le gustan al gato, juguetes, chuches… El objetivo es que se sienta cómodo y lo considere una zona de caricias y tranquilidad. Una vez que nos aseguramos de que el gato ha asociado el transportín con situaciones agradables, pondremos la parte de arriba, sin la puerta, y seguiremos trabajando de la misma manera”, explica.

El siguiente paso, continúa, es agregar la puerta, pero sin cerrarla, y repetir las mismas pautas. “Con esta desensibilización paulatina, conseguiremos que nuestro gato sea capaz de entrar en el transportín sin lucha y su experiencia no comenzará desde el primer momento como algo estresante que le genera pánico”, asegura.

EL TRASLADO DEL GATO A LA CLÍNICA VETERINARIA

Además, la experta indica que la seguridad durante el traslado tiene una enorme importancia. “Una vez dentro del transportín, con sus respectivas mantas y juguetes, debemos comprobar a fondo que todas las pestañas están bien cerradas y que la puerta está bloqueada. Después, cubriremos el transportín con una manta o toalla. En la oscuridad, el gato se sentirá más seguro y protegido”, incide.

Asimismo, destaca que el transportín con el gato dentro debe agarrarse con ambas manos. Es más seguro sostenerlo desde abajo (y no desde la agarradera). “Si el transporte es en nuestro coche, intentaremos que esté en una zona firme y plana”, indica.

“Si lo vamos a transportar caminando, lo más recomendable es utilizar un carrito. Sujetar el transportín con cuerdas elásticas al citado carrito reducirá el movimiento y hará que el gato se sienta más seguro”, aconseja.

Por otro lado, recomienda que siempre que no sea una urgencia, es muy recomendable pedir cita previa. “Eso reducirá el tiempo de espera y permitirá que el veterinario organice las consultas con previsión para intentar ahorrar al gato ciertas situaciones estresantes en la sala de espera, como ladridos, lloriqueos o gritos. Si es posible facilitarle una zona silenciosa sin otros animales cerca, estará mucho mejor”, afirma.

En cuanto a la vuelta de la clínica, señala que hará que el gato llegue a casa en una situación anómala. “Ya sea simplemente con olores nuevos, con cirugías que requieren mallas postquirúrgicas o con algún signo de sedación o anestesia (según el tratamiento recibido), en todos los casos se tratará de una situación inusual ante su vida cotidiana”, remarca.

“Por eso, si tenemos otros gatos, es importante que no se junten hasta que el que llega se haya relajado, acicalado y recuperado de los efectos secundarios de algunos fármacos. De esta manera, evitaremos un conflicto que pueda escalar en agresividad entre nuestros gatos”, incide Ortega.

Lo más recomendable, subraya, es que antes de salir de casa, se tenga una habitación ya acondicionada con arenero, agua, comida, con luz tenue y poco ruido. “Así al volver, podremos ir directamente y dejar el transportín con la puerta abierta, para que nuestro gato decida cuando quiere salir”, indica.

CASOS ESPECIALES DE GATOS NERVIOSOS Y MIEDOSOS

“Como recomendación específica para ciertos gatos especialmente nerviosos y miedosos que, a pesar de realizar todo lo anterior, siguen sufriendo estrés en las visitas al veterinario, existen varias alternativas para un tratamiento previo a la consulta. Antes de administrar cualquier fármaco, es necesario que el veterinario haya realizado una exploración”, recomienda.

Si el gato lo pasa mal en las visitas, aconseja que el titular aborde este tema con su veterinario para que pueda recomendar tratamiento previo para la siguiente visita.

Entre las indicaciones más comunes se encuentran, según la experta, las feromonas. Las feromonas faciales felinas se secretan naturalmente de las glándulas de la cara del gato y generan señales importantes de seguridad y familiaridad. Existe una versión sintética, que es común en todos los gatos domésticos, disponible en aerosol o difusor. Se puede rociar el transportín 15-20 minutos antes de que el gato entre.

Además, destaca la gabapentina. “Administrada por vía oral, ha demostrado ser efectiva en la reducción de la ansiedad, el estrés y la agresividad durante el transporte y el examen en la consulta”, asegura.

Por otro lado, apunta, entre opciones comunes, la trazodona, administrada por vía oral, que al igual que la gabapentina, disminuye la ansiedad y el estrés; y la pregabalina, administrada por vía oral, destacando de esta que es eficaz en disminuir el miedo y la ansiedad aguda.

“Como es lógico, todas estas medicaciones deben ser administradas siguiendo estrictamente las recomendaciones del veterinario y con la antelación pautada”, remarca la experta en el artículo.

“En algunos casos, en los que es imposible medicar por vía oral al gato, antes de la visita veterinaria o en animales en los que, aunque se les administre algún psicofármaco, sigue siendo imposible poder explorar o realizar ciertas pruebas que pueden ser dolorosas o muy incómodas para el paciente, estará recomendada la sedación en la clínica. A los cuidadores o tutores es lógico que les intranquilice esa palabra. Si no es posible explorar al animal y hacerle pruebas, será muy complicado acertar en el diagnóstico y el tratamiento. Será, pues, el profesional veterinario quien, evaluando las ventajas y los inconvenientes, os propondrá mejor opción”, indica la experta.

Por último, subraya que todo lo que se invierta en bienestar animal durante los momentos estresantes evitará que más adelante el gato presente problemas orgánicos o alteraciones en el comportamiento como consecuencia del estrés.

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